Cualquier construcción necesita, para ser sólida, unos buenos cimientos. Y un árbol, para crecer alto, precisa de unas raíces robustas capaces de aportarle los nutrientes que necesita.
Una empresa no deja de ser una construcción, un edificio o un árbol que vamos creando y haciendo crecer. Y, por tanto, tiene sus propios cimientos, sus propias raíces: la misión, la visión y los valores.
Cuando creamos Bubok, nuestro primer reto fue definir una misión alcanzable, una visión clara e inspiradora, y unos valores que realmente nos representaran. Tardamos tiempo en definirlos, pero se han mantenido hasta hoy en día, y han sido la base sobre la que levantar todo el proyecto.
Muchas empresas, sin embargo, prefieren centrarse antes en el target, el producto o el desarrollo de las distintas áreas del proyecto. Cada uno debe elegir el camino que recorre, pero sin esos pilares, es tremendamente fácil que todo el edificio se venga abajo. Mi consejo es tener claro, antes de nada, quiénes somos, qué queremos y hacia dónde nos dirigimos, para que todo sea más sencillo.
La misión
Sería el “qué queremos”. En la misión debe definirse, de manera clara y sencilla, qué papel tiene nuestro proyecto en el mundo. Para qué existe y cuáles son sus principales objetivos a medio plazo. No basta con decir “nuestro objetivo es ganar dinero”, eso es algo buscado por todas las empresas, hay que saber diferenciarse y dejar claro a nuestros clientes, accionistas y competidores qué buscamos, por qué hemos fundado una pyme.
La visión
Es el “hacia dónde nos dirigimos”. Es el horizonte que nos marcamos y la utopía que nos guía. Decía Eduardo Galeano que la utopía sirve para caminar, y esa es la función de la visión. Plantearnos el mejor escenario posible de nuestro proyecto, a medio-largo plazo, y decidir que queremos llegar a él, por difícil que resulte. Por supuesto, debe ser alcanzable, situándose justo en ese punto en el que las yemas de los dedos lo tocan, pero necesitamos mucho más trabajo para llegar a cogerlo.
Los valores
Definen “quiénes somos”. Son ideales, principios, que fundamentan la cultura de nuestra empresa y definen su personalidad. Deben ser conocidos y en la medida de lo posible, compartidos por todos los empleados de la compañía. Son lo que nos define, y debemos ser fieles a ellos en todas nuestras actuaciones corporativas. Analizar el cumplimiento de estos valores en el día a día de una pyme es una excelente manera de tomar el pulso a ésta y comprobar si todos remamos en la misma dirección. Por ejemplo, si uno de nuestros valores es la cooperación, carece de sentido que tengamos a dos departamentos compitiendo entre sí. Va contra nuestros valores y contra lo que somos.
Tómate, pues, tiempo en definir tu misión, tu visión y tus valores. Si tu empresa no los tiene especificados, detente a pensar cuáles podrían ser. Ten presente que uno siempre es mejor y se desenvuelve mejor en su vida si sabe quién es, qué quiere y hacia dónde se dirige. ¿Por qué iba a ser menos tu empresa?
Foto:Temari 09