La publicidad online funciona. Así lo piensa al menos una gran parte de las pequeñas y medianas empresas españolas, que ven con buenos ojos invertir en este tipo de acciones de marketing. Según datos del ONTSI, el 23,6% de las empresas con 10 o más trabajadores y el 9,9% de las empresas con menos de 10 pagan por anuncios en buscadores, medios sociales, otras websites, etc.
La inversión en anuncios online crece año tras año, y cada vez son más las empresas que dedican un porcentaje de su presupuesto a conectar con su audiencia de forma digital. Por sectores, los hoteles y agencias de viaje encabezan el listado de gasto en medios publicitarios en línea. Un 42,6% de las microempresas del ramo se han publicitado utilizando anuncios segmentados. Otro sector con gran presencia en publicidad online es el de la venta y reparación de vehículos de motor, donde el 43,7% de las compañías de 10 o más empleados han pagado por anunciarse en Internet.
Sea como sea nuestro negocio, tenga el tamaño que tenga, una cosa está bien clara: el mundo online supone una gran oportunidad de crecimiento. Con una sencilla estrategia y una inversión mínima (a veces hasta gratuita), nuestra empresa puede consolidar su presencia digital y lograr no solo popularidad, sino fidelización entre los usuarios. Para conseguir este objetivo, nuestra empresa debe atacar tres frentes distintos: la segmentación publicitaria, el uso efectivo de una red de contactos y el posicionamiento local.
Marketing en buscadores
La publicidad en motores de búsqueda (SEM) ha dejado poco a poco de considerarse una técnica digital intrusiva para ser valorada como una acción de marketing digital efectiva y económica. En el SEM es el usuario el que busca activamente productos y servicios que le interesan, obteniendo a continuación una serie de resultados y anuncios con palabras clave valiosas para este posible cliente. Esto hace que las posibilidades de conversión aumenten, siempre que la segmentación y optimización del anuncio sean las adecuadas.
El marketing en buscadores se basa en un sistema de subastas, donde los anunciantes compiten por las mejores posiciones en la página de resultados. Como inversores tenemos que controlar dos conceptos para que el resultado de nuestra estrategia SEM sea el esperado. Por un lado, está la parte de la puja, es decir, lo que estamos dispuestos a pagar por un clic de un usuario en el anuncio asociado a una palabra clave (coste por clic máximo o CPC). Por otro lado, complementariamente a la parte puramente monetaria, tendríamos la relevancia, el nivel de calidad que tiene el anuncio en comparación con la búsqueda realizada.
El ranking de un anuncio no depende solo de lo que paguemos por las palabras clave que nos interesan. Esto quiere decir que los primeros puestos realmente no se compran. Si no revisamos regularmente nuestras campañas, si nuestros anuncios no tienen la calidad y relevancia suficientes, los resultados SEM no serán realmente útiles para nuestra empresa.
Redes sociales
El uso de los medios sociales se está imponiendo entre las pymes y grandes empresas como una fórmula eficaz para conectar, crear o intercambiar contenido online con clientes, proveedores y socios. En este ámbito, 9 de cada 10 microempresas tienen en uso al menos un perfil social media.
Dicho esto, toca preguntarse: ¿en qué redes sociales se invierte más? Como es lógico, las estadísticas destacan a las plataformas con mayor volumen de usuarios. Facebook, sin ir más lejos, contaba el año pasado con más de cinco millones de anunciantes entre los perfiles de empresa o marca. Instagram, en cambio, aglutina más de 25 millones de perfiles business, un millón de ellos anunciantes activos. En terreno pyme, Twitter es utilizada por el 85% de las empresas como canal de atención al cliente, por lo que la parte de ads queda en un segundo plano.
Como empresa, más que cuánto invertir, lo que debemos saber bien es dónde. Los anuncios en redes sociales son por lo general baratos, pero debemos cuidar la segmentaciónpara que cada euro esté rentabilizado. Si nos dirigimos a un público joven, por ejemplo, nos convendría estar en Instagram, donde el 71% de los usuarios tiene menos de 34 años. Esto puede ser una buena idea si además podemos aportar un buen impacto visual con nuestras publicaciones, bien por la naturaleza de nuestro producto o por la optimización que hagamos de la herramienta. En Facebook, el presupuesto para anuncios parte de unos pocos euros, pero no debemos descuidar la parte visual, tampoco. El click through rate (ratio de clic) en esta plataforma es del 0,9%, pero podemos mejorarlo notablemente con contenidos de vídeo.
Marketing online local
Directorios locales, sitios de reseñas… hay muchas plataformas que nos pueden ayudar a promocionar nuestro negocio de una forma más cercana (y a veces más barata). Colocar un anuncio en lugares destacados de los resultados de búsquedas de un directorio, por ejemplo, nos dará una relevancia increíble en una ubicación concreta. Lo bueno de este tipo de acciones es que permite limitar nuestro presupuesto para ceñirlo a personas que se encuentren cerca de nuestro negocio.
El marketing local se basa en la movilidad. No podemos permitir que nuestro negocio no sea localizable a través de smartphone, por ejemplo. Si nuestra web no está adaptada, siempre podremos recurrir a la ficha (gratuita) de Google My Business, pero eso no es suficiente. Si optamos por la parte económica, tendremos que estar muy atentos a la gestión de reseñas, comentarios… pero también podemos invertir un mínimo de presupuesto en otras acciones (SEO, SEM, publicidad en redes…).
En relación con los anteriores puntos, no olvidemos que redes sociales como Facebook y LinkedIn ofrecen páginas para empresas, además de anuncios de pago dirigidos a clientes locales. Lo mismo ocurre con el SEM, donde podemos pujar por términos asociados a ubicaciones y áreas geográficas. Las posibilidades, en este sentido, son casi infinitas.
La mayoría de los empresarios buscan generar presencia en Internet cuando se deciden a invertir en publicidad online, pero el enfoque debe abarcar otros puntos. La relevancia debe llevar siempre a la conversión, y de ahí, a la fidelización. Los anuncios de usar y tirar no valen para nada, y no dejan huella en nuestro público. El objetivo debe ser siempre fomentar un vínculo efectivo y duradero con la audiencia.