Ocho preguntas y seis decisiones para volver a triunfar con otra startup

Decisiones que tomar antes de montar otra startup

Los 1321 millones de euros que el fondo sueco EQT pagó por Idealista o los 500 millones que Vente-Privée desembolsó para hacerse con Privalia ilustran las exorbitantes cifras que una startup española puede alcanzar en el mercado.

Al margen de estas cifras récord, otras operaciones más modestas también convierten en jóvenes millonarios a los fundadores de otras startups tras la salida de su fundador, y algunos de ellos tardarán poco en encarar nuevos proyectos con la confianza y la presión de haber tocado antes la gloria en los negocios.

Pero los éxitos pasados no garantizan éxitos futuros. Este es el primero de los pensamientos que acude a quien vuelve a acopiarse de la energía necesaria para emprender.

Por eso, por muy buen colchón financiero que tengamos, es tan razonable cuestionarse ciertos aspectos antes de saltar de nuevo al ruedo del emprendimiento.

Ocho preguntas antes de volver a emprender

La experiencia da seguridad, pero la duda, perfección. Antes de embarcarse en una nueva startup, conviene plantearse muchas cosas, con el fin de liberarse de los sesgos adquiridos durante las experiencias pasadas.

  1. ¿Has disfrutado de una prudencial desconexión? Tras la venta, es fácil continuar con la inercia del día a día del gestor, pero el emprendedor debe saber descansar no menos de un año antes de reafirmarse en su decisión de emprender de nuevo.
  2. ¿Tienes hambre de éxito? Valora qué estás dispuesto a ofrecer para saciarlo y si el esfuerzo compensa.
  3. ¿En el mismo u otro sector? Es una de las grandes decisiones que se deben tomar. Las ventajas de reinventarse en el terreno de juego conocido son muchas; la suma de experiencias y contactos, dos de las más valiosas. Pero debes saber que tu conocimiento y experiencia van a ser de gran utilidad en cualquier sector en el que decidas trabajar.
  4. ¿Tu nueva empresa tiene un objetivo? Tu equipo y tú mismo vais a trabajar mejor si visualizáis claramente el porqué.
  5. ¿Tienes un producto realmente diferenciado? Un exceso de confianza puede llevar a emprender un negocio sin una clara propuesta de valor. Recuerda: “Las empresas pobres se desentienden de sus competidores; las empresas del montón copian de sus competidores; las empresas ganadoras marcan el camino a sus competidores”. Lo dijo Philip Kotler, uno de los padres del marketing moderno.
  6. ¿Has renovado tu conocimiento o habilidades? Vale que la experiencia es un grado, pero el siglo XXI es el de la formación continua. No es necesario reducir tu aprendizaje al mundo de la empresa, lo importante es ir adquiriendo nuevos saberes, porque todos ellos te enriquecen.
  7. ¿Tienes prisa por triunfar? Si la respuesta es sí, puede que se convierta en un grave problema, porque cada negocio necesita su propio ciclo: “Si lo valoras bien, la mayoría de los éxitos necesitaron de mucho tiempo”, dijo Steve Jobs.
  8. ¿Cuentas con respaldo familiar? Es probable que las circunstancias personales del emprendedor hayan cambiado y sus responsabilidades ya no sean las de un veinteañero. Por ello, contar con un sólido respaldo familiar es vital. De no ser así, hay que estar dispuesto a pagar el peaje que supone la celosa exclusividad de levantar una nueva empresa. 

Seis decisiones para repetir el éxito

Es indudable que el conocimiento de anteriores proyectos ubica al emprendedor en una casilla de salida bien distinta, pero no hay que bajar la guardia:

Protege tu patrimonio personal. Pese a lo obvio de la afirmación, no serías el primer empresario en jugarse todo el capital de una venta empresarial a una carta. Las opciones son muchas, pero todas pasan por decidir qué recursos se van a poner a trabajar en el proyecto, elegir una forma jurídica adecuada, separar la nueva sociedad de otras ya operativas y buscar un asesoramiento profesional.

Recuperar la capacidad de sacrificio del primer proyecto. A Elion Musk se le atribuye haber dicho que un empresario debe saber realizar todas las funciones de su empresa: “Si eres cofundador o director ejecutivo, tienes que hacer todo tipo de tareas, incluso las que no quieres hacer. Si no lo haces, la compañía no tendrá éxito”.

Afina tu capacidad de escucha: ¿Conversaste durante el tiempo de desconexión con personas a las que admiras o respetas? No desaproveches tu agenda de contactos, pero amplia las miras en busca de interlocutores de perfiles distintos, y no permitas que tu convencimiento te impida escuchar.

Adapta tu modelo de negocio a los nuevos valores. Recuerda que Blockbuster se burló de la oferta de colaboración que le llegó desde Netflix, ya sabes con qué resultado. Por muy adelantada que fuera tu anterior startup, el negocio y la sociedad para las que quieres trabajar han cambiado. Piensa en los valores en alza, teniendo muy presente a las generaciones emergentes. Hoy sería la Z, caracterizada por un mayor activismo social, que se comunica con un lenguaje propio, difícilmente impresionable desde el punto de vista tecnológico y que valora la flexibilidad en el puesto de trabajo. ¿Tu empresa da respuesta a estos valores?  

Crea un equipo a la medida del nuevo proyecto. Resulta tentador confiar de nuevo en los incondicionales pero, por doloroso que sea, la selección hay que hacerla en función de las necesidades que cada una de las posiciones estratégicas requiera.

No te saltes la fase de validación de producto. La experiencia debe servir para acelerar los procesos, pero conviene mantenerse fiel al modelo startup de emprendimiento ligero. Es habitual que las prisas y el exceso de confianza lleven a lanzar el producto o servicio a gran escala, pero prescindir de esa etapa tan aleccionadora como es la de la validación durante el tiempo que sea necesario, es un error fatal. El test de producto es vital para satisfacer adecuadamente esa necesidad no cubierta por el mercado que nos animó a saltar una vez más al ring del emprendimiento. 

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Foto de Austin Distel en Unsplash

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