Uno de los aspectos que se están debatiendo durante la celebración en Madrid de la Cumbre del Clima, COP 25, es el que atañe a las denominadas “finanzas sostenibles”.
En este sentido, la consideración de aspectos éticos, sociales o medioambientales a la hora de tomar decisiones de todo tipo está afectando también al mundo de las finanzas e incluso provocando su transformación.
El concepto de desarrollo sostenible, introducido en 1987 por la Comisión Mundial para el Medio Ambiente y el Desarrollo (UNCED), hace referencia al “desarrollo que satisface las necesidades actuales de las personas, sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las suyas”.
Según esta definición, las finanzas sostenibles serían aquellas que condicionan el crecimiento económico hacia un desarrollo más humano y equilibrado, en definitiva, más sostenible.
Aunque la principal preocupación de las empresas sigue siendo generar valor para los accionistas, aumenta su interés en analizar los efectos que su actividad ocasiona en la sociedad. De hecho, es la propia sociedad, especialmente las generaciones más jóvenes, la que se ocupa de comprobarlos.
Si crece el número de empresas que incorporan la sostenibilidad como variable estratégica de negocio, y al mismo tiempo aumenta el número de inversores que desean colocar su dinero en proyectos que además de rentabilidad contribuyan al desarrollo sostenible, las entidades financieras en su papel de intermediarias no pueden permanecer ajenas al fenómeno, debiendo adaptar a él su oferta de productos y servicios.
Una forma sencilla de entender mejor qué son las finanzas sostenibles es a través de las diferentes tipologías que incluyen, así como de productos de financiación que están ofertando.
Tipos de finanzas sostenibles
En primer lugar, y teniendo en cuenta la información que la CNMV facilita en su web, podemos distinguir las siguientes tipologías dentro de las finanzas sostenibles:
Inversión socialmente responsable (ISR)
Hace referencia a aquellas inversiones que, además de tener en cuenta los criterios económicos clásicos de riesgo, rentabilidad y liquidez, incluyen otros criterios de tipo medioambiental, social y de buen gobierno.
Es decir, no es que no hayan de ser inversiones rentables, de riesgo controlado o de adecuada liquidez, sino que además el crecimiento económico que subyace detrás ha de contribuir al desarrollo sostenible.
Dentro de la ISR también se incluyen las denominadas inversiones de impacto, las cuales tienen por finalidad generar impacto social, medioambiental y retorno financiero.
Banca ética
Modalidad de banca que desarrolla su actividad siguiendo los criterios de transparencia, democracia y sostenibilidad junto a los financieros que caracterizan a la banca clásica.
Su origen histórico se suele situar en Estados Unidos en el siglo XIX, cuando una serie de comunidades religiosas decidieron, de acuerdo con los valores que compartían, no invertir su dinero en proyectos relacionados con la esclavitud.
Microfinanzas
Se denomina así al conjunto de servicios financieros básicos (cuentas corrientes, tarjetas de débito, préstamo, etcétera) que se ofrecen a grupos de población en riesgo de exclusión financiera.
En España contamos, por ejemplo, con las denominadas cuentas de pago básicas, que permiten a sus titulares acceder a servicios bancarios básicos, tales como el depósito y retirada de dinero o la realización de transferencias.
Están previstas para residentes legales en la Unión Europea, aunque no tengan domicilio fijo; solicitantes de asilo y personas que no tengan un permiso de residencia, pero que no puedan ser expulsadas por razones jurídicas o de hecho.
Productos financieros que fomentan el desarrollo sostenible
La CNMV enumera una serie de productos de financiación que fomentan el desarrollo sostenible:
Fondos de pensiones y de inversión
Son instrumentos de inversión y ahorro compuestos por el patrimonio de un grupo de inversores particulares, cuya gestión recae sobre una entidad gestora, y que en este caso concreto incorporan criterios de ISR en la selección de los valores en los que invierten.
Bonos verdes y sociales
Son emisiones de deuda pública o privada que persiguen la financiación de proyectos destinados a un impacto ambiental o social positivo.
El crecimiento de este tipo de bonos está siendo muy importante en los últimos tiempos. Así lo confirman los datos de la agencia de calificación crediticia Moody’s, que estima que durante los primeros nueve meses de este año la emisión de bonos verdes a nivel mundial fue un 67 por ciento mayor que en igual período del año anterior.
Su previsión es que 2019 cierre una emisión superior a los 250.000 millones de dólares.
Capital de riesgo social
Si el capital riesgo es una modalidad de financiación que tiene por objeto principal invertir en el capital de empresas que no cotizan en Bolsa, en el caso de capital riesgo social la inversión se realiza teniendo en cuenta criterios de sostenibilidad.
Microcréditos
Son pequeños préstamos para emprendedores o para el desarrollo de negocios con dificultades de acceso a financiación, cuyo objetivo es fomentar el autoempleo a nivel social.
El pionero en este tipo de producto de financiación fue el bangladeshí Muhammad Yunus, distinguido con el Premio Nobel en 2006.