En el marketing digital no hay verdades absolutas ni duraderas. Lo que hoy funciona mañana puede ser totalmente inútil. Lo que ha ido muy bien en una determinada situación puede no servir para nada en otra. Lo que para una empresa es perfecto, para otra puede resultar, como poco, una pérdida de tiempo.
Por marketing digital o marketing online me refiero al conjunto de técnicas de marketing basadas en los medios digitales: tener una web con contenidos de interés, promocionarla en los principales buscadores, aprovechar el impacto de las redes sociales, crear campañas de e-mailing, etc. Son muchos los factores que influyen en el éxito o fracaso de estas técnicas: aparición de nuevas tecnologías, de nuevas redes sociales, vaivenes en la reputación de nuestra marca, las acciones de nuestros competidores…, factores todos ellos cambiantes que propician que las acciones que nos daban buenos resultados ayer deban ser revisadas de arriba abajo hoy.
Y es aquí donde las pequeñas empresas y las startups tienen ventaja frente a las grandes compañías: Las pymes tienen equipos de trabajo más pequeños, procedimientos más ágiles, tiempos de decisión mucho más cortos y están acostumbradas a cambios diarios que implican reacciones rápidas. Justo lo que se necesita para sacar partido del marketing digital, donde todo cambia a velocidad de vértigo.
Por el contrario, las grandes empresas tienen procesos de decisión y tiempos de implementación mucho más largos y trabajan normalmente manejando planes estratégicos a varios años vista. Probablemente muchos de los que lean este artículo han trabajado alguna vez en una gran empresa y han participado en algún plan estratégico o caso de negocio con un horizonte temporal de, por ejemplo, tres años. En lo que respecta a marketing online, ¿quién puede predecir qué va a pasar dentro de tres años? ¿Alguien podía imaginarse en el año 2000 que Google acapararía el mercado de buscadores cuatro años más tarde, o alguien supo predecir, antes de 2006, el despegue de Facebook?
Así pues, muchas pequeñas empresas y startups tienen en la capacidad de adaptación su mejor ventaja competitiva. Se construyen desde cero y con frecuencia no tienen datos del pasado como para poder extrapolar hacia el futuro, así que simplemente hacen suposiciones o conjeturas, las prueban y se adaptan rápidamente en función de los resultados obtenidos. La ventaja competitiva es que pueden probar cosas nuevas, medir y analizar los resultados, y deducir rápidamente qué ha funcionado bien y qué es lo que hay que corregir. Esta forma de trabajar podría resumirse en un flujo de con tres palabras: Actuar -> Medir -> Aprender.
Trasladar esa metodología de trabajo al marketing online es sencillo, y no solo eso, sino que dadas las características de los medios digitales, es una acertada manera de trabajar, porque a diferencia del marketing tradicional, en el marketing online no necesitas grandes inversiones y además es posible medir los resultados de cualquier acción casi en tiempo real y reaccionar de forma inmediata.
Pongamos un ejemplo: No tenemos claro si estamos sacando todo el partido que podríamos a nuestra web. Entonces, ¿qué tal si le añadimos un blog corporativo? El coste económico de esta acción es muy bajo, si bien es cierto que requiere cierto tiempo y dedicación. Recojamos en el blog, por ejemplo, noticias generales sobre el sector del que forma parte nuestra empresa, opiniones de expertos, etc. Tras las primeras semanas de funcionamiento, podremos tener una idea clara de si nuestra web ha recibido más visitas de las que tenía antes y sabremos cuántas personas se han suscrito al nuevo blog o han difundido sus contenidos, así que podremos sacar las primeras conclusiones: ¿Recibe la web más visitas, pero quizá no tantas como esperábamos? Pues puede que debamos explorar otra temática para el blog, o contratar un servicio de SEO que ayude a mejorar nuestro posicionamiento en buscadores y así potenciar esa cierta mejoría que hemos percibido. ¿Y si revisamos nuestra presencia en redes sociales? En 2010 Facebook era la red social de referencia e Instagram no existía. Pero hoy Instagram tiene más de 300 millones de seguidores, mayoritariamente jóvenes. Si ese es nuestro público objetivo, ¿por qué no abrir una cuenta en Instagram?
No se trata únicamente de prueba y error. Es muy importante tener claro el objetivo deseado con nuestras acciones de marketing digital y saber cómo haremos para medir los resultados que vayamos obteniendo. Una planificación previa es fundamental. Pero no es nada diferente a lo que cualquier pyme hace tradicionalmente en su día a día.
Hay unos cuantos factores, aparte de los conocimientos o experiencia, que influyen decisivamente en el éxito o fracaso de las acciones de marketing online: Lo innovadora que sea nuestra idea, saber medir correctamente los resultados, sacar las conclusiones adecuadas y reaccionar, todo ello de forma ágil y rápida. Y en todos esos factores las pymes llevan ventaja sobre las grandes corporaciones. Así que si eres una pyme, piensa que el marketing digital es perfecto para dar a conocer tu negocio y que la manera de trabajar habitual de las pymes es la más adecuada para aprovechar las ventajas de los nuevos medios digitales. Saquemos el máximo partido que podamos al hecho de ser pequeños.
Foto: JD Hancock