La pasada semana conversé con dos responsables de proyectos exclusivamente digitales y un empresario totalmente retail. Los tres coincidían en que nos toca, una vez más, adaptarnos a este nuevo escenario pospandémico y de guerra en Europa, y afrontar los cambios que se avecinan, sufriendo las consecuencias personales y profesionales que todo ello está ocasionando.
Es por este motivo que hoy escribo sobre la resiliencia o, lo que es lo mismo, la capacidad de adaptarse a la adversidad para conseguir resultados y salir reforzado.
Tipos de resiliencia
A veces la vida nos pone a prueba y debemos enfrentarnos a dificultades que superan nuestras capacidades. Existen siete tipos de resiliencia:
- Natural – Fuerza: aprender de los errores y aceptar el fracaso es una capacidad típica de las personas con una fuerza vital innata.
- Adaptativa – Cambio: adaptación a los cambios para aprender de las experiencias.
- Aprendida – Entrenada: situaciones de aprendizaje mediante técnicas que ayudan a mejorar los resultados.
- Psicológica – Estado mental: relacionada con el estado mental de una persona. Tiene la capacidad de cambiar los pensamientos y así vivir nuevas experiencias.
- Emocional – Sentimientos: se define como la superación emocional que afecta a la estabilidad y el bienestar. A la hora de tomar una decisión, los sentimientos pueden llevar a la ansiedad, el miedo y el estrés.
- Corporal – Estado físico: el estado físico del cuerpo es importante en momentos de cambio. Un cuerpo que no está preparado físicamente y no es fuerte tendrá muchas más dificultades.
- Comunitaria – Solidaridad: las dificultades llegarán a las personas más egoístas y que no comparten con la comunidad. La solidaridad con los demás es clave para contribuir a la sociedad.
La situación actual nos puede llevar al límite y hacer que nos cuestionemos si tenemos la voluntad y la fuerza necesarias para cambiar. Debemos ir un paso por delante y ser capaces de sobreponernos a las situaciones adversas con cambios para mejorar, crecer y desarrollar nuestras capacidades.
Cualidades de las personas resilientes
Las personas resilientes tienen en común una serie de cualidades que trabajan a diario. Son las siguientes:
Conocerse a sí mismas
La primera de las inteligencias que describí en el artículo “Las 8 inteligencias de Gardner para detectar tu talento” es la intrapersonal o individual. Es la que nos hará conocer nuestras fortalezas y debilidades y nos ayudará a aprender y desaprender en situaciones adversas.
Actitud positiva con humor
La actitud define nuestra forma de ser y de pensar, es decir, nuestros pensamientos. Las aptitudes tienen que ver con nuestros conocimientos. La suma de las dos más el talento genera la confianza suficiente para poder cambiar. Y si además lo hacemos con un humor espontáneo y somos capaces de reírnos de la adversidad, lograremos un cambio de actitud, conseguiremos ser optimistas realistas y restaremos importancia a las dificultades.
Ser realistas en el presente
Más del 50% de nuestras preocupaciones vienen del pasado, fruto de un sentimiento de culpabilidad, o son previsiones de futuro. Hay que ser conscientes del presente y tomar decisiones que afecten a adversidades del aquí y ahora. Saber relativizar es focalizarse en las posibles soluciones y no en los problemas del presente.
Capacidades creativas
Ser consciente de tu potencial te conduce a confiar en tus capacidades. Las personas creativas usan sus capacidades para ser disruptivas y romper con lo tradicional o con formas de actuar que no han dado resultado. Sus objetivos reales las llevan a actuar y sienten que pueden lograrlo.
Desafío convertido en reto
Transformar un problema en una oportunidad es una de las cualidades de las personas resilientes. Las barreras o desafíos nos llevan a poder explorar o analizar posibles salidas convertidas, habitualmente, en un reto personal que termina siendo una oportunidad.
Empatía y ayuda social
La inteligencia interpersonal o social es la habilidad de conocer, interactuar y comprender a los demás, y las personas resilientes saben que necesitan a otras personas para salir adelante frente a una adversidad. Ponerse en la posición de otra persona nos lleva a saber cómo se siente, cómo piensa y así poder “acercarnos” y empatizar. Rodearse de personas que ayuden a la acción permite conseguir un círculo de amistades para superar momentos difíciles juntos.
Flexibles con la incertidumbre
Al no poder controlar todo lo que sucede, surge la incertidumbre y es el momento de adaptarse a nuevos objetivos. La capacidad y la flexibilidad de poder cambiar las metas en una situación de incertidumbre es una cualidad al alcance de pocos. Se adaptan a nuevas situaciones en poco tiempo, aunque se salga de sus planes iniciales. Que sean flexibles no implica que renuncien a sus objetivos, simplemente los modifican y los adaptan.
Autocontrol frente a la máxima dificultad
Intentamos controlar todo lo que nos rodea y, si no lo logramos, nos produce un sentimiento de inseguridad y frustración. Una de las mejores capacidades de una persona resiliente es el autocontrol. Es consciente de que es imposible controlar todas las situaciones y aprende a hacer frente a las dificultades cambiando sus emociones.
Las personas resilientes se han hecho a sí mismas. La resiliencia se puede trabajar e incorporar como un hábito, no está en nuestros genes, todos podemos ser resilientes si cambiamos nuestras creencias. Tener un modelo a seguir ha ayudado a muchas personas a incorporar esta capacidad para adaptarse a los cambios que la sociedad nos obliga a realizar, sean adversos o no.
Seguramente, muchos de nosotros tenemos un familiar, amigo o vecino que está pasando un mal momento personal o profesional y siempre que lo vemos está de buen humor y animado, y nosotros nos preguntamos: ¿Cómo es posible que esté así con todo lo que tiene encima? Sin duda, se trata de una persona resiliente, con la capacidad de adaptarse a cualquier dificultad.
Foto de Clay Banks en Unsplash