Durante las últimas semanas me he reunido con varias personas para una vacante profesional en un departamento de la empresa que dirijo. En más de diez entrevistas he comprobado que muchos candidatos explican todo lo que saben hacer, pocos cuentan lo que han hecho, muy pocos exponen los resultados obtenidos y ninguno comparte sus ambiciones profesionales.
Doy por hecho que todos los interesados tienen los conocimientos (teoría) y las habilidades (práctica), pero es más importante conocer la experiencia (repeticiones) para el puesto que se precisa. Es fundamental conocer si en algún momento han realizado esas tareas profesionales en otras empresas, pero para mí la clave es saber las veces que han repetido esa habilidad y los resultados que han obtenido.
En varias conversaciones me he encontrado con muchas personas que aseguran que gracias a la experiencia reúnes habilidades y tienes los conocimientos necesarios, y tienen parte de razón. Pero, a mi modo de ver, el orden es al revés, primero adquirimos conocimientos, reunimos habilidades y finalmente conseguimos la experiencia que nos dará un resultado.
Conocimientos, habilidades y experiencia
Conocimientos
Son el conjunto de saberes que se tienen de una materia o ciencia concreta. Acción y efecto de conocer adquiriendo y acumulando información sobre algo, para comprender una realidad mediante la inteligencia. Es un proceso de aprendizaje que, sumado a un conjunto de habilidades, nos permite interpretar un comportamiento.
Habilidad
Es la capacidad de hacer una cosa correctamente y con facilidad. Aptitud específica para desempeñar una acción concreta. Capacidad de realizar de manera correcta y con facilidad alguna acción o actividad determinada, ya sea física, mental o social.
Tanto si adquirimos una habilidad física como una mental, todos empleamos tres procedimientos para cambiar nuestro cerebro:
- Práctica: acción o acciones que se realizan con la puesta en marcha de los conocimientos y que refuerzan lo aprendido. La realización de algo de forma continuada deriva en experiencia. A veces, gracias a la práctica, se pueden descubrir nuevos conceptos no adquiridos a través del conocimiento.
- Atención, concentración y retención: atención es la acción y el resultado de atender y seleccionar lo que consideramos más importante. La concentración es la capacidad de focalizar la atención en algo y una de las habilidades para el aprendizaje del conocimiento. La retención es la acción y efecto de acumular conocimiento, información y experiencia.
- Repetición: acción y efecto de volver a hacer o decir lo que ya se había hecho o dicho. Cuanto más se repite algo, más lo interiorizamos y lo mejoramos generando emociones. Esas emociones son el producto de una experiencia.
Experiencia
A mi modo de ver, la experiencia no es el conocimiento de algo o la habilidad para ello. La experiencia es el resultado de la puesta en marcha de los conocimientos y las habilidades. Adquirimos experiencia cuando practicamos esa habilidad. Ahí está la clave, ponemos en práctica los conocimientos y retenemos la información para repetirla; cuanto más repetimos, más experiencia acumulamos. La experiencia no es cuestión de años, es cuestión de repeticiones.
Un ejemplo que lo define bien es el carnet de conducir. Recuerdo hace años una entrevista a un aspirante a conductor de camiones, le preguntaron cuántos kilómetros llevaba a sus espaldas, no el año en que obtuvo el carnet. Lo esencial a la hora de valorar su experiencia no era el tiempo, sino las “repeticiones” que tenía en su haber.
La obtención de resultados
Los conocimientos, la habilidad con la práctica, la retención y la repetición generan un resultado. El resultado lo es todo y aporta experiencia. Todos deseamos más resultados, es por esta razón que necesitamos repetir lo que sabemos bien, para ampliar conocimientos y habilidades y así mejorar los resultados. El resultado de una experiencia lo es todo.
Imaginad que después de una intervención quirúrgica, uno de los cirujanos plásticos o capilares de mi equipo actual dijera: “La cirugía ha sido un desastre (resultado) por tal motivo… pero nos sirvió para acumular más experiencia operando”.
Por ello, pienso que, si tenéis que realizar alguna entrevista de trabajo, penséis que ya se da por hecho que tenéis los conocimientos y las habilidades para la vacante, y que como siempre, se valora la experiencia que no deja de ser más que emociones repetidas. Y cada día más se valora que tengamos trabajadas las 10 habilidades del profesional del siglo XXI.
Si eres una persona muy joven que estás iniciándote en el mundo laboral y no tienes experiencia, prepara unos argumentos para que entiendan que tus conocimientos y habilidades darán un buen resultado si te ofrecen la oportunidad de obtener experiencia (repeticiones), no les hables de los conocimientos ni de habilidades.
Si tienes una edad un poco más avanzada, no hagas hincapié en tus años, explícales las veces que has repetido las cosas y los resultados que has obtenido de ese conocimiento y habilidad.
La neurociencia nos ha enseñado que el entorno exterior envía químicamente señales a los genes a través de las emociones de una experiencia. Es decir, que las emociones son la huella química de una experiencia. Si somos conscientes de que un pensamiento es una intención, necesitamos una emoción para ponerla en marcha. Esas emociones van a generar experiencia y finalmente un resultado.
Si a los conocimientos y habilidades les añadimos emociones derivadas de los pensamientos, estoy seguro de que vamos a conseguir mucha más experiencia y podremos repetirlo y repetirlo hasta que se convierta en un hábito.
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