Cualquier época es buena para reflexionar sobre la marcha de tu trabajo o de tu empresa, y sobre las habilidades de gestión que tienes o no.
Si lo que haces no funciona, prueba a hacer algo nuevo; si el plan de empresa no se está cumpliendo, revisa los procesos; si no sabes cómo empezar con la digitalización de tu actividad, marca un primer objetivo… Consideraciones mil veces oídas y decisiones otras mil veces aplazadas.
Qué habilidades de gestión tienes
Si las obligaciones diarias paralizan tu capacidad de mejora, saca partido a estas vacaciones. No queremos que renuncies a tu descanso, todo lo contrario, aprovecha ese relax para identificar puntos de mejora que pueden aportar grandes cambios.
Para ayudarte en la reflexión, te proponemos diez palancas de cambio fáciles de accionar, elige las que más te convengan.
1. Optimiza tu empresa con la automatización de procesos
Ya hemos hablado sobre la importancia de revisar los procesos más mecánicos de la empresa para automatizarlos, una de las grandes ventajas de las nuevas tecnologías.
Es un objetivo al alcance de todas las empresas, por ejemplo, con una intranet que permita al cliente autogestionar su pedido, utilizando bots en la web y las redes sociales, que resuelvan las dudas más comunes, integrando los procesos de facturación en el equipo de ventas, etc.
2. Equivócate rápido, y aplica lo que funciona con la misma velocidad
Perseguir la perfección demora las decisiones, en muchas ocasiones en exceso. Hay que atreverse a pedir el feedback al cliente antes de que el producto esté totalmente terminado, porque su opinión es imprescindible para mejorar: invítale a que participe en tus procesos de innovación.
No insistas en las estrategias de innovación que no prosperan, y acelera los procesos de implantación de las que sí lo hacen.
3. Tu empresa también tiene Big Data
Si empiezas por una mejor gestión de las bases de datos, poco a poco tu empresa debe aprender a introducir la inteligencia del dato en la toma de decisión.
Hay que buscar soluciones para integrar la información que genera cada contacto con el cliente en una única fuente; establecer un cuadro de mando de los KPI en la página web, para mejorar su optimización en función de lo que nos indican herramientas como los mapas de calor…
Cada empresa debe establecer sus prioridades, pero ninguna puede demorar más el avance en esta nueva área de gestión.
4. Adáptate a la necesidad real del cliente
Encontrar el equilibrio entre la constante actualización de la oferta –las necesidades y preferencias del cliente cambian– manteniendo la coherencia de la propuesta de negocio, no es fácil.
La mejor forma de conseguirlo es anticipando tendencias, y no solo de nuestro sector, porque cada vez es más rápido el contagio de las prácticas que triunfan de unos a otros.
Para lograrlo, no es suficiente con dedicar unos minutos diarios a informarnos, también conviene ir renovando periódicamente las fuentes de información en la red, para tratar de ampliar nuestro campo de visión.
La otra herramienta imprescindible es la de siempre: los minutos empleados en hablar con el cliente son los de más valor del profesional.
5. Solo desde la empatía podrás mejorar el valor añadido al cliente
Además de escuchar al cliente, debes entender sus verdaderas motivaciones. No se trata tanto de cumplir con sus requerimientos con mayor o menor eficacia, como de empatizar con la realidad de su empresa: solo cuando se entiende, sus motivaciones y preocupaciones se pueden hacer propuestas de valor diferentes a las que oye del resto de proveedores. La empatía mejora tu valor añadido.
6. Comerciales más motivados que los de la competencia
A estas alturas ha quedado claro que quien manda en los negocios del siglo XXI es el cliente, pero su preeminencia no debe llevarnos a desatender a otra parte fundamental del negocio: el vendedor.
Motiva a tu equipo comercial; si no puedes mejorar sus márgenes, busca cómo puedes ofrecerle un mejor espacio de trabajo, al menos en comparación con las empresas de tu competencia más directa. Planes de formación y de promoción, además de medidas reales de conciliación son tus mejores herramientas.
7. Establece un programa de fidelización de clientes
Aprende del sector comercial y sus muchas técnicas para fidelizar a tus clientes. Son tu principal activo, así que establece canales de comunicación periódica para informarles sobre tus nuevos servicios y mantener viva la relación con ellos.
8. Colabora más
“Solo no puedes, con amigos sí”. Los que crecimos viendo en el televisor el memorable programa La bola de cristal lo teníamos ya interiorizado, pero hasta que no se ha impuesto el modo de hacer startup, la colaboración entre profesionales y empresas no ha funcionado en este país.
En los últimos años las Administraciones Públicas, universidades, organizaciones como los clústeres y las grandes empresas promueven esta colaboración que para un pequeño proyecto puede marcar un antes y un después.
Participa del hábitat empresarial de tu sector, sigue las redes sociales y asiste a sus foros de intercambio de ideas.
9. Comunica mejor
Es esencial en la relación con el cliente y el empleado, en la venta y en la promoción de la empresa, en la negociación con los proveedores y con el banco.
No es necesario tener un piquito de oro, pero todos debemos ser capaces de hacernos entender mejor, y eso se consigue a base del aprendizaje de técnicas de comunicación y su ensayo.
10. Adquiere nuevos conocimientos
Si el signo de los tiempos es la reinvención periódica del profesional y la empresa, este objetivo es imposible sin la adquisición de nuevos conocimientos y habilidades. Realiza un proceso de formación de calidad, mínimo, cada dos años.