No solo es cuestión de talento
La mayoría de las grandes empresas tienen programas de lo que llaman “gestión del talento”, con los que tratan de identificar a personas especialmente brillantes y, normalmente, intentan complementar sus fortalezas naturales inyectándoles formación y coaching para impulsar aquellas habilidades que tienen menos desarrolladas.
Hasta ahí todo parece lógico, o tal vez no tanto. ¿Por qué tratar de convertir a un buen comunicador en un buen líder? ¿O por qué tratar de convertir a un buen estratega en un buen analista financiero? ¿No sería más sensato sencillamente proporcionar a cada persona el entorno y las responsabilidades más adecuadas a sus talentos naturales?
Trucos de guitarrista virtuoso…
Steve Vai es un auténtico Paganini de la guitarra eléctrica. A sus conciertos asisten cientos, miles de guitarristas que van para aprender del maestro. Sin duda es uno de los guitarristas eléctricos más versátiles y virtuosos de las últimas dos décadas y, por cierto, en diciembre visita nuestro país. Steve Vai afirma que tiene fortalezas y también debilidades como músico, pero revela que su truco es precisamente no trabajar sobre sus debilidades (aquello que le hace peor que otros), sino cultivar en sus fortalezas (aquello que le hace único, singular y distingo de cualquiera). Se trata de un modelo de autoliderazgo y gestión del propio talento que debería darnos mucho que pensar.
Motor, chispa y combustible
El TALENTO es algo mucho más abundante de lo que se cree. Hace pocos días entrevistaba a Bruce Dickinson, líder de Iron Maiden, y me decía exactamente lo mismo. El mundo está lleno de gente de talento, cada minuto nace gente extraordinariamente talentosa. Sin embargo, el talento por sí mismo no es nada.
La fórmula del triunfo incluye una buena dosis de talento, pero siempre acompañada de otro elemento: el ENTUSIASMO. El entusiasmo actúa como una chispa que enciende el motor que pone en marcha el talento, lo enfoca y le da un propósito. Efectivamente, el mundo está lleno de gente con talento pero sin chispa. En cambio, cuando aparece una chispa en un individuo con talento, que se prepare el mundo. No hay nada más peligroso que un hombre con un plan, reza el dicho. Todo emprendedor sabe la verdad que encierran esas palabras.
Hace también unos días tuve la oportunidad de charlar con Rafa Gutiérrez, primer guitarrista de los Hombres G (vídeo a continuación), y él me decía lo mismo, que no hay que buscar solamente a gente con talento, sino a gente que pueda entusiasmarse con nuestro proyecto. Rafa me contaba que para su proyecto en solitario está fichando no solo a músicos con el talento necesario, sino a músicos que se entusiasmen con su proyecto. Y es que el talento per se no es gran cosa, le falta la motivación.
El tercer elemento
Pero volviendo a Bruce, el líder de Iron Maiden, me dijo más cosas interesantes. Efectivamente, el talento está en la base, y hace falta entusiasmo para ponerlo en marcha. Pero cuando las cosas se complican, cuando el día a día desgasta nuestras fuerzas para seguir adelante con nuestro proyecto, hace falta algo más. Y esa tercera incógnita de nuestra ecuación del éxito se llama DETERMINACIÓN. Esa es la variable que marca la diferencia entre llegar al objetivo o no llegar. Porque es fácil tener talento, eso es algo de lo que casi no deberíamos estar orgullosos, como no podemos estar orgullosos de medir 1,80 m, ni de ser guapos o tener unos ojos bonitos, porque eso no ha sido ningún logro nuestro, eso es responsabilidad exclusiva de nuestro ADN.
Y tener entusiasmo por algo tampoco es tan extraordinario, todos podemos ilusionarnos con algo, y no es tan difícil dar con algo que nos apasione y estimule nuestra creatividad. El entusiasmo es casi un acto reflejo.
En cambio, lo verdaderamente extraordinario y admirable es la determinación, esa energía internamente generada, autoconsciente, eso que te hace imparable, eso que hará que logres tus objetivos, que salves todas las dificultades, eso que puede condenarte al éxito.
El puzle de las personalidades
¿Y cómo gestionamos todo eso en nuestra empresa? ¿Se pueden gestionar a la vez el talento, el entusiasmo y la determinación? La respuesta viene otra vez de la música.
Steve Vai nos dice que ignora sus debilidades y cultiva sus fortalezas, pero también nos dice que lo primero es saber lo que uno quiere, porque eso es lo que te proporcionará la energía de la determinación; el autoliderazgo empieza por ahí.
Y Bruce Dickinson nos dejaba otra fórmula: el truco está en seleccionar las personas con las personalidades adecuadas, no solo con el talento de base necesario, sino también capaces de aportar las chispas de entusiasmo convenientes y sobre todo capaces de seguir adelante y luchar con determinación. Y en eso consiste también el trabajo en equipo. No somos máquinas, y cuando la determinación de uno flaquea, ahí está el entusiasmo y la determinación de los demás para recargarnos las pilas. Justo como en una banda de rock.
Talento + Entusiasmo + Determinación = Puro Rock empresarial
Foto @Wetsun, distribuida con licencia Creative Commons BY-2.0