La identidad digital o identidad 2.0 no es algo nuevo, ha sido la evolución de la identidad tradicional en el ciberespacio y cada día crece en importancia, tanto que ya se habla del siguiente paso: la identidad descentralizada.
En 1999, la consultora Darcy DiNucci utilizó por primera vez el término Web 2.0 para hablar de lo que vendría después de la dolorosa burbuja de las puntocom, pero el término sería popularizado por la editorial O’Reilly Media en una conferencia de 2004.
Dentro de esta nueva etapa de Internet, el contenido ya no venía de un solo lado, de las grandes empresas y universidades, sino de los usuarios a través de las redes sociales. Y en este nuevo espacio, las personas crearon un nuevo tipo de identidad digital (identidad 2.0) que les permitiera expresarse.
Al comienzo, esta identidad constaba de correos electrónicos y nombres de usuario, pero con los años fue integrándose con otras plataformas. De este modo, fue posible utilizar las redes sociales como una herramienta de autenticación y registro en otros sitios web, facilitando los procesos y mejorando la experiencia de los usuarios.
De huellas y otras herramientas
Otro punto destacable de la evolución de la identidad digital fue el uso de tecnologías biométricas como el reconocimiento facial y las huellas dactilares, que facilitaron aún más los procesos de registro y al mismo tiempo aumentaron la seguridad de las transacciones.
Este crecimiento en la importancia de la identidad 2.0 trajo consigo una mayor conciencia sobre el uso de los datos, impulsando regulaciones gubernamentales, y tecnologías como los sistemas de doble autenticación.
Mirando al futuro, la identidad 2.0 seguirá por el mismo sendero: el de la seguridad. Para este fin, se implementarán tecnologías como el Blockchain, que permitirán construir no solo una identidad más segura, sino también descentralizada.
La identidad descentralizada es un concepto que devuelve el control de la identidad a los consumidores mediante el uso de un monedero de identidad en el que recopilan información verificada sobre sí mismos proveniente de emisores certificados, como el Gobierno.
Dueños de nuestros datos
El nuevo modelo es una evolución del concepto de identidad centralizada, donde la información del usuario está relacionada y verificada por un solo emisor, como en el caso de la licencia de conducción o el carné de alguna empresa privada.
Con el concepto de identidad descentralizada, el usuario puede elegir qué datos compartir. Además, la identidad descentralizada, al utilizar tecnología Blockchain, es más segura que los sistemas tradicionales y más resistente a los ataques.
Esta tendencia descentralizada da origen a otro término, la Identidad Auto Soberana (SSI), según el cual los individuos son los únicos propietarios de sus datos.
Otras tendencias
Aunque parezca contradictorio, otra tendencia de seguridad futura tiene que ver con dejar de utilizar contraseñas. Un ejemplo es el trabajo de entidades como la Fast Identity Online (FIDO) Alliance, que buscan disminuir el uso de contraseñas en la red y confiar en tecnologías biométricas y el uso de dispositivos móviles.
De igual forma, la identidad digital será cada vez más regulada en toda clase de espacios, esto incluirá al Metaverso y otros entornos digitales. De igual forma, la identidad digital generará un mercado gigantesco que se espera genere más de 44 mil millones de dólares para 2027.
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