El lanzamiento de 5G ha comenzado en serio, por lo que muchos esperan que esta revolución en el mundo de los servicios en la nube sea igual de disruptivo. A primera vista será muy positivo para el uso de teléfonos inteligentes y tablets individuales, hotspots móviles y mucho más.
Pero ¿cómo afectará la computación en la nube? En este escrito desglosaremos los impactos que puede tener la 5G y su nivel de interacción con las tecnologías actuales.
5G y la tecnología que lo acompaña
Es probable que estés familiarizado con las redes inalámbricas 4G, pues son las solemos usar actualmente cuando nos conectamos a Internet. Sin embargo, cuando hablamos de 5G debemos tener en mente que supone el siguiente paso hacia una evolución de las redes móviles.
Al igual que los estándares de red anteriores, este tipo de red emplea ondas de radiofrecuencia (RF) para transmitir y recibir bases de datos. Para considerarse 5G existen unas velocidades mínimas que debe proporcionar una red. Tanto para la descarga como para la carga. Estas corresponden a 20 Gbps (Gigabytes) por segundo de descarga y 10 Gbps de carga de datos. En aras de comparar, las velocidades mínimas de descarga y carga para 4G fueron 150 megabytes para descarga y 15 megabytes para carga.
Además de esto, y posiblemente lo más importante, 5G introducirá una mejora enorme en términos de disminución de latencia: el tiempo que tarda un dispositivo en responder a otro dispositivo en red. La latencia en 5G será igual o más baja que 4 milisegundos, por lo que podremos afirmar que será prácticamente instantánea.
Impacto de 5G en los servicios en la nube
Las tecnologías de virtualización y el auge de varios servicios en la nube exigen una nueva infraestructura física para almacenar y procesar grandes cantidades de datos. Entre varios focos de cambio con la llegada de esta tecnología encontramos:
Capacidad de almacenamiento
Sin duda alguna 5G introducirá requisitos altamente demandantes. La realidad es que una solución con implantación en miles de dispositivos IoT proporcionando datos en tiempo real o contenido multimedia enriquecido podría potencialmente saturar las líneas de comunicación.
También, podría agotar los recursos de almacenamiento de un data center tradicional de forma rápida. Por ello, las nubes públicas deberán estar preparadas para el cambio significativo que suponen el alto flujo de datos.
Procesamiento de datos
Es probable que 5G también transforme el estado actual de los servicios en la nube. Igualmente, que ponga a la vanguardia el uso de edge computing. Para quienes no se familiarizan aún con el término, la computación edge procesa los datos más cerca de la fuente de origen. De esta manera, el procesamiento de datos es más rápido.
Con un estimado de 17 mil millones de dispositivos conectados para 2018, es apenas lógico la importancia que trae el procesamiento de datos utilizando los servicios en la nube. El aumento en la velocidad de la transmisión de datos beneficia directamente a algunos dispositivos que exigen críticamente una conexión confiable de baja latencia, por ejemplo, los automóviles autónomos. Su alta demanda de procesamiento de datos en tiempo real obligará a los proveedores a construir una infraestructura más cercana a la fuente.
Latencia y su impacto en los servidores en la nube
Es probable que, a velocidades de red móvil más rápidas, disminuya la necesidad de servicios en la nube y la tecnología que la acompaña. De esta forma, permitirá que sean los dispositivos y la red 5G quienes asuman muchas de sus responsabilidades.
Este fenómeno logrará que eventualmente se le otorgue a la nube el papel de servir como almacenamiento de modelos informáticos de larga duración tales como Infrastructure as a Service (IaaS), Platform as a Service (PaaS) y Software as a Service (SaaS). También, para aquellos que no requieran procesamiento en tiempo real.
Servidores en la nube, antes y después de la llegada del 5G
Ciertamente la tecnología 5G llegó para mejorar varios aspectos. Para verlo en retrospectiva tengamos en cuenta cómo funcionan las conexiones en este momento. Las redes inalámbricas 4G se centran en la disponibilidad de ancho de banda sin procesar, es decir que son de acceso limitado.
En cambio, el 5G tiene como objetivo proporcionar una conectividad que brinde un acceso rápido y constante a los usuarios de Internet. Esto puede ser en la cima de un rascacielos o debajo de una estación de metro.
A diferencia de 5G, las redes 4G tienen una estructura monolítica. Es decir, todos los protocolos y sistemas que la acompañan corresponden directamente a la red 4G. En efecto, 5G pretende ser todo lo contrario. Esta tecnología se construye como la combinación entre: 2G, 3G, LTE, LTE-A, wifi y M2M.
En concreto, la tecnología 5G está diseñada para admitir una amplia variedad de aplicaciones como Internet de las cosas (IoT), dispositivos portátiles conectados, realidad aumentada y juegos de inmersión sin discriminación alguna.
Por eso, su implementación transformará el uso de otras tecnologías junto con la computación en la nube. Por un lado, propiciará el uso de las nubes públicas en todas partes. Por otro lado, se mejorará la seguridad en las redes empresariales, ya que obtendremos una distribución de datos más segura fuera de las nubes públicas.
En definitiva, el 5G ha abierto la puerta del Cloud al incorporar nuevas y mejoradas funcionalidades que en la actualidad solo se descartaron por cuestiones de rendimiento.