Claves del desarrollo ‘fintech’ global

Juan Luis Manfredi    3 abril, 2017

El ecosistema de empresas financieras nacidas al calor de la revolución tecnológica es dinámico, conectado y global. Es un mercado que se valora ya en alrededor de 19.000 millones de euros y que ha crecido el 220% en la Unión Europea en el último año.

España, con un ritmo anual de crecimiento de más del 20%, cuenta con un mercado de unos 150 millones de euros. Estas cifras, en perspectiva, suponen aún un “bocado” pequeño del sistema bancario, crediticio y de seguros. La industria de las finanzas no desaparecerá mañana, ni el año que viene. No obstante, es evidente que el consumo y la economía colaborativa tienen efectos transformadores en un sector transversal de la economía y la globalización. Para 2020, la consultora PwC estima que podría representar el 23% del mercado.

En una primera etapa, los países anglosajones han dominado el mercado global. Las startups asentadas en Irlanda, Reino Unido y Estados Unidos han creado las tendencias principales, una suerte de combinación entre sencillez y transparencia en los procesos. El ahorro de costes ha seducido a clientes particulares y, sobre todo, a líneas de negocio B2B. Ahora, en esta segunda fase, se identifican tres tipos de compañías nacionales: Las primeras dan apoyo a las marcas anglosajones que se quieren establecer en terceros países; las segundas son extensiones de los bancos y servicios financieros convencionales que generan economías de alcance basadas en el valor de su propia marca y un entorno corporativo innovador; las terceras crean y atienden un mercado nuevo en España, Polonia, Francia o cualquier otro destino. En estas últimas, el grado de innovación es extraordinario.

El tercer ciclo está aquí, a la vuelta de la esquina. El mercado madura a gran velocidad por tres motivos:

  1. Las soluciones financieras vinculadas a la tecnología son eficientes y seguras.
  2. La adquisición de nuevos clientes es sencilla, dadas las bajas barreras de entrada
  3. Los cinco hubs principales han creado un efecto de “ola expansiva” que globaliza el negocio. Así Londres, Silicon Valley, Nueva York, Singapur y Hong Kong lideran el cambio, pero facilitan una rápida curva de difusión de la innovación. En España, los operadores del mercado promueven un libro blanco que asiente la nueva realidad económica.

No me atrevo a calcular las dimensiones del mercado para los próximos años, pero considero que ya podemos indicar cinco claves del desarrollo corporativo y de negocio global:

 

1. El desarrollo del mercado digital de servicios

A escala global, predominan las grandes corporaciones de capital anglosajón que imponen sus medios de pago. En Europa, la Comisión Europea persigue la unidad de mercado para que estos medios sirvan para el consumo (tiendas, retailer) y el streaming (servicios audiovisuales). El mercado digital reduce el impacto de las oscilaciones en las divisas y beneficia al consumidor final.

 

2. Gestoría global

La gestoría global significa ofertar asesoría, consejo y administración de las finanzas personales. El primer impacto visible ha sido la creación de un mercado de aplicaciones móviles para la organización de nuestras cuentas. Con algo de sensatez y buenos consejos, se ahorra dinero, se reduce el cobro de comisiones, se personalizan los planes de pensiones, se identifican oportunidades de inversión, entre otras acciones. Esta gestoría, basada en nuestro comportamiento, genera inteligencia predictiva.

 

3. ‘Desbancarización’ de operaciones financieras

La “desbancarización” de operaciones financieras que necesitan rapidez no se basa en tipos de interés más competitivos. Su propuesta de valor se sostiene sobre otros principios: liquidez inmediata, captación de facturas y descuentos de pagarés, eliminación de garantías personales, operaciones digitales sin oficinas para el mercado global o aplazamiento de cobros y pagos, entre otras. En este punto podemos incluir las operaciones de gestión y captación de crowdfunding.

 

4. Auge de monedas virtuales y desarrollo del blockchain

En cuarto lugar, veremos el auge de las monedas virtuales y los desarrollos del blockchain. Bitcoin es el sistema más popular, ya sea por su expansión o por su capacidad de crear leyenda en torno a su creador. Lo cierto es que estos modelos se han naturalizado y se emplean para operaciones financieras complejas, para el movimiento efectivo de capitales internacionales y para el cobro de operaciones digitales. El riesgo está ahí: la valoración refleja antes una montaña rusa que una aburrida línea horizontal. Es tarea nuestra decidir qué queremos ante esa disyuntiva: volatilidad (y recompensa por ello) o seguridad.

 

5. robots

El último punto parece extraído de una novela de ciencia ficción o una obra futurista de William Gibson. Pero no es así. Ya están aquí los robots. Hemos evolucionado hacia aplicaciones “antropomórficas”, hacia un software capaz de ejecutar una decisión financiera, que gestiona los activos o que decide cómo cuidar el patrimonio o invertir a futuro, y en este punto me interesan dos líneas de actuación: por un lado, los robots actuarán como consejeros en materia de finanzas personales, ya que tienen la necesaria información y la capacidad predictiva, pero ¿podrán convertir los procesos big data en big analytics?, ¿cuánto pesa el componente emocional? Por otro lado, los robots automatizarán actividades de escaso valor añadido. Veo clara la transformación de las oficinas bancarias a muy corto plazo. En este sentido, la automatización va a requerir un nuevo tipo de liderazgo creativo.

 

Ante este nuevo escenario, ¿qué decisiones tomarás en tu empresa?, ¿apuestas por el cambio o simplemente lo esperas? La oferta ahora es más amplia y ya todo depende de tu criterio.

A todo esto, Facebook ha obtenido una licencia como operador bancario.El día que decida operar como fintech seremos testigos de un tsunami. ¿Ocurrirá esto “pronto” o “muy pronto”?

 

Foto: pixabay

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