Las negociaciones no han acabado. Poco importa si los jefes de Estado y de gobierno llegan a un acuerdo o si terminan de cerrar los flecos en septiembre. Porque nos enfrentamos al Marco Financiero Plurianual (2021-2027), fijado en alrededor de 1,1 billones de euros, y al fondo de emergencia y recuperación tras la pandemia (750.000 millones de euros).
A estas cifras hay que sumar 240.000 millones de euros establecidos en la línea MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad) para el sector sanitario y otros 100.000 millones de euros a través de la línea SURE, destinada a políticas de empleo.
Es un auténtico bazuka europeo de dinero público y privado, que persigue contrarrestar la caída del 16% del PIB europeo en el bienio 2020-2021.
Líneas maestras del plan económico europeo
El detalle de las cifras está por resolver y será campo de negociación una larga temporada, pero sí podemos anticipar las líneas maestras del plan económico europeo para la próxima década.
Las pymes y los proyectos emprendedores que nacen después del coronavirus se juegan mucho en varios escenarios al mismo tiempo.
El rescate directo a empresas que padezcan un problema de liquidez es una solución parcial y apropiada. Algunas pymes se salvarán por la vía del crédito SURE y otras líneas que surjan, pero serán las menos.
Turismo, hostelería, comercio minorista o cultura podrán recibir algunas ayudas específicas, pero serán puntuales y ajustadas al fondo de comercio previo. Sin embargo, los pactos europeos de la recuperación y la propia iniciativa New Green Deal sugieren otros caminos. Veamos cuáles son los escenarios de la pyme europea pos-covid.
Transformación digital
Es la gran demanda de los países centroeuropeos, por la vía de un gran mercado digital de bienes y servicios.
Está por ver cómo se aúna ese interés con la armonización fiscal, si bien intuimos que habrá una fuerte apuesta por contenidos digitales, servicios educativos y audiovisuales para un espacio económico común.
No habrá recuperación económica de la pyme si no orienta sus servicios a un entorno digital construido sobre plataformas, redes sociales y gestión masiva de datos.
Energía verde
La autonomía energética de los países de la UE es un asunto recurrente. Ante la obsolescencia de las energías fósiles, la apuesta por energías renovables es una jugada segura.
Se une ahora una línea de construcción y reforma arquitectónica vinculada a la eficiencia energética, la accesibilidad, los espacios tecnificados, la conectividad y otras medidas que dinamicen la economía de la construcción con fuerte orientación a las infraestructuras verdes.
Las pymes que sepan diferenciarse del sector de la construcción a granel, para ofrecer servicios especializados en transición ecológica, tendrán apoyo europeo.
Función de la administración pública
La crisis fiscal que viene recordará la necesidad de revisar qué tipo de sector público deseamos para el siglo XXI.
En perspectiva europea, multitud de pymes podrán ofrecer servicios mixtos (innovación social, servicios sobre el terreno, gestión mixta de edificios e infraestructuras).
En salud y educación, veremos partidas presupuestarias para incentivar la incorporación del sector privado con garantías de servicio público (igualdad, mérito, capacidad).
Así, en particular, se buscarán pymes que sepan evaluar políticas públicas, que puedan medir demandas sociales para convertirlas en políticas concretas y que puedan aportar experiencias internacionales.
El mercado internacional empieza en Europa
La competitividad de las pymes es una enorme preocupación para los rectores europeos.
El análisis comparado indica que países como España, Grecia o Bulgaria necesitan que sus pequeñas y medianas empresas crezcan para alcanzar la dimensión óptima del mercado europeo.
Con presencia en dos o tres mercados, la robustez, la dinamización o el acceso a distintos mercados garantiza la viabilidad de una firma en tiempos de crisis económica pos-COVID. Es la única lección evidente de 2008, que para España significó incrementar las exportaciones hacia Iberoamérica.
Reshoring
Es una palabra que se repite con frecuencia en el circuito europeo. Consiste en la reindustrialización de los países, para recuperar fortaleza y presencia en sectores estratégicos que ahora producen en China.
Habrá interés en recuperar la producción farmacéutica, sanitaria o alimentaria, con el ánimo de dotar de autonomía estratégica al mercado europeo.
Las pymes que quieran competir en este segmento tendrán que ser capaces de atender la demanda de 500 millones de europeos. Los países meridionales tienen que apostar fuerte por revitalizar el tejido productivo con infraestructuras, servicios y transportes.
Turismo
Veremos una apuesta significativa para una industria que actúa como motor de otras industrias parejas (ocio, cultura, restauración, hoteles, transportes públicos y privados).
Solo en España o Italia, que arrojan cifras similares, representan el 12% del PIB y el 14% del empleo.
La pyme tiene una oportunidad de diferenciarse mediante la creación de valor añadido digital, ya sea mediante la preventa de espacios, o mediante la utilización del móvil como instrumento nuclear de la experiencia turística.
Las aplicaciones y servicios de cliente final tendrán como finalidad organizar unas masas turísticas cada vez menos aglomeradas.
Otra oportunidad se observa en los servicios de control, como pueden ser los test masivos en aeropuertos y estaciones, control y rastreo, protección de la privacidad o capacidad de intervención sanitaria sobre el terreno.
Economía de la empresa
Por último, me animo a una reflexión de economía de la empresa. La pandemia ha acelerado multitud de tendencias que ya no se irán: el teletrabajo, la oficina virtual, el incremento de reuniones telemáticas, la conectividad de los hogares, el auge desproporcionado del consumo audiovisual de plataformas o el ecommerce.
Ninguna de estas tendencias volverá a su etapa anterior. Aprovechemos desde la pyme para competir en este nuevo territorio por descubrir, en igualdad de incertidumbre con los grandes jugadores. No habrá otra.