El modo de vender nuestro negocio está cambiando a pasos agigantados, muchas veces orquestados por el gran rey de los buscadores, puesto que no hay más remedio que seguirle el juego a sus nuevos algoritmos si queremos que nuestros potenciales clientes nos encuentren.
Sin embargo, no todo depende de Google. La sociedad se está volviendo mucho más 2.0, de modo que sólo entendiendo cómo se relaciona ésta comprenderemos cómo podremos ser más cercanos y podremos vender más y mejor. Se trata de la nueva era del marketing online.
SEO/SEM: sé fácil de encontrar
Pero vayamos por partes. Es cierto que Google tiene mucho que decir y, en este caso, no hay más remedio que adaptarse para ser visible. Debemos ser muy conscientes de cómo funciona el buscador de buscadores para conseguir el mejor posicionamiento posible para nuestra web. Es lo que conocemos como SEO. Y de lo que se trata es de ser fácil de encontrar.
El SEO sigue unas reglas predefinidas que, si las conocemos, podremos rediseñar tanto nuestra web como su contenido, siempre en aras de una mayor visibilidad y, obviamente, de ofrecer el mejor servicio posible a nuestros clientes. Si el contenido debe ser claro para las personas, el código de tu web lo debe ser para los buscadores. Por esta razón, prioriza, tanto en su diseño como en su contenido, las secciones más importantes de tu web. Otorga a cada sección su justa importancia, así optimizarás tu tiempo y tus recursos. Si además las palabras clave están bien seleccionadas, los buscadores sabrán cómo indexarte y reconocerán tu web.
Pero si queremos tener asegurados los primeros puestos en las búsquedas que puedan realizar nuestros potenciales clientes, tendremos que recurrir a lo que conocemos como SEM. Esto es, las empresas interesadas en posicionarse bien para unas determinadas palabras (keywords), tendrán que “pujar” y pagar por esa visibilidad, a través de campañas en Adwords.
Fácil de usar: convence, convierte
Es muy importante que tu web sea cercana a tus clientes. Trata de pensar como ellos al entrar en tu página, como si no supieses nada de tu negocio ni de los entresijos de tu web, para ver si todo es claro y fácil de encontrar. Ayúdate de un amigo, familiar o cliente de confianza que no sepa lo mínimo para manejarse por Internet. Sus indicaciones se parecerán mucho a lo que piense la mayoría de tus clientes.
Simplicidad, conceptos expuestos claramente en las distintas secciones. Estilos, colores y tamaños… Este es el desafío principal del diseño de la web. Debe ser bonita, pero sobre todo fácil de usar, que acompañe y contribuya a que nuestros clientes vayan cómodamente hacia la adquisición de nuestros productos o servicios. Porque de lo que se trata es de vender, ¿no?
Contenido: genera valor para la comunidad, sé un referente
Ahora bien, sin contenido de calidad no hacemos nada. En este sentido la edición de un blog en el que hablas de tu negocio, de los temas que lo rodean, de contenidos paralelos, etc. puede ser determinante. Pero no a cualquier precio o enlazando de otros sitios. Lo que ofrezcas debe ser original, genuino, con la “marca de la casa”. Intenta darle ese toque personal. El contenido de calidad será tu mejor aval publicitario. La clave está en generar valor para tus lectores, es decir, tus posibles clientes. Crearás así una comunidad, siempre y cuando seas un referente. Algunos de tus potenciales clientes llegarán hasta tu web en un momento en el que no necesitan tus servicios, pero si son asiduos a ella gracias al contenido que ofreces, la información que divulgas, serás la opción que prevalezca en su cabeza cuando necesiten tus productos o servicios.
Redes sociales: relaciónate con tus clientes, conversa con ellos
Por otro lado, tu relación con tus posibles clientes no debe ceñirse únicamente a tu web. Recuerda que la sociedad está cambiando su modo de relacionarse. Aquí es donde entran en escena las famosas redes sociales. Tu negocio debe estar presente en ellas. ¿Dónde? ¿En todas? Pues no, en todas no. Si debes gestionar todos esos perfiles, no tendrías vida offline. Céntrate en las redes que mejor se adapten a tu modelo de negocio y, más importante aún, donde estén tus clientes. Si tus clientes se encuentran principalmente en Twitter y tú nunca has escrito nada con menos de 140 caracteres, te toca aprender. Renovarse o morir. Adáptate, busca tus clientes en su terreno. Mantén flujos de conversación, interactúa con tus clientes, pero sin que parezca que haces spam. Es difícil, sí; hacerlo bien es todo un arte. Tal vez tengas que contratar a un profesional.
Apps móviles: haz que te lleven siempre consigo
Por último, como parte fundamental en tu estrategia, ten en cuenta que la mayoría de tus clientes llevan en sus manos un smartphone y trajinar entre sus aplicaciones es para ellos como respirar, lo hacen a diario y sin darse cuenta. Una opción más que interesante, si encaja en tu modelo de negocio, es desarrollar una aplicación móvil. Su diseño, funcionalidad y «usabilidad» deben estar muy bien trabajadas, ofreciendo siempre un producto de calidad. Si no, tus clientes la borrarán enseguida y caerá en el olvido, tal vez junto con tu negocio. Otra vez la clave vuelve a estar en escuchar a tus clientes. Para esto las redes sociales son un altavoz estupendo. Diseña la aplicación que les gustaría a ellos, no a ti. Recuerda que tu visión de tu propio negocio puede ser muy sesgada.
Como ves, el nuevo marketing está aquí y ha venido para quedarse, porque se integra en el nuevo modelo de sociedad basándose en su forma de relacionarse. Tu producto no sólo debe ser bueno, lo debe ser también la forma de venderlo, tanto a tus clientes como a los algoritmos de Google para poder ser visible. Y ten presencia en las redes; sé uno más con ellos, con tus clientes, pero diferénciate de la competencia, de ahí el contenido de calidad que genere valor. Sé visible, camina al lado de tus clientes, y venderás.
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