Tras meses intentando hacer frente al parón al que la pandemia obligó a muchas de ellas, hoy la mayor parte de las pequeñas y medianas empresas contemplan el futuro con preocupación.
No en vano, su salud financiera no es la más deseable. La crisis económica provocada por la COVID-19 ha hecho que muchas de ellas no hayan podido superar la entrada de este virus en sus cuentas.
Concretamente y según el estudio Concursos y Disoluciones, realizado por Informa, en los diez primeros meses de 2021, un total de 22.104 empresas se han disuelto en España, un 23% más que el año anterior.
Han sido cierres acompañados de concursos de acreedores que también se han incrementado en un 40%, cifrándose en un total de 4.933 durante esos meses.
Y, como suele ocurrir, han sido las micropymes las más afectadas, protagonizando el 86% de los concursos presentados.
Pero si nos centramos en las que han logrado seguir adelante, la situación es algo mejor que hace unos meses, aunque sigue teniendo importantes fantasmas.
Vulnerables, preocupadas y sufriendo. Así se encuentran las pequeñas y medianas empresas en nuestro país, si nos fijamos en la información que maneja Cepyme, la Confederación Española de la Pequeña y la Mediana Empresa.
En opinión de su presidente, Gerardo Cueva, actualmente las pymes están preocupadas por la morosidad, la falta de liquidez o el alto endeudamiento que protagonizan y que podría suponer una restricción al crédito.
Deudas y restricciones al crédito
Según los últimos datos que ha analizado Cepyme, las nuevas operaciones de crédito alcanzaron los 146.860 millones de euros en el primer semestre de 2021, el nivel más bajo para este periodo desde que se comenzaron a publicar datos, en el año 2010.
En términos relativos, la caída del crédito nuevo ha sido del 38,6% en el segundo trimestre de 2021, en comparación con el mismo periodo del año anterior, cuando se generalizaron los avales del ICO para afrontar la pandemia.
Sin embargo, la caída también alcanza el 11% en comparación con los datos de nuevo crédito del año 2019, cuando aún no había estallado la crisis del coronavirus.
Cepyme alerta de que la restricción del crédito dificultará la recuperación de las empresas, tanto a la parte del tejido empresarial más perjudicado por las restricciones y la caída de la actividad, que son especialmente pymes de los sectores del pequeño comercio y ramas de actividad vinculadas al turismo, como a empresas con algo más de tamaño, que ven lastrada la inversión para estos meses de recuperación.
Facturas fuera del plazo de pago
La morosidad es otro de los grandes quebraderos de cabeza de las pymes. De nuevo, según datos de Cepyme, el 70% de las facturas con empresas están fuera del plazo legal para pagarlas y suponen “más de 264.000 millones”, a lo que se suma la morosidad con el sector público.
En esta línea, un informe del Banco de España asegura que se observa un incremento notable en el riesgo de impago asociado a los préstamos ICO por la COVID-19.
El volumen de operaciones que han sido clasificadas por las entidades financieras en “vigilancia especial” se ha duplicado hasta el 16%.
Esa especial vigilancia se aplica a los deudores que, manteniendo aún el pago de sus operaciones, muestran síntomas de debilidad para poder afrontar en el futuro el pago de sus cuotas.
Una complicada situación a la que no ayuda la falta de suministros, la subida de materias primas o el elevado coste de la luz, como tampoco lo hace la necesidad de digitalización a la que muchas se enfrentan, sin los conocimientos ni recursos necesarios.
Por todo ello, cada vez son más las pymes que valoran y comienzan a recurrir a nuevas fuentes de financiación más allá de los préstamos bancarios. Las líneas de crédito, los préstamos participativos o nuevas fórmulas como el leasing o el factoring comienzan a tomar forma entre las más pequeñas.
Kit Digital, una ayuda más que necesaria
Por ello, anuncios como la llegada del Kit Digital, a partir del próximo mes de febrero, son un soplo de esperanza.
Concretamente, se espera que, en esa fecha, arranque la primera fase del programa, con ayudas por un valor total de 500 millones de euros y destinadas a las pymes de entre 10 y 49 empleados. En una segunda fase, será el turno de las microempresas y autónomos.
Comercio electrónico, marketing digital o ciberseguridad son algunas de las áreas para las que podrán solicitarse estas ayudas, ámbitos en los que las pequeñas y medianas empresas siguen teniendo un largo camino por recorrer.
Una digitalización para la que el mercado cada día tiene más respuestas y las grandes compañías tecnológicas están adaptando toda su oferta a precisamente las necesidades de las pymes.
Así, 2022 se presenta ante nosotros como un año de nuevo complicado, en el que las pequeñas y medianas empresas seguirán teniendo que hacer frente a numerosas trabas. Una travesía en la que la transformación digital será el auténtico salvavidas para muchas de ellas.
Más ventas, nuevas oportunidades de negocio, clientes más fieles… La era digital no solo permitirá que muchas de las pymes de nuestro país puedan seguir adelante, sino que además les ayudará a seguir siendo competitivas.
Por todo ello, si 2021 fue el año en el que la pandemia aceleró la incorporación de muchos de estos pequeños negocios a la digitalización, 2022 será el año definitivo para seguir trabajando en una tendencia que ya una realidad.
Foto de Christian Erfurt en Unsplash