Entrar en una tienda de Yemas de Santa Teresa y no probar su membrillo, gazpacho o alguno de sus platos preparados es casi misión imposible. Pero ¿por qué resistirse a comer productos 100% naturales, sin conservantes y sin aditivos artificiales?
El ritmo de vida que llevamos y la falta de tiempo para cocinar hacen que una gran parte de la población coma de forma incorrecta y lleve una dieta con demasiadas grasas saturadas, carbohidratos elaborados y con un importante exceso de calorías. Normalmente no prestamos demasiada atención a la etiqueta de un producto, pero si lo hacemos nos daremos cuenta de que se nos “bombardea” continuamente con productos químicos, pesticidas, conservantes, edulcorantes etc. y está demostrado que las dietas de este tipo exponen al cuerpo a un estado de mayor estrés físico, aumentan el colesterol, generan sobrepeso y debilitan el sistema inmunológico, entre otras consecuencias.
Entonces, ¿somos lo que comemos? En Yemas de Santa Teresa apuestan desde hace mucho tiempo por la alimentación sana y los productos naturales. Con una trayectoria de 152 años, esta pyme, cuyo origen fue una pequeña confitería artesana en Ávila en la que sólo vendían las famosas yemas de Santa Teresa, ha ido creciendo y ampliando su actividad, y hoy día comercializa una gran variedad de productos naturales como huevo hilado, membrillo, gazpacho, cremas, salsas o platos preparados.
Rescatar recetas tradicionales devaluadas por la producción industrial masiva para ponerlas a disposición del gran consumo, ha sido uno de los elementos diferenciales de esta pyme para seguir creciendo. Pero además, en el ámbito de los recursos humanos, han seguido internamente una “estrategia no pensada” muy sencilla: poner siempre a las personas en el centro del negocio y hacer que sus ideas cuenten.
Isabel López Resina, directora general de Yemas de Santa Teresa, explica cómo es posible combinar tradición e innovación en una empresa para lograr la excelencia en un producto.
