Retrato robot del responsable financiero de una pyme

Las personas que trabajan en las pequeñas y medianas empresas suelen estar habituadas a realizar tareas muy diferentes, inclusive algunas alejadas de los cometidos que, en principio, se supondrían asociados con su puesto de trabajo. Sobre todo, en las compañías más pequeñas, las denominadas microempresas, es difícil encontrar una división del trabajo en departamentos que tengan tareas y responsabilidades claramente identificadas, siendo habitual que “todos hagan de todo” en la empresa. Según ésta va aumentado en tamaño y en complejidad, suelen aparecer la especialización de tareas y los diferentes responsables de área.

Con respecto al área financiera, lo más habitual es que en las empresas más pequeñas se centre principalmente en los aspectos contables del negocio asignados a una única persona, siempre que no se hayan subcontratado a terceros, como ocurre en el caso de trabajar con una asesoría contable. Dicha persona suele ocuparse también de relacionarse con las entidades financieras, siendo el interlocutor válido para tratar con ellas, sobre todo en las cuestiones del día a día. Mayor tamaño empresarial, al igual que en el caso la empresa tratada en su conjunto, supondrá una mayor complejidad funcional y estructural en el área financiera.

Particularmente me gusta utilizar la expresión “responsable financiero” para nombrar a la persona encargada del área financiera dentro de una pequeña o mediana empresa. Con ella trato de englobar las distintas denominaciones que puede llegar a adoptar en la práctica. Pues bien, a partir de la descripción de una serie de características que se observan comúnmente, se puede tratar de obtener el retrato robot del responsable financiero de una pyme.

 

Concentración de tareas

En esta persona se concentran tareas que en el caso de empresas más grandes suelen asignarse a varios empleados. De este modo, en la gran empresa es habitual que existan tesoreros, contables o controllers, con sus funciones especializadas en cada caso, que en la pyme se agrupan en una misma persona. Esta concentración de tareas obliga a que el responsable financiero de la pyme deba establecer claramente el orden de prioridades a la hora de gestionar su tiempo.

 

Relaciones más estrechas

En las pymes las personas al frente de las distintas áreas en las que se divide el trabajo, entre las que se encuentra la financiera, suelen tener relaciones más estrechas y habituales, lo cual puede ser positivo para aprovechar sinergias, pero también puede llevar a que exista un nivel de conflicto mayor en el momento de fijar objetivos comunes.

 

Gestión y planificación más sencillas

Este responsable financiero suele tener una menor complejidad en sus labores de gestión y planificación. No obstante, la necesidad de planificar objetivos financieros y de fijar estrategias para conseguirlos son igual de importantes que en una gran empresa.

 

Escasez de recursos

La falta de recursos financieros y, me atrevería a decir, de todo tipo, caracterizan al responsable financiero de una pyme, como a la propia compañía. En este entorno resulta muy importante ahorrar costes y asignar de la mejor manera posible esos recursos escasos de los que se dispone.

 

Agilidad operativa

El financiero de la pyme suele tener mayor agilidad en la operativa y en la toma de decisiones. A pesar de ello, hay ocasiones donde su poder de decisión estará muy limitado, sobre todo en aquellas empresas donde el núcleo de decisión se concentre en el dueño del negocio o en el gerente.

 

Análisis en menor profundidad

Tanto la concentración de tareas como la escasez de recursos hacen que el gestor financiero de la pyme realice normalmente un análisis menos exhaustivo de la información que tiene a su alcance. En esta situación, resulta fundamental que tenga capacidad para centrarse en lo importante y deje de lado lo secundario.

 

Atención especial a los proveedores de financiación

En el retrato robot de este responsable no podría faltar la tarea que suele ocasionarle la mayor parte de sus quebraderos de cabeza, como es la de relacionarse y, en muchas ocasiones, negociar con las entidades que proporcionan financiación a la empresa, fundamentalmente con las entidades de crédito, de cuyos fondos siguen dependiendo gran parte de las pymes. Le resultará fundamental cuidar dicha relación, especialmente desde aquellos ámbitos que más puede controlar, como cuando debe presentar información de tipo recurrente sobre la marcha del negocio, la cual habrá de responder a la realidad económica y financiera del mismo y ser coherente con los datos proporcionados anteriormente. Se trata de intentar reforzar la credibilidad del banco en la empresa.

 

Foto: pixabay

Exit mobile version