Los trabajadores que nacieron con un ordenador bajo el brazo, paradójicamente, echan más de menos la oficina que los de su anterior generación.
Puede que sean los máximos defensores de la flexibilidad, los críticos más vehementes de los que calientan la silla; pero lo cierto es que los profesionales que forman parte de la generación Z o centennials (nacidos entre 1996 y 2009) están deseando regresar a sus puestos tras ocho meses de pandemia.
En cambio, los millennials o generación Y (nacidos entre 1982 y 1996) continúan priorizando el teletrabajo, alineados con una de las recomendaciones en la que más se hace hincapié para frenar los contagios.
No es una cuestión de concienciación, ni de cumplimiento ortodoxo de las normas. Se trata, más bien, del convencimiento de los denominados centennials de que socializar, estrechar contactos y estar con el resto del equipo favorece el aprendizaje y el desarrollo profesional, también en términos salariales.
Teletrabajar o no: ¿una cuestión de edad?
La opinión respecto al teletrabajo varía sustancialmente en función de la edad y la etapa de la carrera profesional en que se encuentre cada persona.
En líneas generales, los boomers (nacidos entre 1946 y 1965) prefieren el trabajo presencial y poder separar la vida laboral de la familiar, al tiempo que los miembros de la generación X (nacidos entre 1965 y 1980) valoran el estar en el lugar de trabajo para concentrarse y colaborar lejos de las responsabilidades del hogar, siendo el colectivo menos preocupado por la salud.
Al menos, es lo que se desprende de un estudio de ManpowerGroup sobre Preferencias de Candidatos, que indica que más de la mitad de los profesionales de la generación Z quiere volver a la oficina, mientras que apenas cuatro de cada diez millennials lo anhela, debido fundamentalmente a la aparición de otras preocupaciones relacionadas con el cuidado de los hijos en edades tempranas.
A estas alturas de la película, son pocos los profesionales que no sabrían enumerar la ya manida lista de las ventajas e inconvenientes del teletrabajo.
Un cambio cultural
Gema Lahoz, directora de Manpower Academy, asegura que el teletrabajo implica un cambio cultural. Recuerda que antes de la pandemia únicamente un 3% de los profesionales tenían posibilidades de trabajar a distancia con regularidad. Y que actualmente, de forma mayoritaria, los profesionales españoles están preocupados por su salud y valoran aspectos como una mayor flexibilidad.
“Sus prioridades han cambiado y ahora desean mantener la autonomía que facilita el teletrabajo (76%), impulsar su capacidad de aprendizaje y adaptación con la formación virtual (82%) y mejorar la conciliación a largo plazo entre vida familiar y laboral (83%)”.
Ir a la oficina dos o tres días a la semana
Los horarios de lunes a viernes, de 9 a 17 horas, podrían estar en peligro de extinción. Más allá de que la mayoría de las personas prefiera trabajar presencialmente solo de dos a tres días a la semana, la directora de Manpower Academy señala que el 43% de los profesionales creen que la crisis de la COVID-19 ha marcado el fin del trabajo cien por cien presencial y piensan que evolucionaremos hacia un modelo híbrido.
Y apostilla que, de momento, lo que es seguro es que con la crisis sanitaria, “las empresas deben ser más flexibles, diversas y orientarse al bienestar de sus profesionales, dando siempre prioridad a la salud”.
Miedo a contagiar a la familia
Según el citado estudio, realizado en ocho países para reflejar las consecuencias de la crisis sanitaria en las prioridades y temores de los trabajadores, el 53% de los profesionales se muestran preocupados por el riesgo de contagiar a su familia. De ahí, también, el recelo -sobre todo de los millennials– a desplazarse en transporte público.
Diferencias entre géneros
Asimismo, existen diferencias entre géneros. En este sentido, el 46% de los hombres se muestran positivos con el regreso a las oficinas, una sensación que apenas comparte un tercio de las mujeres, quienes de acuerdo con este estudio se sienten más preocupadas o nerviosas por la vuelta.
Finalmente, dentro del colectivo de los padres trabajadores, los hombres subrayan la posibilidad de pasar tiempo con su familia como uno de los mayores beneficios de trabajar a distancia.
Mientras tanto, las mujeres se muestran más reacias a volver a la oficina, y aumenta la preocupación entre las madres con hijos más jóvenes: 61% para las que tienen niños de 0 a 5 años, 53% para los de 6 a 17 años y 50% para los mayores de 18 años.
Sin embargo, unos y otras recalcan los beneficios de no tener que desplazarse hasta el trabajo y la flexibilidad para poder trabajar cuando más convenga.
Prioridades y preocupaciones
Después de que ManpowerGroup haya encuestado a más de 8.000 empleados, algunas de las conclusiones son de lo más elocuentes.
A nadie sorprende que mantener el puesto de trabajo sea una de las máximas prioridades en estos momentos de incertidumbre y caída de la actividad económica.
Pero tras la preocupación por la salud, lo más inquietante es tener que volver a la vida laboral anterior y perder la flexibilidad vigente durante la crisis, permitida fundamentalmente por la posibilidad de trabajar desde casa.
Más allá de las fronteras, ocho de cada diez trabajadores quieren conciliar mejor su vida laboral y familiar.
Al tiempo que casi la totalidad de los países con mayor incidencia va implantando medidas cada vez más contundentes contra el virus, los trabajadores piden a sus empresas que prevalezcan la salud, la seguridad y el bienestar.
Por último, el estudio de Manpower sostiene que valores como la confianza y la transparencia nunca han sido más importantes y que las grandes empresas saben que necesitan datos y conocimientos para transmitirlas.
En este contexto, los expertos recomiendan realizar encuestas sobre preferencias, abrir canales de opinión y consulta y mantener una comunicación fluida.