En su momento ya hablé de que no debes seguir tu pasión, sino tu propósito, basándome en el poder que tienen las palabras, y en el que yo creo firmemente.
Pero, al margen de aquel enfoque más etimológico y filosófico, hoy quería hablaros de un artículo recientemente publicado por la Escuela de Negocios de Harvard, donde defienden esta misma postura, pero apoyada en datos empíricos.
También comenté que el IESE había definido el propósito como la tendencia empresarial de 2020, pero muchas veces hacemos más caso a los estudios que vienen de fuera.
Según el profesor Jon Jachimowicz, de la Harvard Business School, quien en su artículo muestra un estudio a miles de trabajadores de diversas compañías, seguir una pasión no te lleva al éxito profesional, sino al contrario. De hecho solo el 20% de los entrevistados se mostraban apasionados por su trabajo.
La pasión, por sí sola, tiene una duración más efímera, pues puede hacer que reduzcas la intensidad con la que la persigues cuando te enfrentas a algún fracaso u oposición.
La pasión no es sinónimo de éxito
Relacionamos la pasión con aquellas cosas que nos aportan felicidad y alegría, pero no tanto con la perseverancia. Y es por ello que Jachimowicz señala que aquellas personas que únicamente siguen la pasión en su trabajo, tienen más probabilidades de abandonarlo en menos de un año.
A mí me gusta asociarlo con los «amores pasionales», que todos sabemos cómo suelen acabar, y el propósito lo podríamos asociar más con el «amor verdadero», confiando en que se entienda la metáfora. Lo que demuestra el artículo es que la fuerza de la pasión se suele diluir con el tiempo. Si seguimos con el ejemplo anterior, sería como el enamoramiento.
Tu propósito, la Estrella Polar que guía tu vida, es lo que garantiza el éxito, no seguir tu pasión.
Las dificultades que encontramos a lo largo de nuestra carrera profesional pueden ser las causantes de que dejemos de encontrar apasionante nuestro trabajo. Y sobra decir que encontraremos dificultades en nuestro trabajo, del mismo modo que también nos enfrentaremos a problemas, disyuntivas, actividades que no nos motiven o incluso aborrezcamos. Por ello me gusta siempre mencionar la siguiente frase:
No pidas a la vida que solucione tus problemas, sino sabiduría para saber gestionarlos.
Es, en esas circunstancias, cuando podemos tener el deseo de abandonar, de no querer seguir esa pasión, incluso de buscar otra que nos recompense con momentos felices. Pero, ¿hasta cuándo? ¿Hasta que surja un nuevo problema? ¿Hasta que nos aburramos?
Pasión y propósito
Ahí radica la principal diferencia con el propósito, porque este te muestra el camino que debes seguir, la dirección que marca tu Estrella Polar, hacia dónde enfocar tu vida; la motivación que hace que te gusten los lunes.
Y, aunque también te encuentres con momentos y situaciones en los que no tengas la misma alegría para realizar una determinada tarea, eso no será motivo para abandonar. Al contrario, al tener claro tu propósito, sabrás que es algo que forma parte de tu recorrido, algo por lo que tienes que pasar, porque tienes bien marcada tu dirección.
De este modo, ya no sigues tu pasión por algo determinado y puntual, sino que sigues el propósito que ha generado esa felicidad y satisfacción en todo lo que haces, para disfrutar del camino recorrido, sin dejar nunca de andar.
Uno de los factores que identifica a tu propósito es la perseverancia, la capacidad de resiliencia. Cuando has definido tu propósito, lo has hecho entendiendo cómo eres, cómo piensas, qué es lo que realmente te importa, te hace feliz, llena tu vida. Son muchos más ingredientes que los que tiene la pasión.
Estamos hablando de éxito, de la consecución feliz de un negocio, y tal y como señala el estudio de Harvard, los trabajadores que únicamente persiguen su pasión, tienen menos probabilidades de conseguirlo, porque no potencia igualmente tu resiliencia.
Como comenta Jon M. Jachimowicz, el propósito te hace poner el foco en lo importante, no en lo divertido.
Por tanto, una vez más, y no solamente amparado por el poder de las palabras, sino por investigaciones y datos, te animo a que sigas tu propósito, y no tu pasión, para lograr el éxito empresarial.