La violación de los acuerdos de confidencialidad sacude al fútbol mundial, sobre todo, en lo referido a los contratos de futbolistas profesionales en época de fichajes como la de ahora. Pero también es algo que ocurre a nivel general, ya que las filtraciones de contratos y documentos de carácter confidencial y privado, de todo tipo, se suceden sin control.
En los últimos meses hemos visto cómo este tipo de informaciones han ocupado portadas de periódicos y prensa digital en todo el mundo con, por ejemplo, la filtración de las cifras del contrato de Lionel Messi o las condiciones del acuerdo de 12 de los clubes más importantes de Europa para la creación de la Superliga.
Filtraciones de contratos de futbolistas: un patrón que se repite
“Los males del Barcelona empiezan aquí” auguraba la revista Don Balón en 1976 con la filtración del contrato de Johan Cruyff. “El contrato faraónico que arruina al Barça” publicaba El Mundo desvelando las condiciones económicas del contrato de Messi. Cuarenta y cuatro años después han cambiado los protagonistas y el medio, pero el patrón se repite: todos los agentes niegan su responsabilidad en la violación del acuerdo de confidencialidad y dirimir el culpable u origen de la filtración no es tarea fácil.
El impacto mediático de las noticias sobre las filtraciones de los contratos de futbolistas es innegable, y los implicados sufren daños irreparables en su imagen o negocio y se truncan sus objetivos. Pero no es algo que ocurre exclusivamente en este sector ni mucho menos.
Para los delitos de vulneración de confidencialidad, tanto en el ámbito laboral como en el ámbito no laboral, existe una responsabilidad regulada en el Código Penal, con penas de prisión de hasta cinco años. Dicha responsabilidad penal genera también responsabilidad civil por daños y perjuicios y, además, se contemplan agravantes si la información confidencial es difundida públicamente y si el agente que facilita la filtración tiene obligación de proteger la confidencialidad de la información a la que tenga acceso por su cargo. Para la aplicación de estas penas, hay que identificar al responsable revelador de la información.
Shaadow, un punto de inflexión
En el mundo digital en el que vivimos, garantizar la seguridad de la información y las transacciones es una tarea primordial, por tanto, la ciberseguridad es necesaria para las TIC. Las empresas deben emplear todos los mecanismos necesarios para evitar las fugas de su información más confidencial, secreta y privada ya que una fuga tendrá un impacto económico y reputacional enorme pudiendo, incluso, desestabilizar la compañía y perder la confianza de clientes, proveedores y socios.
La supervivencia de las compañías está en juego, por lo que forma parte de su responsabilidad el tomar las medidas adecuadas para proteger su contenido más sensible, confidencial y privado. Hay que transmitir confianza a los steakeholders, es decir, a todos los públicos con los que se relaciona la empresa, incluyendo una fuerte política de ciberseguridad en su estrategia.
La inversión en ciberseguridad conlleva implantación de políticas y formación. En muchos casos, dicha implantación puede ser un proceso lento, no obstante, hay medidas que se pueden tomar que no requieren integración, como es el caso de Shaadow, un servicio en la nube que permite proteger la documentación más confidencial de las compañías.
¿Cómo Shaadow evitaría estas filtraciones de contratos de futbolistas?
Si en las políticas de seguridad internas del Fútbol Club Barcelona estuviera implantada la protección documental mediante Shaadow, no se habría cometido esta irregularidad con el contrato de Messi porque ningún eslabón de la cadena lo filtraría ya que se le señalaría directamente como el origen de la fuga. Si el receptor del documento no sabe que lleva protección y filtra el contrato, tenemos entonces al culpable para tomar las acciones necesarias contra él, evitando así que la acción se repita en el futuro.
El fútbol tiene mucha repercusión mediática y es por ello por lo que estas filtraciones son muy conocidas, no obstante, este tipo de fugas se producen a diario afectando a todos los ámbitos empresariales, cualquier proceso que requiera transferencia de información confidencial a terceros es susceptible de utilizar Shaadow.
Compañías sometidas a procesos de auditoría, fusiones y adquisiciones, procedimientos judiciales, tratamiento de datos bancarios, ventas, licitaciones públicas, operaciones notariales, negociaciones vinculadas a profesionales, como abogados, auditores, asesores o administradores concursales, entre otros, comparten información confidencial con todas las partes involucradas en el proceso, en la mayoría de los casos, externos a la compañía.
Una filtración en un proceso de este tipo tendrá un daño incalculable, por eso debemos invertir en seguridad para establecer garantías en los contratos, las transacciones y los datos personales, lo que generará un efecto positivo en el beneficio de las empresas.
Por Adrián Casas, Full Stack Developer y Isabel Hernández, CEO de Shaadow.