Los mercados municipales despiertan al nuevo emprendedor

Raúl Alonso    7 febrero, 2013

Hay ocasiones en que las oportunidades están a la vuelta de la esquina. En España existen 1.300 mercados municipales, algunas de estas grandes infraestructuras podrían despertar de su letargo en los próximos años siguiendo exitosas experiencias como las remodelaciones de los mercados de San Miguel y San Antón en Madrid, este último con más de 10.000 vistas diarias en fin de semana.

Otros nunca perdieron su poder de convocatoria, como los emblemáticos mercados de La Boquería en Barcelona o de Santiago de Compostela, verdaderos motores comerciales de la ciudad. En unos y otros casos, me gustaría destacar que los emprendedores tienen en sus instalaciones una oportunidad de negocio escondida. Soy consciente de que muchos de vosotros dudáis de la afirmación, pero permitidme defenderla.

Como explico en un artículo de la revista Emprendedores de este mes de febrero, el mercado mantiene intacta su imagen de calidad en la venta de producto fresco, se ubica en enclaves estratégicos y, aunque vivieron mejores épocas, atraen a un significativo número de clientes. De hecho, la tienda tradicional sigue liderando la venta de producto fresco con una cuota de ventas que ronda el 40%, y muchas de ellas están ubicadas en estos mercados.

Pero el espaldarazo definitivo ha llegado con la buena acogida de experiencias como la del barrio de Chueca en Madrid. El emprendedor Octavio Rodríguez, que ya regentaba la antigua charcutería, soñó con un centro totalmente renovado que recuperara la función de plaza vertebradora del barrio: un lugar en el que los vecinos pudieran comprar y charlar.

Reinvención total

Para lograrlo el mercado de San Antón ideó tanto una zona tradicional de venta como otra de degustación y despacho de comida preparada, y una tercera de hostelería, todas ellas ubicadas en un moderno edificio, que también cuenta con un supermercado. Una remodelación profunda, ya que el nuevo mercado debe responder a las necesidades de un consumidor experto y exigente, tanto el que acude en busca de calidad y asesoramiento, como el que requiere productos prácticos como semielaborados o listos para comer. Entrega a domicilio o, incluso, personal shopper como en el mercado de Santiago de Compostela, enriquecen la experiencia de venta del usuario.

Sin embargo, está claro que no todas las ubicaciones pueden ofrecer un concepto, digamos, gourmet. Existen interesantes experiencias como la del también madrileño mercado de San Fernando en el barrio de Embajadores, en donde la asociación de comerciantes colgó en las Navidades de 2011 un cartel de alquiler de locales a 10 euros/metro/mes para cualquier tipo de actividad. La oferta trataba de suplir el desinterés que los comerciantes profesionales de los mercados estaban demostrando para cubrir unos puestos que languidecían por desocupación.

La respuesta fue inmediata. Y hoy una nueva generación de empresarios trata de consolidar sus propuestas que van desde venta de vinos a granel, tienda especializada en cerveza, venta directa desde cooperativas agrarias a otros no relacionados con la alimentación, como arreglos de ropa, venta de artesanía, un estudio de arquitectura o la rompedora La Casquería, de venta de libros de segunda mano al peso. Hoy este mercado mantiene una concurrida lista de espera y parece haberse convertido en una auténtica incubadora empresarial.

Puede que algunos de estos emprendedores sigan la estela de empresas que están haciendo de su estrategia de crecimiento en mercados municipales una de sus claves de éxito. Hablo de iniciativas que nacieron en este medio pero cuyas nuevas generaciones refuerzan su vocación de crecimiento aportando modelos de gestión muy depurados, como la catalana Mas Gourmet, con una red de 15 establecimientos y cuyo consejero delegado, Jorge Más, mereció en 2011 el premio de Joven Empresario concedido por la Asociación Independiente de Jóvenes Empresarios Catalanes. La madrileña Hamburguesa Nostra es, sin duda, otro buen ejemplo con su concepto de hamburguesa gourmet y varios formatos, de alimentación y hostelería.

No todo vale

Si has llegado a esta altura del post, quiero pensar que el tema te ha despertado interés. Sin embargo, me parece imprescindible concluir con algunas de las claves que creo imprescindibles para moverse en este medio.

La primera de ella es la importancia de identificar mercados que cuenten con una gerencia moderna, abierta al cambio. Los mercados municipales son en su mayoría infraestructuras de las corporaciones municipales, pero en muchos casos gestionados por asociaciones comerciantes. Es importante que en su línea de actuación se entienda que el nuevo consumidor necesita amplios horarios comerciales, instalaciones complementarias como supermercados y servicios adicionales como entrega a domicilio.

Una amplitud de miras que debe extenderse a la hostelería. La práctica está demostrando que una de las garantías de éxito de los nuevos mercados es la inclusión de zonas de degustación por parte de los propios puestos de alimentación y de servicios de moderna hostelería. El objetivo está claro: renovar a su clientela atrayendo al vecindario más joven.

Foto ©Laureà, distribuida con licencia Creative Commons BY-2.0

Comentarios

  1. Otro medelo de transformación de los mercados madrileños y en algunos pueblos de la sierra de Madrid fue el admitir una hard discount en toda una planta 50% de la superficie (mercado de Santa María de la cabeza con , Mercadona), o en espacio mas reducido 1/4 (San Lorenzo del Escorial con Dia) manteniendo el resto de los puestos tradicionales aunque incluyendo actividades no habituales (tienda de ropa china por ejemplo, los bares en los mercados tradicionales no supone ninguna innovación porque eran habituales), para que aquellos hagan de locomotora del «nuevo mercado»

    Este modelo que acabo de describir, en Madrid capital, no parece que cuaje demasiado, de momento, porque al final el consumidor compra todo en la hard discount y sólo se nutre de lo que no encuentra o de productos con manías (no productos envasado de carne o verduras) que ha sido inmediatamente contestado por la hard discount con la implantación opcional del servicio personalizado.

    Determinados mercados se podrían transformar en mall made in USA en aquellas zonas donde las grandes cadenas de ropa, restauración, servicios, etc. (inditex con todas sus marcas, H&M, Mango, . Mcdonalds, BK, ….. ) no tengan copados los locales comerciales de las inmediaciones

  2. Con respecto a la hostelería me expresé mal intentaba manifestar que desde la remodelación del mercado de San Miguel en Madrid, por lo menos para esta ciudad, ya no suponía una novedad, y que derivaban de los bares que tenían los mercados tradicionales que no solo atendían a los clientes sino que en algunos casos eran famosos fuera de los propios mercados por sus tapas.

    Con respecto a la ocupación de los puestos en el mercado de Santa María de la Cabeza, la ocupación del 100% se da en la 2ª planta, la de Mercadona, en l primera hay de todo, e incluso mas de uno, de dos o de tres que mal viven. Este mercado sufrió el golpe de gracia cuando la estación de autobuses se la llevaron desde 200 metros del mercado a su actual emplazamiento. Todos los días por la tarde, y sobre todo los viernes, la clientela de los numerosísimos puestos de pescado que entonces había era espectacular. El origen de la clientela eran los ciudadanos de municipios rurales de las provincias de Madrid y Toledo que regresaban a sus hogares y se surtían de este mercado por no existir pescaderías en su lugares de residencia. Hoy en día el número de estos establecimiento ha decaido notablemente siendo sustiudos hasta por una relojeria.
    En el otro ejemplo que te citaba San Lorenzo del Escorial tanto el Día como los puestos mal viven.
    Es evidente que la oferta hostelera para para transformar los mercados tradicionales depende del barrio donde se asienten. Si este es barrio de copas pude ser una solución. En cualquier caso están proliferando tanto este tipo de locales que o nos hacemos todos alcohólicos y bulímicos o se está vistiendo un santo desnudando otro.

    Otro día comentaré el mercado de Santiago y acudiré al de Lavapiés

  3. Pues sí, otro ejemplo es La Alhóndiga en Bilbao. Y en Burgos tenemos la experiencia del Mercado Sur al que, además de un supermercado en la planta superior, se le une un atractivo parking que sirve de foco de atracción al cliente que viene al centro a otro tipo de compras o gestiones. En estos momentos está sobre la mesa la remodelación integral del mercado norte con el proyecto de atraer en su planta superior grandes operadoras no relacionadas con la alimentación, y la instalación de un gastrobar a la entrada del mismo.

  4. Qué gran oportunidad ha perdido el Mercado de San Enrique, después de cederle un puesto a una cooperativa de artesanos del 15M por un mes y medio, les han intentado cobrar una anualidad (estando en tiempo de prorroga la concesión) y les han rechazado la posibilidad de cobrarles un alquiler para poder echarles. De esta forma este mercado que está arruinado prefiere tener un puesto más vacío, cada día entra menos gente y dentro de poco no quedarán puestos abiertos.

  5. En mi barrio (Villaverde) hay una antigua «Galería de alimentación» que, hace más de 15 años (desde el auge de los hiper y super en la zona) empezó a despoblarse. La panadería, la charcutería, las fruterías, el bar, la tienda de «variantes»…todos los puestos fueron cerrando.
    Actualmente, tan solo resiste uno de los más de 20 puestos que llegaron a haber: la carnicería. Esta sobrevive gracias a clientes mayores de la zona y a algún que otro que hace uso del comercio de proximidad. Me da pena ver cómo el pez grande se ha comido al chico.
    Ojalá que estos aires nuevos, estas nuevas formas de organizar los mercados de toda la vida lleguen también a zonas como mi barrio y revitalicen un poco el pequeño comercio.
    Un saludo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *