Si eres fan de Harry Potter, sabrás que un dementor es un ser que absorbe la felicidad y la energía, dejándonos sin fuerzas. Es la sensación que se tiene de un tiempo a esta parte con las redes sociales. Se siente un hastío generalizado. Por un lado, inspiran; por otro, esclavizan.
Quizá estemos asistiendo a un cambio de enfoque en el que se busca conectar más que crecer. Se avecinan cambios y las principales redes sociales ya han anunciado sus movimientos.
Redes sociales, el dementor que llevamos dentro
Hace unos años, no tantos, era abrir un perfil o cuenta en una red social y conseguir ratios de visibilidad e interacción increíbles.
Estábamos ante un terreno inexplorado, casi virgen. Había una especie de “voracidad digital”. Un apetito insaciable por parte de los usuarios de las redes sociales por descubrir cosas nuevas. Bastaba con poner una fotografía y una frase ingeniosa para conseguir miles de likes. ¿Recordáis los grupos de Facebook? ¿Y las primeras fotos de Instagram?
Hoy hay que trabajar muchísimo más. El hecho es que cada vez cuesta más crecer en redes sociales, al menos de manera orgánica.Y, por esa misma razón, nos obsesionamos con publicar más, comentar más, compartir más, en definitiva “estar más presentes”. Se establece una especie de relación desquiciante: no podemos dejar de nutrir nuestras redes, porque se resiente nuestra presencial digital, pero al mismo tiempo deseamos liberarnos de esa tiranía.
Y en este ínterin, hemos pasado de la “voracidad” a la “ansiedad digital”. Sentimos que, si no estamos presentes las 24 horas, si no crecemos en seguidores, si no entendemos el algoritmo, si…, nuestro mundo se tambalea.
Hace unos días, Instagram eliminó -por error- los likes de las cuentas y la comunidad experimentó un tsunami. ¿Realmente fue tan apocalíptico? Sinceramente, no, pero los usuarios lo experimentaron así.
Perdemos el enfoque de por qué decidimos estar un día en redes sociales y buscamos otras experiencias. Hemos crecido rápido, pero nos hemos saturado a la misma velocidad.
Nuevas redes, ¿nuevas reglas?
Aparecen nuevas redes sociales, donde los usuarios buscan compartir los mismos intereses con otros usuarios. Nada de compartir contenido abiertamente, esperando que te encuentren y decidan seguirte. El escenario cambia y los usuarios buscan salas más pequeñas, pero con mayor identificación con el resto de los miembros. Es el momento de Clubhouse, Twitch, e incluso de pagar por diferenciarse entre seguidor y suscriptor.
Hasta ahora, la máxima es crear, publicar, difundir, promocionar y vuelta a empezar. Creo, publico, comento, comparto, difundo y así en bucle hasta conseguir más seguidores, más comunidad, más visibilidad. Pero con las nuevas redes el enfoque es diferente. Comparto con quien designo, añado a quien creo que puede aportar valor, se unen quienes creen que están en “su tribu”. Es un punto de encuentro más selecto. La estrategia de entrar por invitaciones a Clubhouse deja claro las intenciones de la red social.
¿Qué es lo que ha cambiado? ¡Nosotros! Somos nosotros, como usuarios, los que hemos cambiado sin permiso de las redes sociales. La sensación de estar a merced de un algoritmo, la percepción de que las redes son cada vez más arbitrarias (los bloqueos de cuentas en Instagram son una muestra de ello) y la fatiga de perseguir visibilidad a costa de publicar y publicar es lo que ha marcado un cambio de rumbo.
Cómo evitar la fatiga digital en redes sociales
Precisamente, para evitar que las redes sociales nos vampiricen y nos provoquen fatiga digital, debemos tener claro lo siguiente:
- Las redes sociales trabajan para nosotros, no al revés. No podemos generar contenido a un ritmo frenético solo para que no baje nuestro posicionamiento en cualquiera de ellas.
- No pasa nada por no publicar y mantener periodos de silencio. Si tu comunidad pierde seguidores, quizá nunca fueron realmente seguidores.
- No intentes ser amigo del algoritmo. Sé auténtico y comparte lo que crees que aporta a tu audiencia, no lo que crees que aporta a la red social.
- No dependas únicamente de las redes sociales para tu visibilidad. En cualquier momento, puede ocurrir algo aleatorio como un «hackeo» o un bloqueo de cuenta y adiós a tu conexión con los clientes.
- El ritmo es tu ritmo. Las redes sociales van muy deprisa, unas a otras se miran de reojo y compiten ferozmente entre ellas, pero esa es su batalla. Tú tienes tu propio ritmo y es el que debes defender ante tu comunidad.
- Permítete decir no. Las redes sociales fagocitan novedades. Día sí y otro también. No tienes por qué estar a la última en todo. Ni falta que le hace a tu negocio. No tienes por qué hacer Reels si no va con tu estrategia, No tienes por qué estar en Twitch, si tu audiencia reside en Youtube.
- Permítete disfrutar. Recuerda por qué comenzaste en redes sociales. Recupera el foco y deléitate con el recorrido. Detrás hay personas. No se trata de algoritmos, ni de estar mejor posicionados. El objetivo es relacionarnos a través de plataformas.
Las reglas, aunque parece que las marcan las redes sociales, vienen dictadas por las experiencias de los usuarios. ¿Se acabó, entonces, el social medía? No. Continúa siendo una parte importantísima en la reputación de marcas y profesionales. Y nos guste o no, hay redes sociales para rato. Pero quizá sí se está agotando el modelo de publicar frenéticamente para conseguir visibilidad o hitos inalcanzables.