Energías renovables y productividad: aliadas, no rivales

En medio de una convergencia hacia fuentes sostenibles y al mismo tiempo, el aumento en el consumo de energía impulsado por tendencias como la IA, es importante recordar que las energías renovables y la productividad lejos de ser rivales, son el futuro del planeta.

Comencemos por las cifras, por primera vez, la generación a partir de fuentes limpias superó el 40% del total mundial según el Global Electricity Review 2025 de Ember, estadísticas que revelan el momento de transición que vive el mundo. ¿Pero qué significa esto en productividad?

A largo plazo es algo positivo, pero esto no significa que no existan desafíos en esa transición energética. Recordemos que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fueron adoptados por todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas en 2015 y firmados por 193 países.

En otras palabras, el cambio hacia las energías renovables es un hecho al que todas las empresas le deberán hacer frente siendo lideradas por las tecnológicas y telcos. Pero esta conversión verde también implica costos de inversión y disrupciones en algunas industrias tradicionales.

Una productividad verde

En términos macroeconómicos la transición no es solo un cambio de combustibles, sino una reestructuración que impulsa la innovación y la eficiencia. Además, la energía limpia también es un generador económico gigantesco que, solo en 2023, añadió aproximadamente 320 mil millones de dólares a la economía mundial lo que representó 10% del crecimiento del PIB global.

La transición hacia fuentes de energía limpias está modificando la productividad global de manera compleja, con efectos que van más allá del sector energético. Uno de los impactos más destacados se encuentra en la salud pública.

La reducción de la contaminación atmosférica derivada de la eliminación progresiva de los combustibles fósiles disminuye las enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Esto repercute en una fuerza laboral más sana, con menos ausentismo y menores gastos en atención médica.

Empleos y estabilidad

En el ámbito económico, el cambio hacia energías renovables también se traduce en una mayor estabilidad de precios. Mientras los combustibles fósiles están sujetos a la volatilidad del mercado y a factores geopolíticos, el sol y el viento —principales insumos de estas fuentes— son gratuitos una vez instalada la infraestructura.

Esto sin mencionar la generación de empleo y el surgimiento de nuevas industrias. Según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), las fuentes limpias generan más puestos de trabajo por unidad de energía producida que los combustibles fósiles.

Sin embargo, la transición también enfrenta retos importantes: la pérdida de empleos en sectores como carbón, petróleo y gas puede afectar gravemente a economías locales si no se garantiza una transición justa con programas de apoyo; además, las inversiones iniciales en infraestructura y redes eléctricas son muy altas y pueden generar costos de oportunidad en el corto plazo.

En conclusión, la transición energética representa una inversión directa en un futuro más estable, competitivo y próspero. Uno donde la productividad aumentará, pero el camino como todo, también tendrá sus baches.

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Foto de Freepik

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