En 2008 la crisis económica tuvo su origen en los desequilibrios del sistema financiero, y ello motivó que un buen número de entidades de crédito tuvieran que ser rescatadas con dinero público. Sin embargo, hoy en día asistimos a una crisis diferente.
En esta ocasión, los problemas han surgido en el ámbito sanitario y de ahí se han trasladado al conjunto de la economía, sobre todo a raíz de los confinamientos que se han producido en todo el mundo, y de forma especialmente intensa en España.
La buena noticia es que, ante esta crisis, los balances de los bancos se encuentran más capitalizados, son “más fuertes” que en 2008, gracias en gran parte a los cambios regulatorios que se introdujeron entonces, por lo que su papel en la recuperación económica se antoja decisivo.
No obstante, en este entorno de la COVID-19, la banca se enfrenta a una serie de retos que pueden llegar a condicionar el apoyo “real” que preste al resto de la economía.
¿A qué retos se enfrenta la banca?
1. Clientela más exigente y menos fiel
Factores tales como el aumento de la cultura financiera, la mayor información disponible a través de las redes sociales o de portales de Internet que comparan las distintas ofertas bancarias, o la falta de afinidad con la banca tradicional de las generaciones más jóvenes, hacen que la clientela de los bancos sea cada vez más exigente y menos fiel.
También influyen en el mantenimiento y captación de clientes bancarios las empresas fintech y las grandes multinacionales tecnológicas que compiten de forma creciente con los bancos en determinados nichos de su negocio. No perder a su cliente tradicional, al mismo tiempo que se captan nuevos entre el público juvenil, es un importante reto actual para la banca dentro y fuera de nuestras fronteras.
2. Distribución multicanal
Las entidades de crédito necesitan utilizar distintos canales (oficina tradicional, banca online, etcétera) para hacer llegar la oferta de productos y servicios a sus clientes.
Es cierto que la pandemia está acelerando el uso del canal online y, por consiguiente, la transformación digital de la banca, al igual que ocurre en otros sectores. Pero el problema para los bancos es que una parte de su clientela sigue demandando el servicio a través de oficinas físicas, las cuales son cada vez más difíciles de rentabilizar para las entidades.
3. Baja rentabilidad
El estrechamiento del margen de intermediación (diferencia entre intereses que cobran y que pagan los bancos), debido a la política de tipos oficiales negativos, junto a su exceso de capacidad (costes fijos) lleva a que los bancos tengan baja rentabilidad.
Habrá que ver si la estrategia de compensar esta situación con el incremento de comisiones y de ajustes en costes (oficinas, personal) es suficiente para que los beneficios remonten, sobre todo si las cifras de morosidad, que hasta ahora estaban contenidas, se disparan con la pandemia.
4. Reestructuración del sistema financiero
Precisamente con el objetivo de mejorar la rentabilidad, estamos asistiendo a un proceso de concentración bancaria, con ejemplos como la reciente fusión entre Caixabank y Bankia que, sobre todo, persigue la mejora del resultado a través de las sinergias en costes (reduciéndolos).
Habrá que ver hasta dónde llega este proceso y si se producen fusiones transfronterizas entre bancos en los próximos meses.
5. Concesión de préstamos responsables
Finalmente, el marco legal vigente exige que las entidades de crédito sean responsables a la hora de conceder préstamos o créditos a sus clientes, especialmente a los consumidores.
Es una exigencia que, tal como señala el Banco de España, no tiene un carácter meramente simbólico, sino que constituye un principio que las entidades han de tener en cuenta en sus políticas comerciales.
La concesión de préstamos responsables se basa dos pilares: la evaluación de la solvencia y la entrega de información apropiada.
Evaluación de la solvencia
En primer lugar, la evaluación de la solvencia de los clientes debe realizarse sobre la base de una información suficiente (con datos aportados por el propio cliente y de fuentes externas). Además, según el Banco de España, la posterior decisión de concesión debe basarse preferentemente en la capacidad de pago del cliente y no exclusivamente en el valor esperado de las garantías o avales que este pueda aportar.
Entrega de información apropiada
El banco debe proporcionar a sus clientes información adecuada, para que puedan evaluar si los productos que les ofrecen se ajustan a sus intereses, necesidades y a su situación financiera.
Además, dicha información debe hacer referencia a las características esenciales de los productos y a los efectos que pueden tener, en especial a las consecuencias en caso de impago.
Imagen de Gino Crescoli en Pixabay.