La innovación se considera un ingrediente fundamental para que el tejido empresarial se desarrolle y sea competitivo. Es algo que suelen entender las empresas privadas con facilidad, aunque en ocasiones lo hagan demasiado tarde, al comprobar cómo sus bienes o servicios son desplazados del mercado por otros más innovadores ofertados por su competencia, y que también suelen reconocer los poderes públicos, aunque a veces lo hagan con mayor dificultad.
En este sentido, la Ley 14/2011, de 1 de junio, de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, establece que “la apuesta por la innovación es estrictamente necesaria para el crecimiento y competitividad de nuestro sistema productivo”.
Y esta apuesta precisa de una serie de medidas entre las que destacan una mayor movilidad de los investigadores entre el sector público de I + D (investigación y desarrollo) y las empresas, y un apoyo a la creación y consolidación de las denominadas empresas de base tecnológica (EBT).
¿Qué es una empresa de base tecnológica?
Con respecto al concepto de EBT, existiendo un consenso generalizado sobre su importancia a efectos de innovación, el problema es que no existe una definición única del tipo de empresas que incluye.
Según el ámbito al que se recurra en cada caso (concesión de una subvención pública, establecimiento de un incentivo para la colaboración entre universidades y empresas, puesta en marcha de un programa de inserción en el mercado laboral de científicos y tecnólogos, etcétera), puede encontrarse una interpretación distinta.
Para ayudar a identificar a las EBT, podemos acudir a CEVIPYME (Centro de apoyo a la PYME para la protección de la innovación), iniciativa conjunta de la Dirección General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa, de la Oficina Española de Patentes y Marcas y de la Cámara de Comercio de España, que trata de concienciar a las pequeñas y medianas empresas de la necesidad de proteger sus invenciones, marcas y diseños y aumentar así su capacidad innovadora.
Este Centro propone la siguiente definición para las EBT: «Aquellas empresas que convierten el conocimiento científico o tecnológico en nuevos productos, procesos o servicios que se pueden introducir en el mercado».
Características de una empresa de base tecnológica
Estas son las diez características que reúnen este tipo de empresas:
- Pueden ser tanto empresas productoras de bienes como de servicios.
- Su competitividad se basa en que aplican su conocimiento a una innovación tecnológica.
- Cuentan con personal científico y/o técnico cualificado, con formación superior.
- En general son empresas con poco personal y que producen bienes y servicios con alto valor añadido.
- Disponen de un departamento de I+D propio o tienen un estrecho contacto con un centro tecnológico, de investigación o Universidad.
- Su activo más importante es el conocimiento (know-how).
- Su gestión se apoya en nuevas tecnologías.
- Han desarrollado innovaciones muy recientes (dos últimos años), que han supuesto nuevos productos, procesos o servicios, o bien la mejora significativa de los ya existentes.
- Ante todo una EBT es una empresa. Su fin último es la comercialización y rentabilización de productos y servicios, por lo que la investigación y la innovación no son un fin en sí mismo.
- Son empresas con capacidad para un crecimiento rápido, pero al mismo tiempo tienen mayores dificultades en su gestión y una necesidad constante de innovación.
¿Qué no es una empresa de base tecnológica?
Según la información anterior, una empresa por el mero hecho de tener un uso elevado de las tecnologías no puede considerarse una EBT.
Para que lo sea, habrá de utilizar de forma intensiva el conocimiento científico y tecnológico en la creación de nuevos productos, procesos o servicios que puedan introducirse en el mercado.
De igual modo, no se puede identificar directamente el concepto de EBT con el de spin-off, el cual hace referencia a un negocio empresarial que surge, bien a partir de un centro académico para explotar los resultados de una investigación realizada en su seno (spin-off académica), bien desde otra empresa privada (spin-off empresarial).
Especialmente desde el mundo universitario se suele equiparar a las EBT con spin-off académicas, utilizándose los dos términos como sinónimos, pero esto no es correcto, ya que también pueden ser creadas desde empresas o de forma independiente sin provenir de ninguna organización anterior.
Imagen de Gerd Altmann