Las empresas son a menudo organismos inconscientes. La mayoría de ellas tienen la madurez vital de un recién nacido. Muchas sobreviven a base de inspirar ternura o confianza, pero muy pocas saben quiénes son o lo que quieren. No se miran a sí mismas ni se identifican. Aunque parezca lógico decirlo, es bueno recordarlo continuamente: Es necesario ser y estar en tu negocio. Y no me refiero a haber sido o estado o a llegar a ser o estar, sino a ser y estar en el momento. Conectarte.
Muchas empresas me recuerdan a ese joven soldado hoplita que fue al campo de batalla con un escudo más grande que su lanza y murió en el primer encuentro. Aquellas que no lo hacen, sostienen su agonía. Y créanme, he visto agonías realmente aparentes y lustrosas capaces de convencer al 80% de los accionistas. Pero no por ello dejan de morir.
Creo que todo esto ocurre porque una de las peores adicciones que existen –la que probablemente ha hecho más daño a la humanidad- es la adicción al pensamiento. No sabemos no pensar, prestar atención o detenernos. La increíble capacidad del ser humano para conceptualizar la realidad intentando hacerla suya, nos hace perder diariamente millones de oportunidades para vivir, desarrollarnos y disfrutar en este mismo instante. Nos cubrimos de condicionantes de pasado y de futuro que nos impiden hacerlo. Solo hay un problema, amigo. El tiempo no es operativo sino en la mente de los hombres. Nos ayuda a entender el ciclo de la vida, pero nadie puede actuar en el pasado y nadie puede actuar en el futuro. Y desde luego no de una forma tan auténtica y fiable como las acciones que podemos construir en el presente.
Hoy quiero hablar de la importancia y el enorme potencial de desarrollo que poseen aquellos negocios que orientan su actividad hacia el autoconocimiento. Suelen hacer uso, a veces sin saberlo, de una técnica altamente productiva que una gran parte de los profesionales del acompañamiento llevamos empleando miles de años. Lo llamamos presencia y tiene que ver con sentirte plenamente consciente del momento en el que te desarrollas y a través del cual estás creciendo. Mediante el entrenamiento continuado de la presencia, una organización es capaz de liberar de forma efectiva el peso de su mochila de ficciones. Porque toda organización tiene una mochila de ficciones que parecen limitarla. Esta mochila suele estar formada por el pasado y el futuro de la organización, que se traducen en recuerdo y anticipación. Ambos son claros limitantes de cualquier negocio y generan comportamientos compulsivos y reactividad.
Por el contrario, la presencia es un estado individual o colectivo en el que las personas o sus organizaciones focalizan toda la energía a su actividad ahora y dejan de intentar completar o fortalecer la idea que tienen de sí mismos para explorar diariamente lo que son. Durante este proceso de toma de responsabilidad, la actitud cambia desde el modo de supervivencia que está sostenido sobre su ego al modo de vivencia, donde el objetivo no es llegar sino disfrutar y ser conscientes del camino para poder llegar. Porque las empresas actuales en su estado natural y rodeadas de un clima de deseo, son y promueven el ego como forma de vida y recompensa. Su combustible es el conflicto. Mientras centran toda su energía en la búsqueda de una idea de sí mismas, las organizaciones con sus directivos a la cabeza pierden el contacto con su realidad, dejan de estar presentes, pierden su capacidad de observar. Todo lo que dan y reciben es ego y está fundado en el ataque y la defensa. Progresivamente la autojustificación invade a sus equipos, porque todo su ser está eclipsado por su hacer.
Instalados en el inmovilismo, buscan una realización futura que jamás acaba de llegar. Abandonan finalmente su interés por el presente, por aquello que son y lo que les rodea. Todas esas pautas que has ido creando y asumiendo se apoderan de ti y de tus actos. Tu aislamiento va creciendo mientras permaneces instalado en el tiempo –en lo que fue tu empresa o lo que puede ser- y no en el extraordinario valor de tu presente, de lo que ya eres, de lo que ya tienes. Para el ego de tu empresa eso ya no importa. Lo realmente necesario –se dice- es seguir avanzando en la búsqueda incesante de tu norte.
Yo tengo una propuesta alternativa que hoy te ofrezco:
Descubre lo que eres
No te identifiques con tu pensamiento o con tus juicios, permanece abierto a lo que eres. Todo lo que eres es ahora. Esta es tu única oportunidad para lograr un cambio y trabajar de forma efectiva por los tuyos.
Se tu observador
Observa diariamente cómo tiendes a justificar tu comportamiento. Se testigo continuo de tu intento por huir hacia atrás o hacia delante. Asume esta limitación y observa cómo tu negocio puede que dedique muy poca energía en su presente. Visualiza esos momentos en los que tu organización parece estar alerta u obsesionada por estarlo. Reconoce cómo cada uno de esos estados de alerta solo son pilotos automáticos que identifican tu emergencia.
Educa tu conciencia
No te centres tanto en tu objetivo. Inunda tu vida de presente. Nunca podrás eliminar de forma pura y absoluta tus juicios o el efecto limitante de abandonar el foco en lo que eres para pensar en lo que puedes llegar a ser. Nadie lo ha hecho nunca. Pero sí puedes equilibrar los pesos. No es tan importante anular nada en concreto como el hecho de que seas consciente de lo que haces y sepas actuar en consecuencia. En la extraordinaria película Lincoln (Spielberg, 2012) en la que se retrata la personalidad del presidente, este le dice al congresista Stephens:
“Una brújula, por lo que aprendí cuando hacía estudios de terreno, lo que nos señala es el norte desde nuestra posición. Pero no nos puede advertir de los pantanos, desiertos y abismos que encontramos a lo largo del camino. Si al buscar nuestro destino nos lanzamos inconscientes de los obstáculos y acabamos hundiéndonos en un pantano, ¿de qué sirve saber dónde está el norte?”
Practica la presencia
Accede a la quietud de tu negocio para que este se mueva por sí mismo. Conoce a qué huele y por qué respiran tus colaboradores y clientes. Eres parte de un sistema, de acuerdo, pero es un sistema interdependiente. No es tan importante que creas saber hasta dónde puedes llegar como que cada día valores y trabajes con aquello a lo que ya has llegado. No tendrás ningún futuro si no eres presente.
Imagen @kenteegardin distribuida con licencia Creative Commons BY-SA 2.0