Reciclar a nuestro equipo de trabajo

Son las 18.00 horas del viernes 19 de octubre y, como cada viernes en la oficina, paramos para tomarnos una botella de cava, una tradición de hace más de 10 años. Nos sentamos todos en torno a una mesa para celebrar que ha llegado el fin de semana, charlamos y comentamos cómo nos ha ido la semana que dejamos atrás. Ponemos encima de la mesa las incidencias, problemas o situaciones que, por una razón u otra, se han “enquistado” y entre todos buscamos las soluciones más eficientes. Hay muchas semanas que no tenemos nada que comentar y hablamos sobre la actualidad política, cultural o deportiva de nuestro país.

Os cuento este “secreto”, porque el pasado viernes, mientras charlaba con una persona de mi equipo, me di cuenta del gran cambio -personal y profesional- que ha experimentado en los siete años que lleva en mi empresa, con la finalidad de adaptarse.

Le contratamos en 2005 para realizar tareas comerciales. Después de un rápido aprendizaje, se pasaba el día en la calle con el coche de empresa visitando la cartera de clientes industriales y ganando experiencia. Consiguió resultados, nuevos clientes y se convirtió en un auténtico profesional. Pero cuando llegó la crisis, en septiembre de 2007, empezaron a bajar los pedidos con el consiguiente descenso de las ventas del canal industrial, y el resultado final fue la desaparición de muchos clientes industriales, algunos de los cuales incluso ¡se fueron sin pagar!

En ese momento se planteó un dilema… ¿Qué hacer con esta persona que tanto había hecho por nuestra empresa?  El 80% de la cartera industrial la llevaba él solo. O le despedía o se reciclaba. Había trabajo para él, pero en otro canal. Era él quien tendría que empezar de cero y volver a formarse, con métodos de trabajo y herramientas distintas, vender lo mismo pero de una forma totalmente nueva. Era él quien debía aceptar o no ese otro trabajo que implicaba aprender de nuevo el oficio

¡Pues sí, aceptó y se recicló! Aparcó el coche, la corbata y el maletín de comercial y se puso, sin pensárselo, la bata de ferretero, se colocó detrás del mostrador y empezó su formación. Aprendió a atender a los clientes retail, a asesorarlos, a atenderlos como un gran profesional que es. Consiguió, con esfuerzo, llevar una tienda física él solo.

Fue sorprendente lo rápido que aprendió y su gran capacidad de adaptación, supongo que porque conocía el producto y la forma de trabajar de la compañía. Avanzó más rápidamente en unos temas y más lentamente en otros, y llegó a ser la batuta de una tienda física con más de 20.000 referencias en stock.

Pero a finales de 2010 llegó la crisis también al retail y en la tienda física cayeron las ventas rápidamente. Analizamos el problema y actuamos. Como sabéis, creamos la primera ferretería física virtual de España. Os lo conté en este post.

¿Y qué sucedió con el profesional de la tienda retail? Pues que tuvo que cambiar de nuevo su puesto de trabajo. Una persona acostumbrada a tener contacto directo con los clientes, ya sean industriales o de tienda, tenía ahora que relacionarse a través del ordenador y olvidarse del resto… Pero por tercera vez se recicló, no tan rápidamente, pero lo hizo, y actualmente es el encargado de la BricStore; es el contacto directo con todos los proveedores; organiza y controla todos los pedidos de BricMania.com por las mañanas, y por las tardes realiza tareas de Product Manager en los back office de nuestro Magento.

Pero volvamos al viernes por la tarde. Mientras me tomo otra copa de cava, analizo los cambios que ha vivido esta persona en mi compañía y llego a la conclusión de que todo el mérito es de él. Sí que es cierto que el simple hecho de conocer el producto le ha ayudado, que le hemos brindado la oportunidad de formarse y probarlo, pero ha sido él quien ha decidido adaptarse a la nueva situación y esforzarse en aprender cómo funcionan los nuevos sistemas de venta.

El motivo de este post es hacer reflexionar a todas las personas que trabajan en empresas que, por cambios empresariales, coyunturales o de mercado, han visto modificadas sus condiciones laborales o incluso el puesto de trabajo que desempeñaban. Ellos, las personas que hacen que las empresas funcionen, también tienen que reinventarse y reciclarse. ¿Estáis dispuestos a cambiar? ¿Estáis dispuestos a formaros en otros canales?  ¿Estáis dispuestos a continuar luchando por vuestra compañía?

Por cierto, un dato más sin importancia: la persona de la que os he hablado tiene 56 años y no ha sido fácil para él. ¿O quizás sí tiene importancia?

 

Foto @Highways Agency, distribuida con licencia Creative Commons BY-2.0

Exit mobile version