Trabajar en la nube implica numerosas ventajas que ya nadie cuestiona. El contexto digital está impactando en personas y empresas en un entorno virtual en el que la tecnología permite que seamos capaces de hacer las cosas de forma más eficiente. Una nueva forma a la que tenemos que adaptarnos (y entender) para sacar el máximo provecho y que nuestro negocio sea más competitivo.
El entorno cloud computing es, sin duda alguna, el habilitador principal para que un negocio pueda evolucionar de manera más rápida. Además, permite que las pymes hagan uso de tecnologías que, hasta hace no mucho, solo estaban al alcance de las grandes empresas.
Tener las aplicaciones y servidores en la nube hace posible que cualquier empresa pueda delegar esas funciones en un proveedor y centrarse en su actividad diaria. Es decir, dota de una mayor flexibilidad a la hora de evolucionar hacia un nuevo negocio o ampliar el existente.
Asimismo, supone un ahorro de costes, ya que se paga solo por aquello que realmente se consume, evitando los modelos tradicionales de inversión.
En este punto y dado el momento actual, con los precios de la electricidad en máximos históricos, es importante saber que las soluciones cloud pueden suponer también un importante ahorro energético.
Es cierto que, por regla general, una pyme (o una empresa familiar) dedica la mayor parte de su esfuerzo a sacar el negocio adelante. Por ello, no siempre repara en cómo la tecnología puede ayudarle. En este sentido, mi sugerencia es que delegue estas funciones en aquellas personas que tengan un perfil más tecnológico y, si es posible, que contrate o se apoye en alguien con experiencia.
De este modo, la empresa logrará encontrar la fórmula para ser más competitiva y crecer.
Por otro lado, el cloud computing mejora la seguridad de la empresa, ya que todos los equipos y sistemas están en un entorno más controlado y protegido, que permite recuperar la información en caso de que se produzca algún ciberataque.
Los costes del cibercrimen continúan aumentando
La seguridad se está convirtiendo en el caballo de batalla de las empresas. Día sí y día también nos despertamos con noticias sobre nuevas vulnerabilidades y ataques. De hecho, los costes que genera el cibercrimen continúan aumentando cada año. Las cifras que se manejan a día de hoy sitúan las pérdidas en seis billones de dólares (algo más de cinco billones de euros) a nivel global.
En España, según el informe de Datos101, este año se han producido 40.000 ciberataques al día, lo que implica un incremento del 125% con respecto a 2020.
Son múltiples las amenazas en ciberseguridad a las que se enfrentan las empresas. Las pymes están sufriendo en gran medida el impacto de ciberataques como el del ransomware. Consiste en introducir un malware en el equipo de la víctima, que bloquea su ordenador desde una ubicación remota. Los archivos quedan cifrados y el atacante se apropia del control de la información. A cambio de eliminar esa restricción, el hacker pedirá un rescate.
En compañías más grandes, además del ransomware, las amenazas pueden tener su origen en ataques Zero Day. Es decir, aquellos que explotan vulnerabilidades de un sistema y no son reconocidos aún por las soluciones de seguridad.
También es relevante el problema de la fuga de información en las empresas, ya sea por algún atacante, por casos de robo efectuados por personal interno (algo cada vez más frecuente), o bien por imprudencia o descuido.
Los grupos “hacktivistas” cada vez son más audaces. Utilizan a menudo ataques de denegación del servicio con los que logran echar abajo la web de numerosas empresas y organizaciones en función del objetivo que hayan elegido.
Habitualmente las grandes empresas disponen de equipos dedicados de seguridad liderados por un CISO (director de Seguridad de la Información) con un presupuesto específico. En cambio, una pyme suele implantar (cuando lo hace) medidas muy básicas, y en muchas ocasiones solo toma conciencia de la importancia de protegerse cuando ya se ha producido algún incidente que ha causado un impacto serio.
¿Qué medidas debe adoptar una pyme para estar protegida?
Ante esta pregunta no hay una única respuesta. No obstante, es conveniente seguir unos pasos básicos:
- Concienciación: ser consciente de que tienes que estar protegido, la seguridad es cosa de todos en el nuevo contexto digital.
- Revisión de los activos e información: identificar aquellos activos que necesitas proteger en tu empresa, así como la importancia y criticidad de cada uno de ellos.
- Implantar medidas de seguridad, paso imprescindible para realizar la detección y prevención de riesgos. Y en este punto el cloud computing es clave.
- Elegir socios tecnológicos de confianza, es decir, apoyarse siempre en partners que tengan el conocimiento y la experiencia necesarios para ganar en tranquilidad y poder centrarte en tu negocio.
Recuerda siempre que la protección es un proceso continuo, en el que es imprescindible mantener y actualizar las medidas de seguridad adoptadas.
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