Últimamente escucho en medios de comunicación comentarios sobre la transformación digital de las empresas, leo en Internet barbaridades sobre cómo transformar las empresas de nuestro país. Está en boca de todos que hay que adaptarse al siglo XXI, y ves y sufres en propias carnes las malas prácticas de los nombrados gurús.
En mi humilde opinión y a raíz de la experiencia de estos últimos años ayudando a incorporar estrategias digitales a empresas totalmente analógicas, me atrevo afirmar que:
No podemos perder la visión de futuro ni el sentido estratégico, por mucho miedo que tengamos a las nuevas tecnologías. Será la disrupción la que nos permitirá superar las dificultades de los nuevos retos del siglo XXI e iniciar nuevas etapas de expansión en mejores condiciones; un proceso que pasará necesariamente por la innovación.
Tengo ejemplos de empresas que empiezan a realizar cambios estructurales y de organización interna para unirse al mundo digital e incorporan nuevos sistemas de planificación de recursos empresariales (ERP), programan una plataforma de comercio electrónico donde “cuelgan” todo su catálogo de productos, y le mandan a la telefonista o recepcionista que abra un perfil en todas las redes sociales solo para tener presencia y que empiece a “postear” sin rumbo. Eso no es una transformación digital, eso es necesario, claro que sí, pero bien analizado, estudiado y preparado. En muchos casos olvidan que lo más importante es la transformación de las personas.
Como muchos sabéis, a mediados de julio presenté mi primer libro titulado “Historias de un Botiguer”, una novela autobiográfica escrita en tercera persona. En la presentación que realicé en Barcelona (en breve en Madrid), dije que uno de mis objetivos es ayudar a transformar personas hacia las nuevas tecnologías. Creo que el secreto no es empezar por la transformación de las empresas, sino empezar por la transformación de las personas que dirigen estas compañías y todos sus empleados. Transformar para mí es formar, es saber usar esas herramientas tecnológicas que hoy están y mañana Dios dirá, es saber preparar una estrategia digital que se adapte a la filosofía de la empresa.
Está claro que para una buena transformación digital es necesaria la formación en competencias digitales, es imprescindible. Pero no conseguiremos los resultados esperados si no formamos a las personas. Necesitamos personas mentalmente fuertes para asimilar estos cambios que se están produciendo en nuestras vidas profesionales. Es por esta razón que el crecimiento personal y la formación continua es una de las piezas clave.
En algunos planes formativos que he preparado para compañías de nuestro país, lo primero que les intento explicar es que necesitamos mantener una mente abierta al cambio; si tenemos una mente cerrada, estamos cerrando la puerta a aprender nuevas cosas y perdemos oportunidades como personas y profesionales. Y las personas normales ven las cosas que ocurren a su alrededor, las personas diferentes ven las consecuencias de aplicar esas cosas. No podemos evitar el cambio, el cambio es inevitable.
Estamos viviendo una época de constantes cambios, es el mejor momento para cambiar.
Es momento de salir de la famosa zona de confort, son muchos los que hablan de «salir de la caja» y están inmersos en una rutina diaria que les está “matando” personal y profesionalmente. Para una transformación digital es obligado salir de esta zona de confort, porque si permanecemos en ella se convierte en una zona peligrosa. Si queremos resultados diferentes tenemos que hacer las cosas diferentes.
Más que nunca es el momento de tomar decisiones sin miedo al fracaso, decisiones planeadas y planificadas, no sirve la improvisación. Muchas personas me dicen: “Cuando consigamos tal resultado, ya improvisaremos las acciones que realizaremos”… No hay mejor improvisación que la que está preparada.
Para conseguir el objetivo, necesitaremos realizar acciones, que conllevan tareas específicas, y esas tareas necesitan obligatoriamente una disciplina de actuación. Muchos alumnos se quedan un poco sorprendidos cuando les pido un DAFO personal, no son conscientes de la importancia de realizarlo bien. Una vez hecho, no nos focalizamos en las debilidades, sino en las fortalezas de cada una de las personas y planificamos las tareas según sus capacidades, para superar las amenazas y conseguir así resultados con menos esfuerzo.
Se necesitan personas que trabajen en equipo y con una gran capacidad de comunicación para liderar las transformaciones tecnológicas digitales. No todo el mundo sirve para estas responsabilidades. Dejar que el resto de personas opine al respecto es importantísimo para el conjunto del equipo, para la compañía y sobre todo para conseguir el objetivo. No hay nadie lo suficientemente bueno en todos los campos para decidir solo.
En definitiva, si tenemos una persona con la mente abierta al cambio, luchando para salir de la zona de confort y de las rutinas adquiridas en estos últimos años, no pensando en el pasado y trabajando el presente, que tome decisiones sin miedo al fracaso, que sea consciente de las acciones que se han de seguir y que planifique las tareas en equipo y sobre todo respaldado en sus fortalezas y olvidándose de las debilidades, tenemos mucho trabajo hecho.
No debemos paralizarnos por el miedo, no podemos tener pánico al futuro, al cambio. A diario nos invaden miedos de fracaso y pensamos en tirar la toalla, pensamientos que no ayudan a avanzar con firmeza, pero solo tú puedes escoger con cuáles te quedas y cuáles no. Pero también recuerda que tener miedo quiere decir que conseguir tus sueños es muy importante para ti.