“La tecnología puede ser un salvavidas, al permitir a pymes y autónomos incorporar un plan digital. Ahora se buscan productos cercanos, debido a la falta de movilidad. El cliente digital es bastante infiel y desleal con las marcas tradicionales. Y hay más clientes digitales que nunca. Si les ofrecemos ese valor añadido, da igual que seamos pequeños, porque podríamos ganar a las grandes compañías”.
Considerado como una de las figuras más influyentes en Economía Digital, Marc Vidal es un prestigioso consultor y conferenciante que ha sido seleccionado como ‘TOP20 Linkedin influencers’ por la revista Entrepreneur y TopVoices Linkedin 2019.
Actualmente ofrece cursos específicos de Transformación Digital y programas de consultoría para afrontar los tiempos complejos que vivimos.
¿Cuál es su diagnóstico de la situación actual?
«Vienen tiempos muy duros en los que la liquidez será fundamental. Si hay ayudas desde Europa, terminará llegando, pero el problema estará ahí”.
«Habrá una necesidad imperiosa de sumar tecnología en empresas que no se habían planteado implantarla en sus procesos y en sus relaciones con los clientes, y que ni siquiera habían pensado en cómo la tecnología afectaría a la propia organización. Esa tecnología resultará imprescindible, porque el mercado se estrechará. Habrá más demanda y se requerirá tener un valor diferencial”.
El consultor asegura que una crisis, por muy dura que sea, no es más que la expresión menos agradable de una economía dinámica.
Marc Vidal tiene la sensación de que estamos cometiendo un error de base: hablar de recuperar una economía que ya renqueaba y daba señales de agotamiento.
Recuerda que los datos de enero preveían una desaceleración. Y sostiene que, aunque nos encaminábamos hacia una crisis mucho menos profunda, de no ser por el coronavirus tal vez hubiese sido más larga.
¿Podemos hablar del fin de un mundo y del comienzo de otro?
«Se han vivido cosas peores. Hay personas vivas que sufrieron la posguerra. Desde el punto de vista macroeconómico, es verdad que veremos cifras insólitas, caídas del PIB superiores al 10%, subidas del paro exponenciales… Pero se acaba un mundo que era poco eficiente y respetuoso en muchos aspectos”.
«El nuevo mundo exigirá que los productos sean sostenibles. Y que nos planteemos una actitud. Aparte de la revolución económica y tecnológica, hay una revolución íntima. Cuando se acabe la desescalada, no debe haber un día después, sino un primer día. Y ese primer día requiere que cada uno lo identifique como tal”.
¿Y en su caso?
«He decidido aprender algo todos los días, porque he descubierto que cuando tienes más tiempo y aprendes cosas nuevas a diario, de una manera programática, se genera un valor exponencial sobre lo que sabías anteriormente”.
«Antes aprendía cuando tenía un rato. Ahora lo anoto en la agenda. Hay una necesidad de estar al día, en fase beta. No se acaba el mundo, pero empieza uno nuevo”.
Al hilo del título de su cuarto libro, ¿seguirá siendo la era de la humanidad?
«Más que nunca. Vamos hacia un mundo en el que algunas cosas se acabarán tal y como las conocíamos y en el que otras empezarán a hacerse de manera diferente”, asegura Vidal.
«El detonante habría sido la quinta revolución industrial, la singularidad tecnológica o el descubrimiento de que la tecnología llegará a ser más inteligente que nosotros. Cuando eso suceda, viviremos un cambio de era, porque los humanos tendremos más tiempo para ser más creativos, por ejemplo. Sin embargo, el motivo ha terminado siendo un virus”.
Vidal defiende que la tecnología está para acercarnos y evitarnos realizar tareas ineficientes, como ir a la oficina sin ser absolutamente indispensable. Remarca que la era en la que las máquinas irán ganando espacio es la de la humanidad. Y vaticina que mientras que los robots harán lo que mejor saben hacer, nos dejarán tiempo, espacio y capacidad para que las personas hagamos lo que mejor hacemos: pensar.
Tecnologías en auge
No hace mucho tiempo, todo parecía indicar que los gigantes tecnológicos y las grandes plataformas como Amazon monopolizarían el mercado del comercio electrónico. No obstante, la época del confinamiento ha demostrado que existe un espacio para las pequeñas tiendas, obligadas a conocer a sus clientes con todo lujo de detalles.
Pero más allá del ecommerce, entre las tecnologías llamadas a protagonizar el futuro inminente destacan la inteligencia artificial, el business intelligence, los RPA, la automatización de procesos… En definitiva, todas aquellas que nos permitan “tener más tiempo para ser más creativos y resolver modelos de negocio”.
Marc Vidal augura un importante y pronto desarrollo de la robotización, no solo en el sector industrial, también en el ámbito de los servicios que ofrecen restaurantes, hoteles… “Veremos robots sirviendo cañas en los bares. El distanciamiento físico hará que los veamos en lugares que antes nos habrían parecido de broma”, apostilla.
Cuatro píldoras para la supervivencia
Tras el shock del mercado y el coma inducido a la economía española, y al margen de las alarmantes perspectivas que se ciernen sobre el mercado laboral, lo que fundamentalmente cambiará para las compañías serán la intensidad, la velocidad y la eficiencia. Y eso, según Vidal, se divide en cuatro campos, independientemente de que se trate de una multinacional o de una pyme:
- Conocer al cliente. Cada día ofrecerán a las empresas más posibilidades para saber quiénes son, qué quieren y por qué no les compran. Y para descubrir esas respuestas no hace falta ser una superempresa, puesto que existe tecnología asequible para ello.
- Eficiencia en los procesos. Las empresas que pretendan ser competitivas en el nuevo escenario deben ser muy eficientes en sus procesos. De manera que las tareas que puedan hacerse solas, por ejemplo, tienen realmente que hacerse así. Y, por ende, la persona susceptible de ser sustituida por una máquina deberá ubicarse en un lugar donde resulte más rentable que un robot.
- Nuevos modelos de negocio. Las compañías que vendían productos pueden empezar a comercializar servicios en torno a ellos. Se trata de una tendencia que ya está dejando su impronta en sectores como el automovilístico, que ha comenzado a vender servicios de movilidad.
- Gestión del cambio. El cambio al que nos enfrentamos tiene vertientes a nivel personal, de organización y de hábitos y costumbres. Y es que la tecnología no solo es tecnología, sino una manera distinta de trabajar.
“No es cuestión de digitalizarse, sino de transformarse digitalmente, que son dos cosas bien distintas”.
Vidal asegura que las empresas que tengan en cuenta estos cuatro patrones, y los adopten de manera paulatina -sin prisa pero sin pausa, y evitando problemas de liquidez-, estarán abordando con más garantías el complejo futuro en el que nos adentramos.
En este sentido, antepone la estrategia a la táctica, el largo plazo a las acciones que pueden ser pan para hoy y hambre para mañana.
“Somos extremadamente vulnerables”
Marc Vidal piensa que la principal lección que aprenderemos es que “somos extremadamente vulnerables. Con nosotros mismos no basta para sobreponernos a determinadas situaciones. Dependemos del colectivo”.
Y, por supuesto, que toda compañía requiere una estrategia digital adecuada, por mucho que sus cifras de negocio no se hayan visto afectadas.
Sea como fuere, este experto sostiene que “las revoluciones tecnológicas a veces son un aviso, una garantía y, sobre todo, una oportunidad”.