Debido al confinamiento impuesto por las autoridades, como vía de solución para frenar el contagio del COVID-19, muchas personas se han visto obligadas a trabajar desde casa.
Dado que esta opción de teletrabajo llevo practicándola desde hace muchos años, quiero compartir siete hábitos o herramientas que he aplicado a mi vida cotidiana y que creo que pueden ser útiles para aquellas personas que se inician en esta modalidad laboral.
Sin duda, el avance de las nuevas tecnologías, así como su fácil disposición para la gran mayoría de la gente, hace que trabajar desde el hogar sea una actividad cada vez más utilizada. Aunque, por las circunstancias actuales, haya sido algo impuesto, creo que es una buena oportunidad para que se instaure en muchas compañías como opción completamente válida y productiva.
Yo creo que ya nos hemos alejado bastante de la idea de que quien más tiempo pasa en la oficina es quien más trabaja. Todavía falta mucho por aprender y muchos prejuicios que cambiar, pero hay numerosos estudios que confirman que la productividad no es sinónimo de trabajo presencial.
Todavía existen muchos tabúes, prejuicios y ciertas inseguridades respecto al trabajo desde casa. Y por eso, me gustaría compartir esos hábitos que a mí me han funcionado para que otras personas los puedan poner en práctica.
Rutinas diarias para trabajar desde casa
1. Dar gracias y meditar
Todas las mañanas, lo primero que hago tras despertarme es dar las gracias por todo lo que tengo, todo lo que puedo disfrutar cada día. Pero también doy gracias por todo lo que sé que voy a conseguir. Es mi manera de conectar con el universo y con la ley de reciprocidad.
También dedico unos minutos al día a la meditación. Normalmente, lo hago a primera hora de la mañana, lo que me sirve también para organizar mi jornada.
Hay personas a las que les funciona mejor a última hora del día, antes de irse a dormir. En cualquier caso, considero que la meditación es un hábito necesario. Quizás, si no tienes costumbre, al principio podría costarte un poco más, para alcanzar el grado de concentración necesario. Pero, una vez practiques y lo instales en tu rutina diaria, no tiene por qué llevarte más de cinco minutos.
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2. Ejercicio físico
Un poco de actividad física me sirve para activar el cuerpo y la mente. Cada uno puede adaptar esa actividad a sus gustos y necesidades. La mejor hora para practicar deporte también es una cuestión personal. Hay quien prefiere hacerlo antes de cenar e irse a la cama, otros prefieren a primera hora, lo importante es incluirlo en la rutina.
3. Entra y sal
Hay determinados días a la semana que tengo la obligación de salir de casa a una hora concreta, ya sea para llevar a los niños al colegio, asistir a una reunión, etc. Pero, en el caso de no tener que salir, yo recomiendo fingirlo.
Es decir, vístete y sal de casa, aunque solo sea para dar la vuelta a la esquina, o para bajar a la entrada del edificio. Incluso puedes salir al descansillo, cerrar la puerta y volver a abrirla. Puede parecer un acto algo absurdo o sin ningún sentido, pero os garantizo que a mi mente le sirve para terminar de convencerse de que inicia su jornada laboral.
Mindset o programación mental
4. Frase del mes
Elijo una frase motivadora que, con mis hijos, repetimos cada mañana. Y cada mes, la cambiamos por una nueva. Los días que llevo yo a mis hijos al colegio, es lo primero que hacemos cuando nos subimos al coche. Los días que no hay colegio, nos la recordamos mientras desayunamos.
5. Hacer dos cosas a la vez
Se trata de practicar la multitarea, algo tan sencillo como caminar mientras hablas por teléfono, por ejemplo.
Es posible que esa rutina ya la hayas incorporado de forma natural, y eres de esas personas que va por el pasillo de casa o por la oficina, de arriba abajo, mientras mantienes una conversación telefónica.
También puedes anotar o grabar un audio de lo que quieres hacer a lo largo del día mientras te tomas un café.
Otra de las cosas que hago habitualmente es aprovechar los momentos de «transición» para aprender. Es lo que Sergio Fernández denomina «universidad ambulante«, que consiste en aprovechar los trayectos -a pie, en transporte público o en coche- para escuchar audiolibros, podcasts, documentales, etc., sobre temas que sean de tu interés y de los que puedas aprender algo nuevo.
6. Invertir en tu entorno
Crea un entorno adecuado para tu actividad. Más que una rutina o un hábito diario, es una acción que debes considerar siempre como algo necesario. No lo veas como un gasto, sino como una inversión.
Tener una silla cómoda, el material de oficina necesario, dispositivos como ordenador, smartphone, monitor, mejor conexión… Aunque en un principio acondiciones tu área de trabajo con todo lo que consideras necesario, no tiene por qué ser algo que dure eternamente. Y las necesidades pueden ir cambiando con el tiempo. Por ello, incorpora la inversión para tener un entorno adecuado como algo rutinario en tu vida.
7. Cuaderno de sabiduría
Al final del día, anoto aquello que haya tenido valor para mí o de lo que haya podido sacar un aprendizaje.
Creo que es muy importante escribirlo, porque los humanos tenemos tendencia a olvidar. Y, aunque te suceda algo interesante o importante que crees que no olvidarás, puede ser que la enseñanza de ese acto no se te quede grabada. Así, solo recuerdas lo ocurrido y con el paso del tiempo se va difuminando.
Sin embargo, si lo asocias con un aprendizaje, un valor, lo puedes interiorizar mejor. Además de que llevar ese cuaderno de sabiduría también te permite consultarlo siempre que quieras.
Espero que estas siete herramientas o hábitos que yo he incorporado a mi vida te sirvan de inspiración. Lo importante es que encuentres tu propia rutina para trabajar desde casa y puedas sacar el máximo partido a esta modalidad cada vez más integrada en el mundo laboral.