¿Nunca le ha pasado, que a veces, sus clientes son los primeros en darse cuenta de los fallos en su plataforma tecnológica? En un mundo ideal esto no debería pasar, pero es más común de lo que se cree. Para evitar este y otros problemas está la observability u observabilidad.
Vivimos en un mundo hiperconectado, con miles de millones de dispositivos inteligentes que a su vez transmiten información. En cada empresa ocurre lo mismo, con miles de aplicaciones, servicios en la nube y máquinas conectadas, entre sí, que conforman lo que a veces parece una caja negra.
Por ello, sale a relucir un concepto, muy de moda estos días, y es la observabilidad, como aquella propiedad que indica si el comportamiento interno del sistema puede detectarse a través de sus salidas.
Dicho de una forma más sencilla, la observabilidad usa herramientas de software para analizar las entradas y salidas de un sistema IT como son transacciones empresariales, rendimiento de las aplicaciones, tasas de conversión, comportamiento de la red, etc.
Y si no le parece algo tan novedoso, tiene parte de razón porque varias de estas tareas ya se realizan a través de la monitorización, pero estas dos tendencias no son iguales.
De hecho, la monitorización hace parte de la observabilidad y se entiende como una disciplina más aislada, que funciona generalmente en silos. La observabilidad enlaza todos estos indicadores en una sombrilla, automatizando los procesos.
Parámetros y diferencias
Decía William Thomson, que «lo que no se puede medir, no se puede controlar», la observabilidad sigue este precepto basado en tres grandes pilares como son los Logs, las Métricas y las Tramas (del application performance monitoring o APM).
Con Logs nos referimos a los registros en que se incluyen, de forma cronológica, en un sistema informático. Con las Métricas hablamos de datos expresados numéricamente que nos sirven para analizar el rendimiento de un sistema, su consumo y disponibilidad de sus servicios, entre otras variables.
Por último, en el caso de las Tramas o tracing tiene que ver con el registro de acontecimientos relacionados entre varios componentes del sistema. Más exactamente, tiene que ver con el comportamiento de las peticiones o request entre los varios componentes tecnológicos.
La observabilidad en expansión
Con base en estos principios la observabilidad permite agrupar, por capas, la información de diferentes silos de una empresa, para que los equipos de operaciones IT puedan tomar decisiones acertadas en forma más rápida. Además, ayuda a detectar problemas desconocidos permitiendo conocer lo que sucede detrás del sistema.
Y su potencial es tal que las desarrolladoras de plataformas de observabilidad están creciendo tanto que se espera conformen un mercado de más de 5.500 millones de dólares para 2032. Porque en tecnología, el refrán “ojos que no ven…” suena bonito, pero es inadmisible.
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