Con un tamaño de mercado proyectado en más de 52.120 millones de dólares para 2030, el serverless computing, o “computación sin servidor” es un modelo de desarrollo y ejecución de aplicaciones, un concepto que cada día crece en importancia. ¿Cuál es su secreto y cómo afecta a las empresas?
Durante décadas los servidores, esos computadores de alto desempeño, han sido considerados como uno de los pilares de la infraestructura tecnológica empresarial. Sin embargo, a mediados de la segunda década de este siglo, un nuevo concepto, el serverless computing, o computación sin servidor empezó a ganar tracción en innumerables industrias.
Para colocar en cifras basta mirar las proyecciones: según cálculos de la firma Grand View Research, el mercado global de computación sin servidor se estima que pasó de 24.510 millones de dólares en 2024 y se prevé que alcanzará los 52.130 millones de dólares estadounidenses en 2030.
Como dato curioso, a pesar de su nombre, el serverless computing, no elimina los servidores, sino que transfiere su gestión a los proveedores de la nube. Siendo más exactos y según el prestigioso Instituto Tecnológico de California (Caltech), la computación sin servidor es un modelo de ejecución de computación en el que el proveedor de la nube gestiona la asignación y el aprovisionamiento de servidores y recursos.
En otras palabras, el serverless nació por la necesidad de facilitar y abstraer la gestión de servidores ya que en los modelos tradicionales (como en las máquinas virtuales o contenedores) las empresas debían aprovisionar, configurar y mantener infraestructura incluso cuando no se estaba usando al 100%.
Algunos antecedentes
Los orígenes de la computación sin servidor se pueden encontrar en décadas de evolución tecnológica que se centraron en la abstracción de recursos. El punto de partida de este viaje se remonta a los años sesenta y setenta, con la introducción del tiempo compartido para los mainframes de IBM, que permitió que una máquina se compartiera entre varios usuarios.
Este continuó con la virtualización, un concepto popularizado por IBM en los años setenta y relanzado por VMware en 1999, que sirvió de base para la Infraestructura como Servicio (IaaS). El siguiente paso fue el PaaS (Platform as a Service), donde los desarrolladores podían alquilar un entorno de ejecución completo, lo que redujo la carga de la gestión de la infraestructura.
Sin embargo, el término “serverless computing” ganó popularidad hasta 2014 y se convirtió en un estándar de la industria tras el lanzamiento de Amazon Web Services (AWS) Lambda, la primera plataforma comercial de computación sin servidor.
Las razones tras su crecimiento
El crecimiento del serverless computing este mercado está impulsado por el uso de la Función como Servicio (FaaS) y el Backend como Servicio (BaaS), donde el FaaS representó el 58% de la cuota de mercado en 2024 según un informe de Motor Intelligence.
Otras ventajas de este modelo son su escalabilidad automática que se adapta a la demanda sin necesidad de intervención manual, la reducción significativa de costos ya que se paga solo por el tiempo que el código está en ejecución, y la simplificación operativa al eliminar la gestión directa de servidores.
Además, la automatización de la gestión del servidor permite a los equipos de desarrollo acelerar el ciclo de desarrollo, reduciendo el tiempo de comercialización de meses a días.
La relevancia de la computación sin servidor persiste porque ofrece soluciones directas a desafíos comerciales clave. En cuanto a su futuro, la computación sin servidor se está consolidando como una capa fundamental para tecnologías emergentes como la inteligencia artificial y el aprendizaje automático (IA/AM), lo que garantiza su relevancia a largo plazo. En otras palabras, el serveless computing es un paradigma para rato.
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