La literatura sobre lean startups está llena de ideas, ejemplos y propuestas para quienes quieren empezar. Considero que es una buena herramienta para tener el negocio en la cabeza y ser capaces de ver en una sola diapositiva toda la propuesta de valor. El canvas es probablemente la herramienta más conocida, porque ha conseguido visualizar el modelo de negocio y ha reducido la necesidad de escribir planes de negocio cuyas cifras y letras lo aguantan todo. Pero no existe un método científico ni ningún post te enseñará a triunfar con tu propuesta empresarial. Aunque sí podemos aprender de los errores y coordinar los avances. La innovación, esto sí, se puede sistematizar con la reducción de la curva de aprendizaje, la mejora de los procesos, el tratamiento de las ideas para su conversión en resultados económicos, entre otras posibilidades.
Por eso, considero que lean startup es un método indicado también para las pymes ya instaladas, aquéllas que cuentan con una base de clientes, unos servicios o unos productos diseñados o una red de distribución sólida. Porque la innovación no debe limitarse a los primeros estadios de la creación de la empresa, sino que ha de vertebrarse en el ADN de las compañías, para convertirse en startups permanentes. Me llamó la atención que Ana Patricia Botín, presidenta de Banco Santander, empleara esta metáfora para hablar de su propuesta empresarial ante la revolución digital: combinemos capacidad de adaptación con la prudencia.
La idea fundamental de lean startup es sencilla: hay que aligerar el emprendimiento y convertir la innovación en algo ágil, esbelto. Lean significa ser capaces de tener una visión, un mapa del tesoro que señale dónde está la X. En síntesis, se trata de capturar el modelo de negocio y no solo el plan de resultados en la hoja de cálculo. En la pyme ya establecida, esta idea se concreta en tres niveles.
Lean como método de lanzamiento de productos y servicios
El diseño de una diapositiva o un lienzo canvas tiene como finalidad conocer las virtudes, los ejes y las relaciones con clientes, distribuidores o productores. Con un pantallazo, nuestro jefe tiene que comprender en qué consiste la verdadera dimensión de la propuesta de valor de nuestra compañía. Este “intraemprendimiento” es el paso previo para lanzar los productos al mercado y trabajar con los clientes que consideramos básicos. No existe la innovación genérica, sino aquélla destinada a cubrir las necesidades de un segmento de población con unas características dadas. Por eso el lienzo es una buena herramienta.
Lean como método de trabajo
Una vez delimitada la propuesta de valor, podemos orientar la innovación ¡y las inversiones! Se trata de priorizar las acciones y ponerlas en el calendario. La lección para la pyme ya establecida es clara: debemos comenzar por aquellas tareas que suponen una mejora sustancial, que están en el corazón del negocio y que afectan a la cuenta de resultados. El valor para la pyme reside en la consecución de objetivos predeterminados y conseguir que las ideas se conviertan en innovaciones de mercado. Además, reduces el riesgo de inversiones irrevocables. El trabajo esbelto permite equivocarse y aprender una y otra vez, hasta que se encuentra la forma de responder a las necesidades reales de los clientes.
Lean como método de mejora
Tenemos un plan A, que es ideal y ajeno a las incertidumbres del mercado. Responde al cómo nos gustaría que fueran las cosas. Pero no suele ser real. La realidad se asemeja a un mix entre el plan B, C, D y E. Por esta razón, debemos estar abiertos a los cambios, a introducir nuevas líneas de código, a vivir en un formato beta permanente, a testear con clientes reales, a sacrificar elementos que considerábamos esenciales pero que no interesan al mercado y, en suma, a mejorar el producto para que el consumidor lo haga propio. A menudo, debemos recordar que la innovación es una cualidad atribuida: el cliente decide qué quiere y cómo responde ante nuestra propuesta. No basta con el objetivo de «calidad», «servicio» o «innovación».
Como conclusión, te animo a lanzar un sistema de innovación con éste u otro método de mejora constante. No se pueden racionalizar todos los procesos de innovación ni todas las pymes cuentan con una partida generosa para ella. Por eso, considero que una organización ya instalada en el mercado puede innovar de otra manera. Prepárate para fallar, porque no es real que la innovación se consiga mediante encuestas. Tendrás que fallar y equivocarte y, precisamente por este motivo, necesitas ser flexible y no apalancar grandes inversiones. Para esto te puede servir lean startup.
¡Que vaya bien!
Foto: Jorge Franganillo