Después de estar unos días a la bartola, desconectando y cargando pilas tras un largo e intenso año, muchos trabajadores se plantean cambiar de empleo a la vuelta de sus vacaciones. En concreto, y según Randstad , el porcentaje escala hasta el 28%, una cifra lo suficientemente alta como para analizar las causas que pueden llevar a pensar en el cambio.
Y es que el periodo vacacional, caracterizado por ser de descanso, lleva a un buen número de trabajadores a aprovecharlo para hacer balance de su situación laboral. En ocasiones, pueden concluir que no están cómodos en su puesto de trabajo, lo que les insta a querer cambiar para alcanzar nuevos objetivos o, simplemente, para experimentar un cambio de aires. No obstante, también influye el hecho de que la gente tenga más tiempo libre y, por ende, más posibilidades de buscar otro puesto de trabajo.
Pero toda vuelta de vacaciones ya sea después del verano o de la Navidad, hace que se generen más vacantes. Por un lado, se recuperan procesos de selección que ya estaban en marcha y, por el otro, son etapas que coinciden con los nuevos presupuestos de los departamentos de Recursos Humanos. Asimismo, desde la perspectiva del trabajador, los empleados aprovechan o deberían aprovechar para relajarse, desconectar y reflexionar sobre sus condiciones; desvinculándose de su trabajo del día a día.
“Del mismo modo que sucede con las parejas o matrimonios, las vacaciones son uno de los momentos más indicados para plantearse si la relación (en este caso contractual) funciona o no”. Salvador Sicart, director de Hays Response España, revela que existen estos momentos durante el año, en los que las empresas son más proclives a cubrir vacantes y los trabajadores se toman tiempo para pensar en la posibilidad de cambiar de empresa o, incluso, de sector.
Motivos para plantear un cambio de trabajo
En cualquier caso, Luis Pérez, director de Relaciones Institucionales de Randstad, destaca la mejora salarial como el principal motivo por el que un trabajador se plantea cambiar de empleo, pero no es el único. Según el informe Randstad Employer Brand Research, la conciliación entre la vida privada y el entorno laboral es el segundo factor más importante para elegir una empresa en la que trabajar. Y a continuación se situarían otros, como la búsqueda de un ambiente de trabajo agradable, la seguridad laboral o la flexibilidad.
Sicart, por su parte, remarca que en este tipo de cambios se buscan, sobre todo, “nuevas sensaciones”, pese a admitir que la variable salarial es una de las de mayor peso para cambiar de trabajo durante todo el año. Sin embargo, “en estos períodos postvacacionales los cambios de empleo tienen más que ver con la necesidad de cambio de proyecto, reenfoque de objetivos y crecimiento e incluso con el alcance de nuevos horizontes profesionales. Cuando el cambio es fruto de una reflexión tiene más que ver con el proyecto profesional que con el salario”, destaca.
Sea como fuere, el nivel de formación es uno de los factores que más influye a la hora de pretender cambiar de empleo. Pues bien, Pérez sostiene que, en términos generales, y aunque hay excepciones, a mayor nivel formativo mayor es el índice de búsqueda de empleo. Es más, de acuerdo al estudio de Randstad, el 36,7% de los trabajadores con estudios superiores admite querer cambiar de puesto de trabajo después del periodo estival.
“Esto viene motivado por las inquietudes de los profesionales derivadas de su especialización, pero también por el mayor volumen de oportunidades en un mercado con escasez de talento en determinados perfiles”. Y es que, tal y como informa el director de Relaciones Institucionales de Randstad, la tasa de desempleo entre profesionales con educación primaria es 20 puntos superior a la que se enfrentan los ocupados con educación superior, que se sitúa por debajo del 9%, según la EPA del segundo trimestre de este año.
Consejos para lograrlo
Más de 5,3 millones de ocupados estarían planteándose en este momento cambiar de empleo. Para ser más exactos, siempre según Randstad, el 19% de los empleados reconocería que se lo está pensando, aunque aún no haya comenzado la búsqueda; mientras que el 9% admitiría estar buscando activamente una nueva oportunidad laboral.
En este contexto, lo primero que tendrían que hacer quienes quieran disfrutar de una nueva experiencia laboral sería actualizar el currículum, sus redes sociales de búsqueda de empleo y darse de alta en la base de datos de una empresa especializada en búsqueda y selección de talento. Además, Pérez resalta la importancia de tener en cuenta los contactos laborales que se hayan hecho durante la carrera del profesional, ya que “un elevado porcentaje de las ofertas no llega a hacerse público y se cubre con candidatos recomendados por empleados de las propias empresas”.
Sicart, por su parte, recomienda en primer lugar escribir o tener claro qué se quiere. Es decir, qué objetivos se buscan. Y si, normalmente, los trabajadores saben que tienen carencias, también necesitan saber qué buscan concretamente. En segundo lugar, coincidiendo con las recomendaciones de Pérez, sugiere recopilar todas las herramientas de búsqueda de empleo habidas y por haber, ya sean social media (LinkedIn, Twitter…), plataformas de empleo, contactos en la agenda, hacer networking…
Pero Sicart recuerda que, si se trata de un problema de incomodidad o de desencanto en la empresa, antes de buscar la solución fuera, siempre y cuando el trabajo que se esté realizando interese y guste, sería positivo reflexionar e intentar arreglarlo de puertas para adentro. En cambio, añade que si se busca “fuera de casa” una alternativa a los conflictos, lo más probable es que éstos se repliquen allá donde se vaya.
De igual manera, advierte sobre los riesgos de dejarse convencer por otros. En su opinión, antes de aceptar cualquier oferta, se necesita una dosis de realismo, así como una reflexión en torno a si se está cumpliendo lo que se persigue con el cambio profesional.
Finalmente, Sicart subraya un consejo básico en momentos de tanto cambio y movimiento: mantener la cabeza fría para tomar las decisiones adecuadas. “No pasa nada por consultar a un tercero, ya sea un familiar, un amigo o un especialista, antes de dar el paso definitivo”, sentencia el director de Hays Response España.