Mi abuelo Pedro segaba en cuclillas, con una hoz en la mano, como su padre Ricardo. De sol a sol, haciendo del campo su casa, donde -durante el estío- trabajaba, dormía y comía. Trillaba con bueyes y separaba el trigo de la paja a mano, solo ayudado de un horquillo. Y me sigue recordando la cantidad de historias que vivía sobre sus humildes tierras alcarreñas.
Sin embargo, dos generaciones después, los agricultores han experimentado un cambio radical en sus rutinas y actividades diarias. Al volante de sus tractores, aran, siembran, cultivan, recolectan… Trabajan, en suma, de una manera totalmente distinta a la de hace unos años.
“La agricultura es la profesión propia del sabio, la más adecuada al sencillo y la ocupación más digna para todo hombre libre”. A esta frase, atribuida al orador y político de la Antigua Roma, Marco Tulio Cicerón, podría añadirse que es otra de las profesiones que más se ha transformado como consecuencia de la digitalización y de la transformación tecnológica.
Porque ya no solo hablamos de tractores, cosechadoras, cultivadores, remolques… Es decir, del uso de la última maquinaria que ha salido al mercado. Hablamos, en realidad, de soluciones de agricultura de precisión, de la gestión del riego inteligente, de la aplicación de IoT, Inteligencia Artificial, Cloud y Blockchain… En definitiva, del uso de las últimas tecnologías, que sin duda también se han puesto al servicio del campo.
Garantizar la producción de alimentos
Las administraciones públicas son conscientes de la necesidad de invertir en la modernización y digitalización del sector agrario, el auténtico garante de la alimentación.
Porque si las ciudades viven de lo que les suministra el campo, en un contexto como el actual, urge blindar la producción, para evitar crisis alimentarias e incrementos desproporcionados del precio de la cesta de la compra.
Y para blindar la producción, incrementar la productividad de los cultivos y, por qué no, vertebrar los territorios y frenar la despoblación de la España rural, es necesario avanzar en la transición digital del sector agroalimentario.
En este sentido, los agricultores pueden sentirse respaldados por las administraciones, tanto a nivel nacional como autonómico, ya que desde hace años llevan apostando en sus programas de desarrollo rural por la modernización de regadíos, la joya de la corona del sistema agroalimentario español.
Modernización de regadíos
Esta modernización permite producir más alimentos usando menos agua y energía, especialmente importante en momentos de tensiones inflacionistas como el actual, marcado además por la crisis energética que ha disparado la factura de los agricultores y de toda la población, y por los problemas de sequía que afectan a buena parte del territorio español.
Desde que comenzó el proceso de modernización de regadíos, se han invertido más de 5.000 millones de euros, repartidos al 50% entre las Administraciones Públicas y los propios regantes.
Asimismo, de los 140.000 millones de euros provenientes de Europa para ejecutar el Plan de Recuperación tras la pandemia, 1.000 millones se destinarán al Ministerio de Agricultura, de los que más de la mitad se invertirán en avanzar en el proceso de modernización de regadíos con las últimas tecnologías, tanto en el uso del agua (infraestructura), como de energía (renovable) y de gestión (big data, inteligencia artificial, telecontrol y telemedida…).
Esta inversión, sin duda, convertirá a España en uno de los países más modernizados del mundo en cuanto al uso de la tecnología y los sistemas de riego se refiere.
Medidas para acelerar la transición
Siguiendo con el sector del regadío, notablemente más productivo que el del secano, en el marco del PERTE Agroalimentario, financiado con fondos europeos, son muchos los expertos que defienden medidas para impulsar la innovación y el uso de las nuevas tecnologías en el campo.
Y entre las posibles medidas para acelerar la transición ecológica y digital del sector destacan la instalación de contadores con telemedida en cada Comunidad de Regantes, para controlar el agua suministrada por el Organismo de cuenca, así como la automatización y el telecontrol de los cabezales y canales de riego, balsas, estaciones de bombeo y redes de distribución.
Ventajas de digitalizar el campo
Según los expertos, digitalizar este tipo de parámetros ayuda a supervisar el riego, detectar incidencias y averías, e incluso a corregir desajustes, lo que sin duda contribuye a la sostenibilidad del sector, gracias al ahorro de agua y energía.
Otro tema importante es calcular las necesidades de riego en función de los datos climáticos locales, junto a la integración de las tecnologías de predicción para calcular la demanda de agua.
Eso sí, todos estos elementos han de estar integrados bajo una misma plataforma de gestión y comunicación de datos, que incorpore Big Data y una analítica avanzada para mejorar la planificación y gestión del riego.
Es decir, asistimos a una especie de “teletrabajo” por parte de los agricultores, quienes -sin bajarse de sus tractores- cada vez más se encuentran a los mandos de smartphones, tablets y demás dispositivos tecnológicos que les permiten trabajar de manera más digital y flexible, más adaptada a los nuevos tiempos que vivimos.
Y todo ello es posible por la implantación de la tecnología en el sector agrario, que lo hace más eficiente, productivo, sostenible y competitivo. Además de más atractivo para la incorporación de jóvenes, lo que a su vez podría ser un aliciente para asegurar el relevo generacional en un sector donde la edad media es bastante avanzada.
Agricultura Inteligente
“La digitalización del campo, mediante la implementación de tecnologías como IoT, Inteligencia Artificial, Cloud y Blockchain proporciona al agricultor una información fundamental para tomar mejores decisiones dirigidas a optimizar el negocio e incrementar la productividad. Además, la agricultura inteligente tiene la capacidad de reducir notablemente el uso de los fertilizantes y pesticidas, recortar el número de los desplazamientos y conseguir un ahorro de agua de hasta el 30%”.
Son palabras de Andrés Escribano, director de nuevos negocios e Industria 4.0 de Telefónica Tech, que recientemente exhibió en el Mobile World Congress (MWC) su demo “Making Smart Agro happen”, que cuenta con el desarrollo tecnológico necesario para desplegar en el campo soluciones de agricultura de precisión, gestión de riego inteligente, así como la trazabilidad del proceso de producción y certificación del origen del producto mediante Blockchain.
En resumidas cuentas, “Making Smart Agro happen” muestra al agricultor los beneficios de la digitalización del campo ayudándole, por ejemplo, en las siguientes tareas:
- Planificación de sus labores de forma más eficiente.
- Prevención de enfermedades y plagas en el cultivo, gracias a algoritmos de Inteligencia Artificial.
- Optimización del tiempo de gestión y los recursos, como el agua del riego.
- Aplicación de fertilizantes y fitosanitarios con precisión y de forma selectiva.
- Y adecuación de sus procesos de producción, para tener la capacidad de reaccionar ante imprevistos y cambios en el entorno.
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