En un interesante encuentro con pymes compartimos reflexiones y realidades en torno a la pregunta “del millón”, la que hoy se hacen todas las pequeñas empresas: ¿en qué voy a mejorar si estoy en Internet?, ¿por qué he de tener una web? Allí compartimos informes, gráficas y datos sobre lo mucho que mejoran las cifras de negocio de todas las empresas que dan el salto. Todo la mar de prometedor, la verdad. Dicen los expertos que no sólo mejoran tu visibilidad y tus ventas, sino que resulta que es “tan guay” que también lo hacen hasta los parámetros que, absorbido por el día a día, nunca te había dado por medir: tu notoriedad, el grado de fidelidad de tus clientes, la pasión de tus fans. A pesar de las recomendaciones, lo cierto es que muchos de los que siguieron sus consejos y abrieron sus páginas web aún no han visto un duro.
Yo honestamente creo que estar en Internet no te garantiza mejora alguna. Pero con la misma energía defiendo que estar es un must, que hay que hacerlo, que no queda otra. Una web, una página de Facebook, un blog, lo que te parezca que encaja más con tu negocio, pero tienes que estar. Por dos razones: la primera, porque ya nadie busca nada en las páginas amarillas. Google es la única herramienta de búsqueda del «mundo mundial». Y la segunda, porque todos los demás, de una manera u otra, ya están.
¿Es esta fiebre de tener una web una moda pasajera? En absoluto. Internet está aquí para quedarse. El ratón es como el látigo en las galeras y nos ha dado a todos más poder que el que nunca tuvimos. Como clientes mandamos más que nunca, dejando pequeño el “si no queda satisfecho, le devolvemos su dinero”.
Todos acudimos ya a la Red a buscar información antes de comprar cualquier cosa. Más de la mitad no salimos de ella hasta completar la compra. Y más poderosos que nunca, confiamos mucho más en las opiniones de “a pie” que desnudan productos y servicios que en la propia información que nos proporcionan las marcas. ¿Qué miras en Tripadvisor o Booking si no es la clasificación, las opiniones o las fotos de los viajeros?
Por todo ello, la gran pregunta no es si tu negocio debe estar en Internet, sino cómo debería estar. Y la respuesta es obvia. Haciéndote ganar más dinero. Y eso no depende tanto de lo bonita o fea que sea tu web, sino del valor que eres capaz de transmitir al mundo gracias a ella. Como en la vida real, tus clientes acudirán y repetirán si ofreces algún motivo para hacerlo. Lo del posicionamiento SEO y SEM ayuda, claro, pero la llave maestra es dar. Ofrece contenidos, descuentos, experiencias diferenciadoras, prioridades, exclusividad, comodidad, rapidez… lo que sea, dale al coco como siempre has hecho para que entren en tu tienda. La lucha en Internet por el cliente no es menos dura que la de la calle. Simplemente las armas son ligeramente diferentes.
Si no consigues mejorar tus ventas, al menos observa si con la web puedes ahorrar algún coste. Analiza si realizar ciertos procesos de cliente a través de tu web puede ayudarte a mejorar tu eficiencia. Porque atiendes a mediodía sin necesidad de contratar a nadie, porque la persona que antes cogía el teléfono ahora atiende el correo electrónico, pero lo combina con otra actividad, porque puedes trasladarte a un local más barato, porque ya no gastas tu dinero en octavillas para buzonear, etc.
Internet es una gran amenaza, para todas las pymes. Las de siempre y las nuevas. Las más lanzadas y las más tradicionales. Pero te brinda la gran oportunidad de replantearte todo: quién eres, qué valor aportas, qué confianza generas, por qué debes ser el elegido. Y lo bueno es que puedes hacerlo sin dedicarle mucho dinero.
Así que no lo dudes y ponte en marcha. Antes sólo quiero compartir alguna lección aprendida.
Defínete, cuestiona tu posicionamiento actual
Haz que te vean y busca tu anclaje diferencial para que te elijan. Sonríe, igual que lo haces en tu local. Y ponte en valor. Sin rubor, grita a los cuatro vientos aquello en lo que destacas.
Todo comienza con un dominio
Todos los que tenéis un negocio sabéis qué es y cómo funciona el registro de actividades mercantiles, pero algunos habéis pasado por alto el hecho de que tu dominio es tu marca en Internet, que debes registrarla a través de una agencia registradora a tu nombre y que sólo puedes decidir sobre los cambios y traslados que quieras hacer con ella. Muchos propietarios de negocios que encargaron su web a terceros, no sólo están sufriendo con las actualizaciones, sino que se están encontrando ahora con que ni siquiera poseen su propio dominio.
Las herramientas son sólo eso: herramientas
La elección de la plataforma ni puede ni debe sustituir a la necesaria actividad de rehacer (o no) todo el plan de marketing de tu negocio. Tu presencia en Internet es cosa tuya, no de quien te monta la web.
Busca un proveedor dispuesto a ser tu socio
Herramientas para montar una web, una tienda online o un blog hay millones. Gratis y de pago. Cada empresa es un mundo y cada plan de presencia en Internet debería ser único. Sean cuales sean tus circunstancias, busca un socio con referencias: averigua quiénes son sus clientes y qué opinan de él. Y con medios: estudia las capacidades que ofrece, dónde tiene sus servidores, qué legislación cumple, etc.
Y, lo más importante, busca a alguien dispuesto a conocerte, a asesorarte, en definitiva, a adaptarse a ti.
Foto: Images_of_Money