En el artículo anterior os hablaba de qué supone para mí un objetivo y os comentaba que todo lo que os propongáis en la vida sólo dependerá de vosotros y de nadie más, que los objetivos son planes de acción ligados a nuestros sueños (con un ardiente deseo de conseguirlos), y que eso no tiene límites.
Cometemos graves errores que hacen que no podamos cumplir nuestros objetivos y que nos obligan a tirar la toalla en algún caso concreto. Pero el problema no está en el objetivo, sino la mayoría de las veces en nosotros mismos, porque no somos capaces de marcar un “buen objetivo”, porque no tenemos claros nuestros sueños. Repasemos los errores más comunes a la hora de fijar un objetivo.
Falta de ambición
La falta de ambición es uno de los principales errores. No creemos en nosotros mismos y nuestra ambición se centra en lo que creemos que somos y podemos hacer. Decimos: “sé hacer tal cosa, luego sólo puedo llegar hasta aquí”. ¿Y cómo sabéis dónde están vuestros límites, si no lo habéis intentado en la mayoría de las ocasiones? Pensad en grande y seguro que conseguís más de lo que esperabais. No os conforméis con lo que creéis que podéis hacer, no os centréis en lo que no sabéis hacer, sino en lo que sí sabéis e intentad hacerlo un poco mejor cada día; así comprobaréis dónde están realmente vuestros límites.
Falta de sueños
Lo comentaba también en el artículo anterior: ¿Tenéis claro lo que queréis? Todo el mundo tiene un sueño. No depende de nada más que de uno mismo y se tiene que convertir en lo que más deseáis en la vida. Tenéis que desearlo día y noche. Los sueños al final serán vuestros objetivos y tienen que ser reales y ajustarse a vuestra situación.
Esperar tener suerte
Otro error es esperar que nos llegue la suerte que creemos merecer. La suerte no llega, hay que ir a por ella. Tenemos que movernos por nosotros mismos y dejar de ser estatuas que esperan a que nos caiga del cielo eso que soñamos y que estamos seguros de que nos merecemos. Seguro que te lo mereces, sí, pero tienes que salir a buscarlo.
Creer que es imposible o difícil
Usamos demasiado las palabras ‘difícil’ e ‘imposible’. A menudo decimos: «esto es imposible, es muy difícil de realizar». Pocas cosas son imposibles, quizás con pocas probabilidades de conseguir… ¡Amigos, no hay cosas difíciles, sólo cosas que aún no hemos aprendido a hacer! Pero que no sepamos hacerlas no es motivo suficiente para clasificarlas como imposibles o difíciles. Creer que algo es imposible es el primer obstáculo para no conseguir un objetivo. Lo mismo sucede con la palabra «tratar»; decimos «trataré de hacerlo», y ello ya implica que nos estamos rindiendo. Hacedlo y luego valorad.
No saber el motivo
La mayoría de las personas tienen objetivos y sueños, pero no saben cuál es su motivo. Si tenéis un motivo, os ayudará a seguir adelante y conseguir vuestro objetivo. Es la gasolina que empuja nuestro deseo de lograr un sueño. No hace falta motivación, si tenemos claros nuestros motivos. El porqué es tu motivo, y es personal e intransferible; puede que sólo tenga sentido para ti y no para el resto, pero eso no importa.
No preparar planes de acción
En esta vida todo cuesta algo, y conseguir nuestros sueños/objetivos no sólo depende de nuestros motivos, ni de creer que no es imposible ni difícil, ni de no esperar tener suerte, dependerá de nuestro plan de acción. Algo tendremos que hacer y sacrificar. Deberás tener un plan de acción que te ayudará a seguir caminando hacia tu destino. Escribe qué vas a hacer; no disponer de planes de acción es uno de los impedimentos para no obtener lo que quieres.
Tiempo necesario para lograrlo
Otro error muy común es el tiempo que asignamos a un objetivo. Tenemos que darnos el tiempo necesario para probar y trabajar. Es un punto difícil o, mejor dicho, un punto que todavía no hemos aprendido a definir. A veces un objetivo es demasiado largo en el tiempo; otras veces creemos que lo podemos conseguir a corto plazo. Personalmente, hace años me apliqué una mejora personal: no usar la palabra “cuando” y sustituirla por la frase: “lo antes posible”; ello me ayuda a ejecutar y solucionar los temas en el mejor momento.
Falta de perseverancia y persistencia
Y, finalmente, tener la persistencia de seguir, seguir y seguir. Nos «caeremos» muchas veces a lo largo del camino. Sólo hemos de levantarnos, sacudirnos la ropa y continuar. No obtendréis el éxito en ningún ámbito de vuestra vida si no sufrís derrotas y fracasos temporales. Fracasos temporales… hasta que vosotros decidáis cuándo (lo antes posible).
Un abrazo, amigos. Espero haber despertado algo en vosotros que os haga mejorar en lo personal o en lo profesional.
Foto: zitona, distribuida con licencia Creative Commons BY-2.0