Es una de las 25 personas más influyentes en Internet en España. Nacido en Salamanca, Bernardo Hernández es conocido en medio mundo por su obsesión con seguir cambiando la realidad a través de la tecnología.
Emprendedor de raza e inversor con olfato, su talento le ha llevado a la cima de algunas de las empresas más punteras. Google, Flickr, Yahoo, Tuenti, Wallapop, Glovo, Citibox y un largo etcétera son una muestra inequívoca de que se trata de uno de los españoles más prestigiosos del nuevo ecosistema empresarial.
Tras estudiar ADE en Madrid, se marchó a Boston para especializarse en finanzas. Allí cultivó una estrecha amistad con otro ilustre, Jesús Encinar, junto a quien años después fundó Idealista.
Y desde entonces no ha dejado de cosechar éxitos, que intenta compartir para evitar embriagarse, tal y como aprendió de genios de la talla de Steve Jobs, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg o Larry Page.
– ¿Es usted la persona que siempre quiso ser?
Sí, y me siento muy afortunado, porque desde relativamente pronto llegué a ser quien quería.
Para ello es fundamental soñar, igual que tener ambición y pretender crecer. Mi sueño siempre fue crear mi propia empresa, trabajar en la tecnología y lograr una marca personal.
– ¿Y ahora con qué sueña?
Los sueños toman otra forma después de haber conseguido los que se tenían. Ahora son más personales y espirituales, pero es importante no dejar nunca de soñar.
Sueño con seguir creando empresas que transformen y, sobre todo, con fundar una compañía que sea la proyección de mi personalidad. También tengo un sueño personal: crear una familia y hacerme mayor en paz, algo que hace 20 años no me planteaba.
– ¿Para emprender vale cualquiera?
Sí, pero se debe ser consciente de lo que implica. No hay un gen especial, aunque sí una voluntad especial. Probablemente se trate de lo más difícil que se vaya a hacer en la vida.
Requiere mucha templanza, fuerza y valentía. Aparecen muchos obstáculos y muy pocos vientos de cola, por eso es mejor hacerlo acompañado.
Todo el mundo puede, pero hay que querer y estar dispuesto a luchar y a aguantar. Hay que tener empeño, resiliencia, constancia y suerte.
– ¿La suerte se tiene o se busca?
Se puede trabajar mucho para buscarla, pero si por ejemplo te pilla un coche… La suerte es la ausencia de mala suerte, no que te vengan rodadas.
– ¿Cuáles son las principales diferencias entre los emprendedores españoles y los estadounidenses?
En primer lugar, la ambición. El emprendedor americano piensa más a lo grande. Y como es un país con muchos más ejemplos de éxito, la gente desde pequeña tiene a quién seguir.
Además, en Estados Unidos hay muchas más personas preparadas con las que emprender, un solo mercado y unas mismas reglas del juego. Asimismo, el sistema es más maduro, ya que llevan 70 años desarrollando tecnología.
– ¿En qué somos mejores?
Los españoles somos muy flexibles. Solemos tener mucha cintura, capacidad de improvisación y una cultura muy abierta.
El problema es que en España solo en torno al 15% de los trabajadores están realmente preparados. El resto arrastra los pies, sin buscar la excelencia.
En nuestro país se tiene una tolerancia muy alta a lo que no funciona. Pero el que trabaja duro trabaja muy bien, incluso mejor que el americano, de forma metódica.
– Y gracias a esas personas, ¿podría surgir aquí un Silicon Valley?
Para eso hay que tener paciencia, no solo talento. En diez años no podemos hacer lo que han hecho los americanos en 70. En cualquier caso, el mercado español es ahora mucho más maduro.
– ¿Por qué ha vuelto a España?
Por razones personales. Tuve una hija y quería que estuviera cerca de mi familia.
– ¿Qué opina del uso que hacen las empresas españolas de Internet y de las nuevas tecnologías?
Varía mucho en función de la compañía. La adopción de las nuevas tecnologías en las empresas tradicionales es más complicada por las infraestructuras invertidas.
Habría que diferenciar entre las compañías del Ibex y las startups, que lo hacen muy bien y de manera ágil. Pero, en general, hay una disposición abierta. Si trabajáramos más duro, seríamos una gran potencia. Somos mucho mejores que muchos otros países europeos.
– ¿Falta liderazgo?
El problema más importante que tienen las grandes empresas en España es de liderazgo. Estas compañías se enfrentan a un desafío muy significativo, relacionado con un relevo generacional que no se está haciendo bien.
A los niveles directivos de segundo o tercer nivel no se les ha permitido asumir riesgos. No están formados en algunas áreas clave de forma efectiva, ya que han estado bajo el paraguas de acción durante demasiado tiempo. Y por eso los nuevos líderes no saben muy bien dónde ir. O lo saben, pero les cuesta diseñar el mapa de rodaje.
– ¿Sobran los complejos?
No es una cuestión de complejos, sino de formación y de riesgo. Hay mucho miedo a quejarse, a perder el trabajo… De ahí que a veces no se tomen las decisiones correctas. En cualquier caso, gestionar una empresa importante y prepararla para el futuro es muy complicado.
– ¿Dónde están ahora las oportunidades?
Es un poco personal. Aquello que motiva y gusta es a lo que más atención se le dedica. Yo destacaría el sector fintech, todo lo relacionado con la logística de última milla y el healthy.
– ¿Cómo ve el futuro de Internet?
¡Aquí iba a estar si lo supera! (Risas). Pero soy optimista. Salvo que algún país importante se vuelva loco, seguiremos viendo avances muy rápidos.
– Fue director de Flickr, director de producto de Google, ha participado en Tuenti, Idealista.com… ¿Cuál ha sido su mayor triunfo?
Depende de lo que se considere un triunfo, porque para mí ganar mucho dinero no lo es. Yo mido el éxito en términos de satisfacción.
Cuando voy por la calle y veo a alguien mirando en Idealista, por ejemplo, me siento superorgulloso. Igual que cuando veo a una persona consultando el «cómo llegar» de Google Maps.
– Ha conocido o trabajado con Steve Jobs, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg, Larry Page… ¿Qué es lo más importante que ha aprendido de ellos?
A ser generoso. Es gente que sabe que para preservar el éxito hay que compartirlo, no embriagarse y evitar que te afecte emocionalmente, al igual que el fracaso.
– Por curiosidad, ¿qué superpoder le gustaría tener?
El de la lectura de la personalidad de quien tengo enfrente, para saber quién vale realmente y quién no. En la vida, en general -ya sea en las parejas, entre amigos-, uno de los riesgos más importantes es el de la evaluación de la gente que nos acompaña.