Tendemos a pensar y mitificar la juventud como la edad dorada del emprendimiento tecnológico. No solo no es cierto, sino que la práctica demuestra que los proyectos creados por los mayores de cuarenta años de edad han tenido más tasa de éxito. La experiencia, el capital social creado con la edad y la madurez directiva ayudan a crear entornos amigables, a asentar mejor las bases y a entender las oportunidades de negocio. Sin embargo, minusvalorar las competencias y las capacidades de los jóvenes, así como su aportación a la empresa y la economía real es un error, un inmenso error. Me refiero a que el talento millennial, venga de la universidad o de las redes digitales, tiene que estar incorporado en las posiciones de gestión y administración de la compañía.
Si queremos arriesgar y comprender los usos y comportamientos de la sociedad “multipantalla”, tenemos que incorporar sus maneras a la empresa. No basta con recibir becarios cada verano o impartir un taller puntual en la universidad. Sugiero dar un paso adelante y buscar el talento y la diversidad en las nuevas hornadas. Os planteo algunas ideas para incorporar a esa generación que tiene entre 18 y 35 años, que ha nacido en la era del Internet comercial y que vive conectado casi 24 horas del día.
La primera propuesta consiste en la inversión de los programas de becarios. Cada año, recibes becarios de éste o aquel máster. Hay que formarles en «la vida real”. Hazlo al revés: pide a tus becarios que organicen un taller sobre su estilo de vida, sus preocupaciones, sus intereses. Pregúntales cómo ven el negocio, el tuyo, en cinco o diez años. Recuerda la máxima de la innovación: la demandas no cambian, pero los modos o los ritmos de consumo sí. Quizás te den una pista de por qué tu sobrino se comporta de esa manera o por qué su capacidad de influencia en las campañas de marketing digital crece de forma exponencial.
La segunda consiste en plantearles un desafío. Con dinero y compensación salarial real. Quizás puedas permitirte una pequeña inversión (¿3000 euros, 10.000?) para que desarrollen una nueva línea de productos, reconduzcan la actividad comercial, revisen el marketing digital o conecten con consumidores «como ellos». El riesgo económico es mínimo, mientras que la posibilidad de encontrar nuevas soluciones, alejadas de las respuestas estándar que ya conoces, es grande. Si sale bien, recompensa. Si sale mal, la detonación es controlada. Esta táctica está en la línea de los emprendedores residentes, jóvenes que están en tu sector y a los que puedes invitar a participar en tu actividad por un periodo limitado.
Alimenta un vivero de empresas a tu alrededor, de modo que los jóvenes puedan crear, emprender e innovar. Es una apuesta segura para aquellas organizaciones vinculadas a las actividades tecnológicas y digitales, porque puedes valorar tu contribución como parte de la startup. La innovación surge en los márgenes, no en el corazón de las grandes organizaciones ya establecidas. Por eso, si puedes ampliar tu zona de influencia y utilizar el radar, podrás comprender mejor las dinámicas de cambio.
Mirar al futuro. Patrocinar y organizar un seminario de la mano de las universidades o los colegios profesionales es una ventana al mundo que viene. Los millennials traen nuevos valores vinculados a la innovación social, la sostenibilidad, la digitalización y el respeto a la diversidad. Puedes aprender de su manera de ver el mundo y tu actividad económica concreta mediante este tipo de acciones. No lo veo como un curso de verano al uso, sino como un encuentro intergeneracional, a puerta cerrada, que permita el intercambio de ideas, experiencias y emociones sobre el mundo que viene.
Rejuvenecer el liderazgo. Los millennials representan un amplio espectro de población. La tarea no es nombrar jóvenes porque sí, sino valorar la juventud como un activo para determinados puestos de gestión y administración de la compañía. Para eso, te animo a crear programas que ayuden a descubrir el talento interno, el potencial de desarrollo, medir las competencias duras y blandas de los becarios, evaluar sus expectativas e innovar en aquello que llamábamos el plan de carrera. Los millennials prefieren los proyectos a las empresas para toda la vida. Por ello, es bueno saber quiénes serán los líderes del sector a medio plazo y promocionarlos desde el principio. Quizás esto ayude a salvar la empresa.
En suma, la generación millennial ha llegado. Es tu decisión incorporarla.
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