Si quieres ser único, trabaja tu marca personal

«La marca personal pretende convertirnos en las personas y los profesionales con los que todos quieren estar o trabajar». Y a partir de ahí podremos elegir. Como proclama la campaña de Loterías del Estado, «la libertad es el premio».

No he querido dejar pasar la oportunidad de un reciente contacto con Andrés Pérez Ortega, el especialista en estrategia personal que contribuyó a identificar y asentar el concepto de branding y marca personal en España, para abundar sobre un tema que ya se ha tratado en esta bitácora. Ahora me permito retomar el tema, en la convicción de que el diseño de estrategia que ofrece este profesional puede ser de gran utilidad: desde luego para aquellos interesados en construirse una identidad diferenciada, pero también para los que buscan información que invite a la reflexión.

«Todos tenemos una marca personal». Estoy totalmente de acuerdo con la afirmación de Andrés. Y si el ser humano etiqueta continuamente a otros seres humanos, entonces, ¿por qué no controlar ese proceso?, ¿por qué no intentar conseguir que nos perciban como nosotros queremos? Para alcanzar el objetivo, Andrés ofrece un modelo de actuación:

 

1. Para qué: definición del ámbito de posicionamiento

Las herramientas, los recursos y las acciones van a ser diferentes en función del territorio que la marca personal quiera ocupar. Quizá busques trabajo, quieras ascender en la organización que te emplea, convertirte en experto de una materia que te apasiona, ser influyente, compartir tu conocimiento o, ¡casi nada!, poner tus ideas en orden para comunicar y sentirte mejor. A todas estas situaciones puede dar respuesta la estrategia, eso sí, es fundamental tener claro para qué se realiza este esfuerzo.

 

2. Quién: la identidad

«Nos hemos acostumbrado a ser lo que otros quieren que seamos». Primero fueron los padres, luego los profesores, compañeros de clase, amigos, jefes o colegas de trabajo…, pero puede que tú no te veas identificado con esa imagen que siempre te persigue, aunque cambies de hábitat social. En este segundo paso debes definir tu rol o, mejor dicho, roles. Debes ser capaz de identificar tus fortalezas y aportaciones sociales en todos los ámbitos de la vida, la materia prima sobre la que construyes tu marca personal es básicamente compleja.

 

3. Por qué: motivación y valores

Llega la hora de concretar, «si no tienes una razón sostenible que te haga ponerte en marcha, la estrategia estará destinada al fracaso». La elección tiene que ser realmente motivadora, invitarte a la lucha, al esfuerzo: mientras otros se relajan viendo la serie de televisión de moda, tú deberás disfrutar trabajando en tu marca personal. Pero también debes marcar las líneas rojas, tu esfuerzo tiene unos límites personales y morales que te ayudarán a medir las situaciones y mantenerte fiel a la estrategia en el tiempo.

 

4. El objetivo

Todas estas reflexiones deben servirte para establecer la meta. Ser el experto de referencia en una disciplina concreta o dirigir una gran multinacional, casi todo es lícito. Marcar el fin del trayecto servirá para evaluar cada decisión, medir las fuerzas y recursos, pero sin obsesión, disfrutando de cada avance, sabiendo que estás más cerca.

 

5. La oferta

«¿Qué me hace útil y relevante?» y «¿cómo se beneficia mi empresa, cliente o entorno de mis cualidades?» son dos de las preguntas que Andrés se plantea. A diferencia de lo que mostramos en un currículo vitae (competencias y experiencias), aquí debemos identificar las gratificaciones que por nuestro trabajo o servicios reciben los demás. Se trata de definir nuestro producto, «para convertirlo en una aportación valiosa». La buena noticia es que todos tenemos algo valioso, búscalo en el resultado de tu formación, experiencia, habilidades y pasiones.

 

6. Posicionamiento

No basta con tener un producto, debes ocupar un lugar en la mente de quienes has definido como clientes o usuarios. No se trata de convertirse en el mayor experto en diseño de negocios de hostelería, debes llenarlo de atributos (originalidad, tecnología, eficiencia…) y poner esa bandera en la cabeza. Pero, no te engañes, ese valor añadido debe responder a tus verdaderas competencias, de otro modo no transmitirás credibilidad. Una cualidad que para Andrés se logra «comportándose de forma coherente a lo largo del tiempo, dando muestras, pruebas de tu trabajo o consiguiendo que otros hablen de ti».

 

7. Descubre y gestiona las percepciones

A medida que la estrategia avanza, deberemos disponer de herramientas que nos permitan valorar cómo nos están percibiendo. Lástima no disponer de más espacio para detenernos en ellas, pero lo básico es saber qué debemos medir y corregir.

 

8. Genera confianza y diferencia

Dos de las palabras que deben estar presentes en la estrategia de branding personal sólo se pueden conseguir manteniéndose fieles a la ruta marcada en el tiempo.

 

9. Visibilidad: el calendario de actuaciones

Las informaciones que compartimos en la Red, el blog, libros o medios de comunicación, el networking, las charlas y conferencias y, sobre todo, nuestro trabajo deben ser los amplificadores. Sin el reconocimiento de los otros no existe la marca personal, y hay que trabajarla en todos los ámbitos. De este modo, nuestro plan de acción debe establecer objetivos concretos en cada una de las esferas:

 

10. Control y mantenimiento

Es la última y obvia fase que cierra las recomendaciones de Andrés Pérez de Ortega. Debe aportar flexibilidad a la estrategia para ir corrigiendo desviaciones sin apartarnos de la meta.

 

Construir tu marca personal es un objetivo complejo pero accesible, que no exige tanto de inversión como de recursos personales, imaginación y tesón. Un concepto que devuelve a las personas el poder; se trata de escapar de esa visión del profesional o del trabajador como un commodity, una mercancía, para convertirlo en algo valioso, diferenciado e insustituible.

Foto: pixabay

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