Qué puede aprender una empresa de las películas de cine negro

En la televisión y en el entretenimiento, se han multiplicado las historias sobre las mafias, el tráfico de ilícitos, las drogas, el crimen organizado y otras actividades al margen de la ley. Supongo que ese mundo periférico abona una suerte de imaginación sobre cómo debe de ser la vida del mafioso, las casas boyantes o el lujo exorbitado. Los crímenes, reales, han causado dolor y no es territorio para la broma o para minusvalorar sus efectos en la sociedad.

No obstante, sí podemos extraer lecciones de análisis económico, en la línea de lo planteado por The Economist o Financial Times, porque la criminalidad organizada emplea tecnología para mejorar la entrega del producto, utiliza los drones para innovar en la recepción y entrega de mercancías, así como en la vigilancia de puntos conflictivos, crea redes y jerarquías para ocupar un territorio y competir o cooperar según toque, toma decisiones empresariales de internacionalización o extensión hacia otros negocios, gestiona personas con diferentes habilidades y necesidades sociales, entre otras claves evidentes.

En la literatura académica, el estudio de El padrino y cómo se toman las decisiones en una empresa familiar o de la cultura corporativa de una empresa transnacional, los tipos de liderazgos que ofrecen Pablo Escobar en la realidad o Tom Hagen en la ficción, la globalización de los ilícitos o la orientación hacia la demanda son recurrentes. El estudio más atrevido, porque mezcla ficción, política y económica, es el que explica la caída del Imperio por la destrucción de la Estrella de la Muerte en La guerra de las galaxias. Sí, hay académicos para todo. Por eso, me atrevo a analizar la economía de las mafias para ver cómo ha evolucionado el viejo negocio de las familias.

 

Economía de las mafias

Las mafias son estructuras jerarquizadas, pero emplean las ventajas de la organización en red. El tráfico de ilícitos rara vez pasa por el control de la producción, la distribución y la venta final bajo un único patrón de mando. El modelo de gestión se aprovecha de las redes para producir en un territorio controlado (poca o mala vigilancia o bajo el abrigo geográfico del bosque, la montaña o el polígono industrial), distribuir aprovechando las ventajas de la globalización (puertos globales que son incapaces de fiscalizar todas las entradas) y una red capilar de entregas, que se asocia a la producción, pero que no forma parte del núcleo principal de toma de decisiones.

La cadena de suministros se completa con el uso de métodos de pago internacionales al uso en otras industrias. El empleo de las criptomonedas es, de momento, marginal. La lección que extraigo es que los negocios tienen que adaptar su funcionamiento a las ventajas de la economía y la sociedad red: no existe actividad económica que no pueda aprovechar la globalización, las tecnologías y los socios locales para la mejora de los resultados.

La actividad digital y los profesionales de la web profunda. Hay que huir de los estereotipos de nerds encerrados en su habitación que roban millones de euros con un clic. La mafia digital se caracteriza porque emplea talentos digitales como otras industrias, si bien su actividad es otra: pirateo de web propia y ajena, robo de secretos industriales, captura de datos masivos de particulares, suplantación de identidades, bloqueo de páginas de competidores, entre otras. Importa este punto porque, tratándose de actividades que negocian con mercancías y productos tangibles, han sido pioneras en el uso de las ventajas de la economía digital.

El aprendizaje es claro: la actividad digital ya no es un subproducto o un servicio complementario del marketing, sino que se ha instalado en el corazón de los negocios. Es tarea del emprendedor o el primer ejecutivo liderar la transformación de la mano de profesionales digitales.

La narrativa. El imaginario de la mafia y el crimen organizado abarca El padrino, Gomorra, Diamantes de sangre, The night manager o Narcos. En todas ellas, los personajes son crueles, pero viven vidas y aventuras apasionadas. Las redes sociales han incrementado esa visión atrabiliaria de la vida mafiosa con grandes imágenes de yates y paraísos vacacionales. La prensa se ha hecho eco de tal narrativa de estilo, lujo y ostentación. Tal función comunicativa es esencial para construir cierto grado de tolerancia entre las comunidades donde opera la mafia: no son delicuentes, sino benefactores de la comunidad que dan empleo a los chicos, los permite ganar un dinero fácil, apoyan al deporte local y otras actividades propias de la filantropía.

Este enfoque es demoledor para las fuerzas del orden, porque persiguen a una suerte de “Robin Hood”. La lección es la siguiente: no importa cuál sea tu negocio, porque todos tienen una historia que contar, aunque te dediques a líneas menos seductoras para las redes sociales, como vender tornillos o la agricultura. En todas ellas, hay una historia que contar que interesa a la comunidad en la que operas.

Los incentivos lo son todo, pero no todo es dinero. En las redes criminales, el pegamento de la organización es el sentido de pertenencia, el reconocimiento, la emoción, el desafío al orden establecido y otros intangibles de primer orden. Esto explica la fidelidad al líder, la capacidad adaptativa y la constante innovación en los negocios. Se habla de la resiliencia de la mafia como una virtud en la organización empresarial. Por eso, concluyo que motivar a los empleados, dotarlos de autonomía y recompensar sus esfuerzos es mejor que centrarse solo en la subida del salario. Paguemos más, sí, pero sobre todo ayudemos a los empleados a desarrollarse en nuestro proyecto.

En suma, la mafia y los ilícitos que operan como negocios tienen una lógica y prácticas empresariales que conviene analizar, porque son ágiles, efectivas y ligadas al territorio. Como nuestro negocio.

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