La mayoría de los profesionales no somos nativos digitales. Y aunque muchos tenemos un largo recorrido profesional, lleno de experiencias y logros, casi todos nos hemos formado “en analógico”. Es de justicia reconocer que hoy, nuestro trabajo, salvo por las herramientas que usamos, no es muy distinto en términos de objetivos y tareas, del que realizábamos el siglo pasado.
Sin embargo, a ninguno se nos escapa lo mucho que está cambiando la sociedad, y con ella nuestros clientes. Y la mayor parte de nosotros sabemos que no podemos asegurar la rentabilidad futura de nuestro negocio, si no asumimos algún cambio en lo que tan bien nos ha funcionado hasta ahora.
Y en este “catálogo de cambios”, está cada vez más claro que:
- Todos tenemos que incorporar un conocimiento más profundo de cómo funciona la economía digital. No podemos seguir ignorando que hoy triunfan otros modelos de negocio o que hay nuevas metodologías para fomentar la innovación o la colaboración online en las empresas y con los clientes. Absurdo sería dar de lado a esas nuevas formas de contratar o de encontrar financiación para nuestros proyectos. Suicida, el no plantearse aprender nuevas formas de llamar la atención y de conseguir el favor de ese cliente que vive pegado a sus pantallas.
- A todos nos conviene incorporar más habilidades tecnológicas. Y no me refiero a usar con soltura alguna que otra app o a guardar sin miedo tus archivos en la nube. Me refiero a reflexionar sobre cuáles son las oportunidades y los riesgos para tu negocio y tu sector del Internet de las Cosas (IoT), del cloud computing, del blockchain o de la inteligencia artificial. A entender los beneficios, y también las servidumbres o los riesgos que conlleva la adopción masiva de procesos digitalizados. A acercarnos libres de prejuicios a las nuevas metodologías que ya son de uso común en las grandes empresas como Design Thinking o Agile.
- Y que, todos, sin excepción, tendremos que desarrollar una mentalidad más digital. Porque aún son demasiados los profesionales que miran con desconfianza las redes sociales para uso profesional. Los que saben de la necesidad de adquirir hábitos de formación continua, pero que no dedican un segundo a ello, que apenas se relacionan con otros profesionales del sector o que son incapaces de escribir un post, de hacer un vídeo o tan siquiera una entrada en las redes sociales de la empresa.
La digitalización es rentable
Porque la rentabilidad del esfuerzo realizado en digitalización no llegará de incorporar nuevas herramientas y procesos para hacer lo mismo de siempre. La digitalización solo es rentable cuando nos lleva a satisfacer al cliente del siglo XXI, sirviéndole con cabeza, modos y maneras del siglo XXI.
Cómo digitalizarse
Si estás pensando en cómo digitalizarte, déjame compartir contigo algunas recomendaciones:
Las estrategias sin recursos son papel mojado
Para saber dónde aplicarlos, necesitas adquirir una visión de la empresa digital y de los nuevos modelos de liderazgo. Y para ello tienes que invertir en formación de negocio y también de gestión.
Es tiempo de profesionales con visión global
En contextos inciertos y faltos de reglas, quienes mejor se manejan son esos generalistas a quienes no da miedo salir de su actividad para aprender un poco de todo. Necesitas comprender la cadena de valor completa y un equipo que profesionales sin miedo a ”extenderse” un poco más allá de su cometido actual.
Tienes que adaptar tus “habilidades blandas” al contexto digital
Necesitas aprender a vender sin mirar a los ojos a tu cliente; a presentar un proyecto sin compartir sala con tu equipo o con tu patrocinador; a conectar con perfectos desconocidos con quienes podrías desarrollar sinergias; a crear contactos cálidos y humanistas usando el correo electrónico como único medio. Los recursos que ponemos en juego no son iguales cuando no podemos vernos las caras.
Tu huella digital importa
Hace tiempo que la selección de un producto o servicio pasa por el rastreo de lo que perfectos desconocidos dicen de él en Internet. Porque ya nadie confía en lo que dice el fabricante. Las pruebas y la “cara B” están siempre en Internet. O no lo están en absoluto. Y ambos hechos dicen quién eres realmente. Así es que debes permitir, y mejor aún fomentar, que otros hablen en las redes de ti y de tu empresa.
El mundo es asíncrono y va a seguir siéndolo
Las interacciones digitales están para quedarse y ya no podemos “vernos y hablarlo” para todo. Toca aprender a vender sin verse, y para ello es imprescindible reflejar de una forma coherente y atractiva los beneficios que ofreces.
La vida profesional es cada vez más social
Creer que las redes sociales son algo separado de todo lo demás es un error. El poder de lo social es que ves ideas del ecosistema de tu negocio y escuchas a profesionales de todo tipo compartir sus planteamientos. Los profesionales que integran la parte profesional en lo social, que investigan a sus contactos potenciales en las redes y que aprenden a hacerles buenas preguntas adquieren superpoderes.
La Inteligencia Artificial y el Big Data están para ayudar
Son útiles para apoyar y no para embrollar o asustar. Incorporar reflexiones sobre qué datos tenemos y usamos y cómo podemos apoyar nuestras decisiones en mejores datos, te guste la analítica o no, es imperativo. Porque tanto los análisis históricos como los datos sobre previsiones y tendencias te ayudarán a tomar mejores decisiones. Pero es que, además, si no lo haces tú, lo hará tu competencia, pues todas las empresas acabarán siendo data driven, esto es, tomando sus decisiones en función de los datos.
Tras más de 30 años introduciendo tecnología en las empresas, no conozco ninguna herramienta que garantice el éxito. Sin embargo, he visto cuál es el ingrediente común en todos los proyectos rentables: un equipo a quien no asusta ningún cambio, porque le mueven sus ganas sinceras de servir a un cliente con quien sintoniza en valores.
Y esto hoy pasa por tener una verdadera mentalidad digital.