¿Qué tienen en común un balón de fútbol que luego puede utilizarse como lámpara LED ; un dispositivo que transforma los smartphones en alcoholímetros; y una estantería que sirve además para colgar bicicletas? Todos ellos son productos innovadores de pretail. Es el nuevo término con el que toca familiarizarse y consiste en la adquisición de productos y servicios en su fase conceptual, en el momento del prelanzamiento. Sobre él versa el último informe de Trend Watching sobre tendencias de consumo.
Es indiscutible que el consumidor está en el centro de la cadena de valor y suyo es el poder. Por eso en los últimos tiempos todos andan de cabeza para adaptarse a su nuevo perfil y descifrar los siguientes pasos de su comportamiento. Pues bien, en este momento algunos están utilizando las plataformas de crowdfunding como los nuevos centros comerciales, porque es allí donde mejor satisfacen su demanda de productos y servicios innovadores y únicos.
El consumidor actual está más informado y es más crítico y exigente que nunca. Se relaciona a través de distintos medios y busca la inmediatez, escucha a otros consumidores, y quiere que las marcas que le interesan lo tengan en cuenta e incluso le permitan participar en la creación de productos. Compra aquellos que le generan confianza y es fiel a compañías cuya filosofía comparte y en cuyos valores se ve reflejado. Más que productos busca experiencias, vivencias, emociones. Quiere sentirse especial y a través del pretail lo consigue.
A los consumidores que participan de este nuevo fenómeno les motiva ser los primeros, junto a la emoción de encontrar un producto diferente y exclusivo, sobre todo si es para un nicho tan específico que ninguna marca tradicional lo habría producido. Precomprar ideas que están en proceso también crea vínculos entre una comunidad de seguidores, que ayuda a aumentar el entusiasmo entre los compradores más convencionales.
El crowdfunding está cambiando la forma en que los bienes de consumo se financian, producen y compran. Datos de Kickstarter, la web líder de financiación en masa para proyectos creativos, muestran su increíble crecimiento: En el año 2012 2,2 millones de personas (un 134% más que en 2011) de 177 países (90% de los países del mundo) aportaron 275 millones de dólares (238% más que en 2011).
Por parte de la demanda, los consumidores exigen productos cada vez más singulares y personalizados, y respecto a la oferta, los costes de desarrollo han bajado, cada vez más personas pueden convertirse en empresarios y llegar a un público más amplio. Además, la gente ahora puede participar de cualquier iniciativa de una manera más directa, lo que ayuda a chequear el mercado alrededor de cualquier nuevo producto y, a medida que se comprueba la demanda y se recaudan fondos, el riesgo es menor.
Al financiar la prerrealización, las plataformas de crowdfunding hacen que cualquiera que tenga una idea pueda presentarla a los consumidores y estos precomprarla. Esto permite por primera vez que la inventiva y la diversidad en la oferta puedan equipararse con la imaginación de los consumidores.
Según el informe de Trend Watching, puesto que los consumidores solo precomprarán las innovaciones que quieran -asegurando que se hagan realidad, y su éxito final sería la absorción por el comercio tradicional- e ignorarán las que no quieran, estaríamos cerca del mercado perfecto imaginado por los economistas.
El fenómeno pretail también abre nuevas oportunidades a las empresas que pueden presentar a los consumidores una serie de innovaciones sin riesgos, y además estos pueden aportar ideas a su departamento de I+D. O podrían crear una plataforma propia a la que los creadores enviaran sus ideas para un segmento de mercado particular. También podría aparecer el primer pretailer de lujo, o el primero dedicado a artículos del hogar o un megacentro comercial que agrupe todas las ideas de las plataformas de crowdfunding de todo el mundo.
Un ejemplo de una tienda para productos desarrollados socialmente es Quirky. Los creadores envían su idea a la comunidad de usuarios que votan y, de acuerdo con una serie de factores, eligen qué productos serán producidos. También pueden sugerir cambios.
Y una pregunta en el aire: ¿el siguiente paso será que los consumidores exijan de forma proactiva a los emprendedores lo que quieren?
Imagen @Rocío Lara distribuida con licencia Creative Commons BY-SA 2.0