Me gusta mucho cotillear la selección de libros empresariales en los aeropuertos. El otro día me crucé con uno que me llamó especialmente la atención «¿Qué robot se ha llevado mi queso?», de Rafael Tamamesen, cuyo título me hizo reflexionar, porque me pareció una bonita paráfrasis moderna del ya clásico «¿Quién se ha llevado mi queso?», de Spencer Johnson.
Además coincidió con uno de los días de huelga de los taxistas en protesta por las licencias VTC y me acordé de una frase que dijo el fundador de Uber hace unos años: “Nuestra competencia futura real no son los taxis, ni otras compañías como la nuestra, sino los coches autónomos”. ¿Y qué hicieron? Comenzaron a desarrollar una línea de vehículos autónomos. Por su parte, ¿qué hicieron los taxistas? Protestar e intentar proteger su queso, sin darse cuenta de que igualmente se lo van a comer unos u otros, seguramente con dientes digitales.
Recientemente Waymo, la compañía de coches autónomos de Google, ha anunciado que aumentará de 600 a 80.000 su flota de coches autónomos. En primavera los coches de Waymo habían recorrido casi 2,5 millones de kilómetros, frente a los apenas 400 mil kilómetros de toda la competencia.
Reconozco que verlos funcionar aún me parece ciencia ficción:
Y, mientras, aquí seguimos con debates de licencias y demás. Sí, ya sé que tal vez aún queda tiempo para que los veamos en todas las calles del mundo, pero lo mismo pensaron seguramente los conductores de coches de caballos cuando vieron el primer modelo de Ford T.
Mi reflexión de fondo es que hoy en día se pueden automatizar con robots muchas tareas que no habríamos ni imaginado hace unos años. Algunos ejemplos:
Robots albañiles
Almacenes
Pero no pensemos que los robots solo pueden realizar trabajos manuales mecánicos, porque ya hemos visto cómo una aseguradora japonesa reemplazó a 34 trabajadores de oficina por un sistema de inteligencia artificial. Y con todo el avance del fintech estamos viendo que los robots hacen mejores recomendaciones para invertir que los humanos.
De todos modos, el objetivo de este artículo no es ser apocalíptico, sino ayudarte a pensar y adaptarte a la nueva realidad que llega. Todos tenemos algo que nos hace diferentes, así como algo que de momento ninguna máquina podrá hacer. Pero debemos pensar cuanto antes cómo utilizar esos robots para mejorar nuestra empresa, en lugar de esperar a que la hagan desaparecer.