No todas las ciudades inteligentes son iguales, pero muchas comparten las mismas dolencias, desde problemas de infraestructura y retos tecnológicos hasta falta de cultura ciudadana. Conozca algunos de los desafíos que persisten para este 2025.
Para 2025 se espera que el mercado global de ciudades inteligentes mueva más de 1,68 billones de dólares, una cifra enorme pero que palidece frente a los 4,76 billones que la firma analista Mordor Intelligence proyecta para el 2030. Sin embargo, este auge de las Smart Cities también tiene sus retos.
Para comenzar, está la infraestructura. La construcción de ciudades inteligentes exige una columna vertebral que soporte todas las tecnologías que la hacen posible, lo que se traduce en grandes costos de inversión y largos tiempos de construcción. Una ciudad inteligente, desde sus bases, demanda infraestructura física y digital y una malla de conectividad que una todos sus componentes.
Más en detalle, la infraestructura física está representada no solo en grandes centros de datos que procesan la información, también en millones de dispositivos IoT que recopilan la información proveniente de cámaras de seguridad, semáforos, sensores de velocidad, entre otros. Esto además de una red eléctrica inteligente (Smart Grid) que permita disminuir despilfarros y aumentar la eficiencia en el consumo de energía.
Toda esta infraestructura física que incluye desde el transporte hasta edificios inteligentes envía información que debe ser procesada constantemente por una capa de infraestructura digital que administra los datos, genera alertas, reportes y ofrece recomendaciones. Y por supuesto, estas capas deben estar conectadas mediante una tecnología robusta que incluya fibra óptica y redes móviles de última generación (5G en la actualidad).
Seguridad y sostenibilidad
Uno de los desafíos más importantes de todos los centros urbanos es la seguridad y las ciudades inteligentes no son la excepción. Incluso por el tamaño de su infraestructura y la cantidad de actores que involucra: empresas, entidades gubernamentales y ciudadanos, las ciudades inteligentes son vulnerables a ciberataques.
Un estudio de la Universidad de Berkeley realizado entre expertos en ciberseguridad recomendó que “los funcionarios locales deberían considerar si los riesgos cibernéticos superan las posibles ganancias de la adopción de tecnología caso por caso, y tener especial cuidado cuando las tecnologías son vulnerables en términos técnicos y constituyen objetivos atractivos para posibles atacantes”.
Esta estrategia de ciberseguridad no solo implica proteger los componentes críticos de la infraestructura digital, sino también las plataformas de interactividad con los ciudadanos sin entorpecer la experiencia de uso, además de la demanda de políticas de sostenibilidad que hagan un mejor manejo de los recursos.
Por último, otro inconveniente íntimamente ligado con la seguridad es la privacidad y manejo de los datos, ya que, aunque todo el mundo quiere vivir en un entorno seguro, nadie quiere sentirse vigilado. Lo que hace necesario un balance y una concientización de los ciudadanos de los deberes y derechos en las ciudades del futuro.
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