La innovación abierta, como modalidad de innovación empresarial que cada vez toma más acogida, parte de entender que fuera de una organización siempre hay más talento, ideas y oportunidades que dentro de ella. Y esto nos lleva a que es necesario salir de sus límites para buscar ese valor, llevarlo al negocio y capitalizarlo.
Ir más allá de esos límites supone colaborar con actores externos a la organización: corporaciones, startups, gobiernos, universidades, investigadores, científicos, aliados tecnológicos e incluso competidores. Las posibilidades son infinitas.
¿Para qué sirve la innovación abierta?
Siendo capaz de servir prácticamente a cualquier propósito o necesidad, la innovación abierta puede llevar a:
- Reducir costos, optimizar procesos y generar eficiencias internas a la organización.
- Lograr mayores ventas e ingresos a la empresa.
- Ampliar o diversificar la oferta de productos y servicios a clientes.
- Fortalecer, mejorar o agregar valor a un producto o servicio ya existente.
- Obtener datos que permitan entender mejor al cliente y las necesidades del mercado.
- Ofrecer mayores beneficios a los empleados.
- Adoptar nuevas metodologías y herramientas de trabajo.
- Tener un mayor control y monitoreo del negocio y sus diferentes procesos.
- Generar, analizar y utilizar información para tomar mejores decisiones.
- Atraer aliados que aporten valor al negocio.
¿En dónde queda la innovación interna?
La innovación abierta no elimina, reemplaza ni resta valor a los procesos de innovación interna y, por el contrario, los complementa y potencia. Sin una cultura interna de la innovación, sin proyectos de intraemprendimiento que demanden soluciones, y sin al menos un área interna encargada de liderar esta transformación y cambio de mentalidad, la estrategia de innovación abierta no tendría impulso ni justificación, no sería sostenible, no podría tener continuidad o ejecución y probablemente se quedaría en intenciones o en acciones y proyectos aislados.
Así las cosas, y como se explica con más detalle a continuación, la innovación abierta debe estar enmarcada en la estrategia del negocio, requiriendo planificación, objetivos, seguimiento y participación de toda la compañía.
Cómo adoptar la innovación abierta en una empresa
- Compromiso de la dirección y de los responsables de cada área: La adopción debe venir de los niveles de decisión más altos de la organización y expandirse al resto. Éste es el punto de partida para todo.
- Área o equipo interno de innovación: Se necesita un equipo de profesionales con mente abierta, motivados y sin miedo a tomar riesgos, que estarán a cargo de liderar, guiar y monitorear los procesos de innovación y transformación en la empresa. Además de ser transversal al negocio, esta área debe tener un rol primario y la misma credibilidad, voz y voto que las principales áreas de la compañía.
- Generación de una cultura interna de la innovación: Éste es quizás el punto más demorado y complejo, pues puede tomar años y conllevar múltiples desafíos relacionados con la resistencia al cambio o el apego a lo establecido, pero es el factor que permitirá que la organización soporte y pueda llevar a la realidad la innovación abierta. Es un proceso que nunca debe detenerse y que se logra transformando la empresa desde sus procesos hasta sus esquemas de trabajo, en medio de lo cual se debe convencer al colaborador, con ejemplos reales que afecten su día a día, de que siempre habrá una mejor forma de hacer las cosas. Implica adaptar al equipo al cambio continuo hasta el punto de que deje de huir de él, temerle o entorpecerlo y comience a buscarlo.
- Cambio de mentalidad: En línea con lo anterior, la motivación en los equipos de trabajo se dispara cuando de manera continua se presentan retos del negocio, cambios con sentido y un ambiente laboral de experimentación en el que no existe el miedo a proponer, hacer algo nuevo, fallar y volver a empezar. De los emprendedores tenemos mucho por aprender, y quizás lo más importante es su orientación al riesgo, su pasión por experimentar, probar y fallar rápido, así como su capacidad a ver el fracaso, con sus aprendizajes, como ganancia y no como algo que se deba castigar o esconder.
- Todos ponen, todos ganan: Debe involucrarse a las diferentes áreas del negocio en la estrategia de innovación, no sólo asignándoles compromisos sino permitiéndoles ver en este proceso un beneficio o medio para el cumplimiento de sus propias metas. Este mismo supuesto aplica para el trabajo con los agentes externos a la organización: tanto los beneficios como los esfuerzos deben ser equitativos. Por una sola persona, área o aliado que no vea un verdadero valor, necesidad o prioridad en esta estrategia, todo el proceso puede verse obstaculizado o incluso frenado. En la colaboración todos dependemos de todos y por eso es clave que todos se vean incluidos y representados desde el inicio hasta el final.
- Objetivos, metas claras: Como toda estrategia, la de innovación abierta también depende y empieza con sus objetivos. Son propósitos y metas claras que deben ser diseñados entre todas las partes comprometidas y reflejar esos intereses en común. Estos objetivos deben ser comunicados a toda la empresa y estar alineados con las metas más estratégicas del negocio. De nuevo, las diferentes áreas y partes involucradas deben ver en la estrategia de innovación abierta un vehículo para cumplir sus propias metas e indicadores.
- Interfaz ágil de trabajo: También en el marco de la cultura interna de innovación, es necesario modificar los procesos internos para facilitar la ejecución de la estrategia de colaboración. La innovación, por naturaleza, debe ir a un ritmo muy rápido que puede verse afectado por distintos niveles de aprobación, regulaciones, procesos de compliance, trabajo por silos, tiempos de autorización, revisiones legales, entre muchas otras cosas. Cada vez más empresas y corporaciones adoptan metodologías ágiles de trabajo cuyo éxito ha sido globalmente demostrado en start-ups, scale-ups y compañías de base digital que dominan el mercado.
- Presupuesto: Sin financiación, una estrategia está destinada a la limitación y el fracaso. Por eso es necesario que se contemple la estrategia de innovación dentro de la planeación presupuestal de cada año y que los recursos destinados no sean escasos, pues de esto saldrán las innovaciones que en un futuro generarán ingresos y ahorros a la compañía.
- Indicadores, seguimiento y evaluación: Tanto para evaluar qué funciona y qué no, como para saber qué podría hacerse mejor o qué podría dejar de hacerse, es indispensable medir la efectividad y el impacto de las diferentes acciones enmarcadas en esta estrategia. Sumado a esto, los resultados servirán año a año para sustentar que la empresa, sus áreas y sus aliados sigan apostando por innovar colaborando.
- Documentación: La gestión de la información y del conocimiento en una organización es fundamental para sus procesos de innovación, porque lo que está documentado es el punto de partida para que cada vez se hagan mejor las cosas. Deben establecerse procesos de documentación de cada actividad y aprendizaje, y la información debe quedar disponible para la consulta de los diferentes implicados.
- Comunicación: No por ser lo último en la lista es lo menos importante. La innovación es impulsada por personas, y la comunicación es la fuerza que hace que éstas trabajen juntas, funcionen como equipo, expongan sus ideas y encuentren puntos de encuentro. Internamente, es necesario comunicar todo lo que se está haciendo en el marco de la estrategia de innovación abierta, desde sus motivos hasta sus resultados. Externamente, la relación con los terceros con los que se colabora debe ser lo más cercana, transparente e informada posible para que la alianza funcione y se creen vínculos de confianza y cooperación
Imagen: Sean Patrick Murphy