Vídeo marketing: La imagen en movimiento es tendencia

Apostar por el contenido audiovisual, es siempre una apuesta segura. De hecho, me atrevo a pronosticar que todo aquel que aborde la interrelación con sus seguidores a través del intercambio visual acertará. Tanto más, cuanto mayor contenido emocional conlleve la experiencia comunicativa compartida y consiga “tocar” el corazón de su interlocutor. Tanto más, cuanto ese interlocutor sienta que lo importante no es el mensaje sino él mismo. El cliente debe ser el centro, el protagonista.

Según un estudio reciente de Web Marketing Vídeo Council, el 60% de las marcas usan en la actualidad el vídeo en las redes. En 2017, 9 de cada 10 internautas ha visualizado los vídeos de las marcas que siguen hasta alcanzar el 90% de todo el contenido que éstas han compartido en redes sociales. El crecimiento y la progresiva “viralización” de los vídeos representarán, en opinión de los analistas, el 80% de todo el tráfico de Internet en 2020. 

El vídeo marketing se posiciona como tendencia gracias a los dispositivos móviles que se llevan el 50% de las reproducciones de vídeo del año 2017, un formato ideal para preparar estrategias de content marketing.  

 

Historia del vídeo en las redes

Introduzcámonos un poco en la historia del vídeo en las redes y en su evolución para recordar de dónde venimos. Según cuentan los especialistas, el pionero e inventor de este formato de comunicación fue Evan Spiegel quien presentó Snapchat en el 2010, como proyecto de final del curso de diseño de productos, en la Universidad de Stanford. Si bien, hasta finales del 2012 no salió a la luz. En 2013 llegó a tener diariamente 14.000 millones de fotos y vídeos y 500 millones de reproducciones. Por aquel entonces, a finales de ese mismo año, Mark Zuckerberg de Facebook intentó sin éxito comprar Snapchat por 3.000 millones de dólares, pero su oferta fue rechazada.

Al ver que los usuarios querían consumir y producir este tipo de contenido, el 2 de agosto de 2016 Instagram incorpora Stories a la plataforma, copiando así a Snapchat. Un año después, los resultados fueron espectaculares, la plataforma contaba ya con 700 millones de usuarios y 250 millones activos a diario, superando con creces a su competencia, de la que copió la idea.

Mientras tanto, Twitter compró y lanzó, en el primer trimestre del 2015, Periscope, la aplicación diseñada para realizar y emitir vídeos en directo, lo que se denomina live-streaming. En un principio, los vídeos generados en Periscope se podían compartir en Twitter mediante el uso de un enlace que dirigía hacia Periscope. Llegados a enero de 2016, estos links fueron substituidos por vídeos que se reproducen automáticamente en el cuerpo del tweet. Este fue un gran paso en la dirección de conseguir fidelizar a los usuarios de vídeo streaming.

En junio de ese mismo año, Twitter incorpora un nuevo botón en sus perfiles para iniciar retransmisiones en directo sin necesidad de abrir la app de Periscope. ¡Eureka!, el crecimiento de Periscope fue espectacular. En su primer año se reprodujeron más de 200 millones de trasmisiones. Es por este motivo que Facebook mueve ficha e incorporaba Facebook Live Stream en agosto del 2015 y cierra el año con 1.500 millones de usuarios.

En 2016 se lanza YouTube Connect, una nueva herramienta con la que Google se suma a la moda de las transmisiones en vivo. Sus características se asemejan a las de Periscope y Facebook Live.

 

El vídeo marketing, una pieza clave en 2018

Recientemente, durante una reunión de trabajo, mi gran amigo Armando Liussi me recomendó una app que se había descargado para grabarse en vídeo y publicar píldoras de contenido. Esta aplicación es Teleprompter Social Vídeo Maker. La he probado y tengo que reconocer que la experiencia de generar vídeos, donde explicarte y con los que interactuar y compartir en la red social que uno escoja, me ha parecido fascinante. La sencillez con la que se produce está a la altura de la facilidad con la que se consume. Además, cuando algo gusta (o disgusta), se comparte, y hacerlo no cuesta nada.

Así pues, estamos ante una consecuencia directa del uso estratégico de este tipo de contenido, el engagement de la marca aumenta y el SEO mejora.

Y ¡ojo al dato! , se dice que un contenido de vídeo en directo tiene diez veces más comentarios que una reproducción de vídeo tradicional. Cada vez más, vemos en redes sociales que los impactos con información y contenido interesante no tienen la misma repercusión que los que añaden vídeo. Por tanto, ya ha dejado de ser una moda para pasar a ser tendencia.

La inversión que requiere una campaña de vídeo marketing no debe asustarnos, el presupuesto se puede adaptar a todos los bolsillos. Lo importante es, por un lado, poner a funcionar la creatividad y, por otro, conocer bien al cliente. Con estos dos ingredientes se puede defender el proyecto empresarial que se presenta con las máximas garantías de éxito.

Hace tres meses, participé en un proyecto solidario relacionado con la obesidad infantil. Este proyecto consiste en una plataforma online donde conferenciantes y formadores de todo el mundo colgamos una ponencia o un curso que se puede descargar. Los fondos que se recaban se destinan a la creación de una fundación que dará cobertura a niños y niñas que padecen esta problemática. El emprendedor que lidera el proyecto, Ariel Brailovsky, me pidió un vídeo explicativo en el que anticipara la temática de mi ponencia, con la intención de “calentar motores”. Y así lo hice, lo grabé. Seguidamente, lo colgaron en diversas redes sociales. Tuvimos una sorpresa mayúscula con la analítica y el alcance del contenido: ¡Más de 60.000 visualizaciones en poco más de una semana! Permitidme que añada que para ser un vídeo meramente introductorio, no está nada mal.

Este ejemplo me sirve para ilustrar que, sin lugar a dudas, el vídeo marketing será en el 2018 una pieza clave en las estrategias de cualquier compañía que quiera tener buenos resultados en el mundo digital. Somos seres emocionalmente activos, recibimos la información del exterior a través de los sentidos, principalmente, a través de la vista (no en balde, el cerebro humano es un gran procesador de imágenes) y vivimos rodeados de pantallas.

Pues eso, una imagen vale más que mil palabras.

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