En verano del año pasado contactó conmigo una compañía en pleno crecimiento especializada en medicina capilar y cirugía estética. Empecé a trabajar como asesor general, con el objetivo de reorganizar su departamento comercial y el canal digital, y “controlar” los departamentos administrativos y contables, para poder ejecutar un plan de expansión para este 2022.
Actualmente, ya con responsabilidades de director ejecutivo (CEO) y trabajando codo con codo con doctores y médicos cirujanos, con técnicos y especialistas capilares y cirugía plástica, con comerciales, administración y contabilidad, vuelvo a escribir lo que se ha dicho y escrito millones de veces, las empresas son personas y son la clave para la obligada adaptación a los cambios.
Replantearse la forma de vivir y trabajar
Os preguntaréis por qué os cuento esto. Simplemente, porque he detectado en los dos últimos años que algo está cambiando en los actores de la película -seguramente como consecuencia de la pandemia-, que nos ha hecho replantearnos muchos puntos de nuestras vidas, seamos trabajadores, empresarios o consumidores finales.
No soy nadie para decir qué tenemos que replantearnos y qué no, pero sí me permito el lujo de daros mi opinión, para intentar que alguien comparta su punto de vista. Puedo afirmar que tiene que haber otra forma de vivir, y está en nuestras manos lograrlo.
Somos todos conscientes de que el mundo está evolucionando y cambiando a ritmos vertiginosos. La pregunta es: ¿cambiamos y evolucionamos nosotros como personas? ¿Nos adaptamos o sobrevivimos para ir tirando?
Si realmente queremos adaptarnos, tenemos que responder a cuatro preguntas con sinceridad: ¿Cómo vemos el sector en el que trabajamos? ¿Y la empresa a la que representamos? ¿Cómo nos vemos como profesionales? ¿Cómo estamos personalmente?
La mayor parte de los sectores de nuestro país se han adaptado a la realidad. La incorporación de nuevas tecnologías, de nuevas herramientas para mejorar la productividad, la aplicación de nuevas metodologías de trabajo y, sobre todo, la incorporación de procesos automatizados ayudan a muchos sectores a seguir por un camino que les llevará al éxito. La clave es la velocidad de adaptación. Nada será igual que antes.
Detectar el talento de las personas
Muchas empresas han entendido que deben modificar tareas para adaptarse. Detectar los procesos internos con todas sus ramas externas, preparar protocolos de actuación pensando en el nuevo consumidor, y así poder lograr una metodología de trabajo que ayude a la rápida adaptación de las personas que componen dicha compañía. La clave es saber detectar el talento de las personas analizando su inteligencia. Volver a hacer lo que hacíamos, pero de forma distinta.
Como profesionales debemos adaptarnos a lo que realmente nos hace felices. Actualmente es necesario trabajar las diez habilidades del profesional del siglo XXI. Debemos formarnos en esos ámbitos si realmente queremos seguir trabajando en lo que nos gusta o apasiona. Ya no sirve solo tener los conocimientos de tus responsabilidades profesionales. La clave es la formación en las nuevas habilidades y evolucionar. Cuanto más nos parezcamos a lo que éramos, más lejos estaremos de lo que debemos ser.
Estos dos últimos años, muchos de nosotros hemos sufrido psicológica y físicamente. Ahora más que nunca debemos intentar cambiar y modificar nuestros comportamientos para adaptarnos y poder conseguir la estabilidad personal.
En la vida hay tres «compartimentos»: el personal, el profesional y el familiar. Todos son importantes, pero el que más cuidados necesita es el personal. Si estamos bien, la familia y el trabajo van bien. Tenemos que trabajar una mejora continua para encontrar la calidad de vida que deseamos. La clave es ser diferentes y trabajar para encontrar la felicidad en el cualquier ámbito de la vida.
El papel de nuestras decisiones y acciones
Una persona obtiene siempre un resultado de sus decisiones y acciones. ¿Cuál es el origen de ese resultado? El origen es su forma de ser, su forma de pensar y sus creencias. Los comportamientos de las personas siempre darán un resultado. Si queremos cambiar los comportamientos y como consecuencia el resultado, debemos variar los comportamientos. Es importante no focalizarse en el resultado y sí en los comportamientos.
Mi buen amigo Marc Vidal asegura que existen cuatro tipos de personas en el mundo:
Las personas Inteligentes, cuyas decisiones y acciones siempre benefician a los demás y a sí mismas a la vez. Las personas malvadas, cuyas acciones perjudican a los demás, pero a ellas no. Las incautas, cuyas decisiones y acciones benefician a los demás y se perjudican ellas. Y, finalmente, las personas estúpidas, cuyas acciones perjudican a los demás y a ellas mismas.
Cuando hace pocos meses preparaba mi conferencia “Otra forma de vivir”, decidí cerrar las más de dos horas con una conclusión personal:
En la vida no hay casualidades, hay causalidades si se conocen las causas. Lo que ha pasado es lo único que podía haber sucedido. Cuando una cosa se acaba, se acaba, sin excepción.
La felicidad es una decisión
Por estas tres razones, ha llegado el momento de ser felices, entendiendo la felicidad como una decisión y no como un estado de ánimo (que cada uno decida qué significa la felicidad para él mismo). Si conocemos las causas de lo que ha pasado, podremos darlo por terminado y empezar de nuevo, cambiando los comportamientos y siendo más inteligentes.
Pero para eso necesitamos cambiar los comportamientos y ser personas más inteligentes de lo que somos, ya sea en el trabajo o con la familia. Buscar un equilibrio entre la vida personal y profesional, porque la confianza que generamos como personas es el secreto de nuestro éxito y cada día más el mundo necesita personas como tú, que tomen decisiones, que adquieran nuevos conocimientos, con más experiencia, para tener más confianza en sí mismas y así poder liderar transformaciones disruptivas e innovadoras en este mundo cambiante.