Barreras al pensamiento creativo que restringen la innovación

Mario Cantalapiedra    29 enero, 2019

Con la metáfora “pensar fuera de la caja” (traducción literal del  inglés «thinking out of the box») se designa el pensamiento no convencional o que aporta nuevas perspectivas, el cual caracteriza a las personas creativas, y que puede ser muy útil y hasta necesario si lo que se persigue es innovar en el mercado, es decir, hacer cosas nuevas o hacerlas de forma diferente.

Según el autor británico Simon Majaro, “la creatividad es generar ideas, mientras que la innovación consiste en llevarlas a la práctica”. De este modo, si la materia prima de la innovación son las ideas, estas a su vez precisan del pensamiento creativo para poder ser generadas. El problema es que en nuestro sistema educativo no nos suelen formar para ser creativos, sino más bien para todo lo contrario. En gran medida, nos enseñan que solamente existe una respuesta correcta para cada situación, la cual responde a una lógica y a unos patrones preestablecidos. Sin embargo, muchas de las situaciones que se nos presentan tanto profesionalmente como en la vida cotidiana, no tienen una solución única, pudiéndose resolver desde distintas perspectivas si se afrontan desde un enfoque creativo.

En este sentido, el pensamiento creativo en el mundo de la empresa se enfrenta a dos tipos de barreras, las que provienen de los propios trabajadores y las que emanan de la empresa en la que trabajan. Entre las primeras destacan las siguientes:

 

Barreras de los empleados

Pensamiento lógico 

Los trabajadores, en gran medida por la tradición educativa señalada, están acostumbrados a pensar en base a fórmulas lógicas, tomando decisiones sobre hechos conocidos y probados, tratando de eliminar al máximo la ambigüedad. Por el contrario, el pensamiento creativo no depende tanto de experiencias pasadas o hechos conocidos, sino que es intuitivo y está abierto a posibilidades, por lo que considera la ambigüedad como una ventaja y no como un problema.

 

Rutina

Según los científicos el cerebro humano tiende a convertir cualquier situación vivida en una rutina, lo que hasta cierto punto es necesario para poder desarrollar nuestras actividades básicas. No necesitamos aprender a conducir cada vez que nos montamos en el coche, lo contrario sería una locura. El problema es cuando nuestro cerebro se acostumbra a que la rutina presida todas nuestras actividades, algo que especialmente se produce en el contexto laboral, cuando se llevan muchos años trabajando en la misma compañía o realizando las mismas tareas. De este modo, “no me planteo realizar mi trabajo de otra manera, porque ya me he acostumbrado a hacerlo así y me siento cómodo haciéndolo”.

 

Miedo al fracaso  

Los trabajadores suelen tener miedo a que la idea fruto de su creatividad fracase, a que sus superiores no la entiendan o a que los resultados de aplicarla no sean positivos y eso conlleve su caída en desgracia o hasta su despido. También temen que los demás miembros de la organización los tomen por tontos o locos, o se rían de sus ideas. La historia está llena de ejemplos de grandes innovadores que tuvieron que enfrentarse a este tipo de miedos. Cuando Steve Jobs presentó su teléfono móvil con pantalla táctil que prescindía del teclado, muchos consideraron que era una idea estrafalaria propia de un loco. El problema es que cuando una persona se guarda su idea por miedo a que esta fracase, también evita la posibilidad de que tenga éxito.

 

Barreras de la empresa

En cuanto a las barreras a la creatividad desde la empresa, pueden enumerarse las siguientes:

 

Falta de relajo organizativo

En muchas compañías las tareas del día a día consumen a los trabajadores e impiden que existan tiempos dentro de la jornada laboral dedicados a reflexionar, pensar e imaginar. Asimismo, las distracciones permanentes que hoy soportamos en el entorno laboral (consultas al móvil, redes sociales, mensajes de correo electrónico, etcétera), nos impiden encontrar tiempos para la reflexión.

 

Burocracia

La burocracia en la empresa entendida en el sentido de acumulación de procedimientos rígidos con abundancia de papeleo y formalidades, impide las posibilidades de adaptación y de cambio, y es un enemigo poderoso del pensamiento creativo.

 

Estructura organizacional rígida

Unido al punto anterior, en estructuras organizacionales rígidas, donde predomina la comunicación de tipo descendente y los trabajadores de niveles inferiores tienen muy poca participación en la toma de decisiones, es difícil que fluya la creatividad. En este sentido, para que una empresa pueda ser creativa, debe crearse un clima organizacional adecuado, estableciendo un sistema efectivo de comunicación de ideas a todos los niveles.

 

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